jueves

NOCHE OSCURA (50) - SAN JUAN DE LA CRUZ


LIBRO SEGUNDO

DE LA NOCHE OSCURA, TRÁTASE DE LA MÁS ÍNTIMA PURGACIÓN, QUE ES LA SEGUNDA NOCHE (PASIVA) DEL ESPÍRITU.

CAPÍTULO 16 (2)

Pónese el primer verso y explícase cómo, yendo el alma a oscura, va segura.

De aquí es que todo lo espiritual, si de arriba no viene comunicado del Padre de las lumbres, sobre el albedrío y apetito humanos, aunque más se ejercite al gusto y potencias del hombre con Dios, y por mucho que les parezca los gustan, no los gustarán divina y espiritualmente, sino humana y naturalmente, como gustan las demás cosas, porque los bienes no van del hombre a Dios, sino vienen de Dios al hombre. Acerca de lo cual (si este fuera lugar de ello) pudiéramos aquí declarar cómo hay muchas personas que tienen muchos gustos y aficiones y operaciones (de sus potencias) acerca de Dios o de cosas espirituales y por ventura pensarán ellos que aquello es sobrenatural y espiritual, y por ventura no son más que actos y apetitos naturales y humanos, que, como los tienen de las demás cosas, los tienen en el mismo temple de aquellas buenas cosas buenas, por cierta facilidad natural que tienen en mover el apetito y potencias a cualquier cosas.

6 / Si por ventura encontráremos ocasión en lo restante, lo trataremos, diciendo algunas señales de cuándo los movimientos y acciones interiores del alma sean sólo naturaleza y cuando sólo espirituales, y cuando espirituales naturales acerca del trato con Dios. Basta aquí saber que para que los actos y movimientos interiores del alma puedan ser llegar a ser movidos por Dios divinamente, primero han der oscurecidos y adormidos y sosegados (en lo natural) acerca de toda su habilidad y operación, para que desfallezcan.

7 / ¡Oh, pues, alma espiritual!, cuando vieres oscurecido tu apetito, tus afecciones secas y apretadas, e inhabilitadas las potencias para cualquier ejercicio interior, no te penes por eso, antes lo ten a buen dicha, pues que te va Dios librando de ti misma, quitándote de las manos las potencias, con las cuales, por bien que ellas te anduviesen, no obrarías tan cabal, perfecta y seguramente, a causa de la impureza y torpeza de ellas, como ahora, que, tomando Dios la mano tuya, te guía a oscuras como a ciego, a donde y por donde tú no sabes, ni jamás con tus ojos y pies, por bien que anduvieran, atinaras a caminar.

8 / La causa también por la que el alma no sólo va segura cuando va así a oscuras, sino aun se va más ganando y aprovechando, es porque comúnmente, cuando el alma va recibiendo la mejoría de nuevo y aprovechando, es por donde ella menos entiende; antes muy de ordinario piensa que se va perdiendo, porque, como ella nunca ha experimentado aquella novedad que le hace salir y deslumbrar y desatinar de su primer modo de proceder, antes piensa que se va perdiendo que acertando y ganando, como ve que se pierde acerca de lo que sabía y gustaba, y se va por donde no sabe si gusta.

Así como el caminante, que, para ir a nuevas tierras no sabidas, va por nuevos caminos no sabidos ni experimentados, que camina no guiado por lo que sabía antes, sino en dudas y por el dicho de otros, y claro está que este no podría venir a nuevas tierras, ni saber más de lo que antes sabía, si no fuera por caminos nuevos nunca sentidos, y dejados los que sabía. Ni más ni menos el que va subiendo más particularidades en un oficio o arte, siempre va a oscuras, no por su saber primero, porque, si aquel no dejase atrás, nunca saldrías de él ni aprovecharía en más. Así, de la misma manera, cuando el alma va aprovechando más, va a oscuras, y no sabiendo.

Por tanto, siendo como habemos dicho Dios aquí el maestro y guía de este ciego del alma, bien puede ella, ya que lo ha venido a entender (como aquí decimos), con verdad alegrarse y decir:



A oscuras y segura.

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