Por Belén Fourment
Está el planeta de los muertos, otro de edificios altísimos, uno cuya superficie es de piel y otro de merengue, y hay una chica (una viajera espacial) que los recorre a esos y a otros en una mezcla de cómic con drama distópico que esta escritora uruguaya editó en 2004 y ahora reeditó. De Guía para un universo y de la escritura en general conversó Natalia Mardero.
¿Qué hizo que Guía para un universo vuelva a aparecer?
Es un libro que tiene varios años y quedó un poco perdido, que es algo que suele pasar. Yo le tengo tremendo cariño, y con Martín Fernández de HUM se nos ocurrió reeditarlo porque nos parecía bueno rescatarlo. Es casi lo mismo que en 2004, con algún ajuste.
¿De qué idea partiste para hacer este libro?
Me acuerdo que era 2002, plena crisis, y que andaba haciendo malabares con los trabajos. Estaba en problemas, y venía de Posmonauta que era un libro de cuentos más autorreferenciales. Siempre me gustó la ciencia ficción más humanizada, como Crónicas marcianas de Ray Bradbury, y por ahí empieza la idea. Después me di cuenta que era un escape, medio: "¡sáquenme de acá! Me voy a otros planetas".
¿No tuviste ningún reparo con la ciencia ficción?
No, es cierto que acá no es demasiado popular el género, pero a mí me gustaba más lo humano en nuevos territorios y no lo netamente científico/tecnológico. Podía volar, no tuve reparos en inventarme cualquier cosa (se ríe). Tiene una mezcla de libro infantil, me tomé libertades.
Es más fantástico, quizás.
Exacto.
Guía comparte con tu última novela, Cordón Soho, el relato cinematográfico. Es una gran escena: no se sabe de dónde viene ni a dónde va la protagonista. ¿No te inquieta contar un poco más?
A veces sí, de hecho ahora experimento otras cosas, como ser más explicativa o realista. Pero me encanta eso de situarte en la escena sin saber de dónde se viene, ir a lo esencial. Eso en Cordón Soho fue más que evidente, y acá ahora que lo decís también pasa. Trato de no perder tiempo, pero ahora estoy escribiendo cuentos que tienen siete u ocho páginas, que para mí es mucho.
¿Tienen temática común?
Estoy abandonando el mundo adolescente por razones obvias. Cumplir 40 fue un sacudón, pero no es sólo eso: las problemáticas que me rodean empiezan a ser distintas. Me estoy metiendo más en eso, sin perder cierta frescura y un modo de decir propio.
¿Siempre tuviste poder de síntesis, o fuiste llegando?
Siempre lo tuve y siempre me gustaron los textos que, cuanto más cortos y contundentes, mejor. La literatura que más me gusta es esa, la norteamericana en la que pulen y pulen, y sacan todo lo que está de más, lo que no aporta. Eso me parece maravilloso. Quizás hay gente que descalifica lo corto porque le parece insuficiente, pero para mí no: cuanto más puedas decir en poco espacio, mejor. Está buenísimo.
¿Desde cuándo escribís?
De adolescente, muy chica. No había fantaseado demasiado con la idea de ser escritora, pero ya en facultad empecé con los talleres literarios y ahí hice un click. Yo no conocía a ningún escritor y ahí te encontrabas con gente que tenía esa pulsión, que leía lo que vos hacías y te hacía devoluciones que estaban de más. Fue ahí que me di cuenta que capaz tenía algo para decir.
¿Siempre lo disfrutaste?
Capaz que ha habido algún texto que viene de zonas más dolorosas, y trabajar con ese material es más complicado, pero en general lo disfruto. Me meto en ese canal y me olvido de todo.
Si tuvieras que ponerle una banda sonora a Guía para un universo, ¿cuál sería?
Algo atemporal, futurista-retro. B-52s me lo reimaginé.
Guía para un universo
Autora: Natalia Mardero. Ilustrador: Eduardo
Barreto. Editorial: HUM Páginas: 102. (El País / 30-11-2016)
No hay comentarios:
Publicar un comentario