miércoles

JOSÉ VAN ROY DALÍ DESDE PARÍS



NUESTRO COMPATRIOTA HORACIO HERRERA DISTINGUIDO EN PARÍS Y RESEÑADO POR EL MÍTICO HIJO DE SALVADOR Y GALA

Entre el 19 y el 29 de enero se realizó en el Espace Christiane Peugeot el evento internacional Arte Paris / Premio Salvador Dali organizada por ArtetrA - Art Associates, siendo seleccionados para exponer 30 plásticos de diversos países, con José Van Roy Dalí como invitado especial y curador de la muestra que homenajeó a su padre.

La siguiente es la reseña que escribió originalmente en italiano el ya mítico hijo de Salvador y Gala, a propósito de nuestro compatriota Horacio Herrera.

Los infinitos polícromos (o múltiples colores) en la obra del artista Horacio Herrera

En la multiforme (o múltiple) contraposición de colores que, con coherente combinación, se unen sobre las telas de Horacio Herrera, es fácil imaginarse cuánto pueden influir, en la vida de un artista, las condiciones atmosféricas y las maravillosas visiones paisajísticas que la naturaleza de ciertos lugares sabe ofrecer, a manos llenas, a quien sabe observar con el amor que amerita cada forma de belleza natural. Todo esto se evidencia en la primera mirada del color del cielo cobalto del Uruguay que reina soberano en las obras del artista, combinando frecuentemente algunas variantes cromáticas que oscilan entre el rosa pastel, simbólicamente evocativo de la figura humana, y las variables tonalidades del amarillo ocre, que podrían representar el verdadero y propio color de aquella tierra e hipotéticamente de los orígenes de la vida misma.

Luces, sombras y colores parecen moverse y recomponerse técnicamente en un cerco de fuego artificial multiforme de combinaciones poliédricas informales, en las cuales es fácil reconocer artísticamente entre el bien y el mal en eterna contraposición a la manera de aquel enigma vital que diferencia elementos como la seguridad de la tierra, la utilidad del aire y el terror que infunde un mar tempestuoso. Del mismo modo, en el ánimo del Artista Horacio, se oculta el mismo secreto misterioso que mueve su inspiración cotidiana, indecisa entre el deseo de nombrar al imaginario (figurativo) a través del experimento abstracto de la informal composición de su investigación.

De la selectiva comparación del conjunto de colores, Horacio Herrera gira estratégicamente cada acercamiento infinitesimal que podría culparse emotivamente a un espectador distraído pronto a reconocer, en su Arte, una afinidad colorística próxima a la elaboración aérea de Joan Miró. Al mismo tiempo, con la misma determinación el Artista tiende a alejarse simplemente de la reiterada lección compositiva improvisada de Pollock, para emocionar dulcemente  a cada espectador a través de su mensaje personal y breve, en el cual, el acuerdo casual y espontáneo basado en el uso a veces cauto del color, se introduce directamente y en forma subliminal en el ánimo del observador sin ningún límite, transformándose (volviéndose) en una especie de lenguaje universal.

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