domingo

ENCUENTRO CON LA SOMBRA (El poder del lado oscuro de la naturaleza humana) - 142



OCTAVA PARTE

LA CONSTRUCCIÓN DEL ENEMIGO: ELLOS Y NOSOTROS EN LA VIDA POLÍTICA

33: EL DESDOBLAMIENTO Y LOS MÉDICOS NAZIS (4)

Robert Jay Lifton

En términos psicológicos podríamos decir que el potencial adaptativo que hace posible el desdoblamiento es inherente al psiquismo humano y puede servir tanto para salvar la vida de un soldado en combate como la de una víctima de la barbarie de Auschwitz. Para poder sobrevivir en situaciones tan extremas el sujeto debe sufrir algún tipo de desdoblamiento. Obviamente, la función de este “Yo adverso” es la de potenciar la vida pero en ciertas condiciones puede potenciar una entrega incondicional al mal.

La situación de los médicos nazis me recuerda uno de los ejemplos de Rank (tomado de la película alemana de 1913 El estudiante de Praga). En esa película un estudiante, campeón de esgrima, acepta la oferta que le hace un mago negro de proporcionarle todo tipo de riquezas y la oportunidad de casarse con una mujer a la que ama a cambio de cierto objeto de su habitación, la imagen en el espejo del estudiante -una representación habitual del doble. Esta imagen termina utilizando los conocimientos de esgrima del estudiante para matar en duelo a un pretendiente de su amada (a pesar de que el estudiante -el yo original- había prometido al padre de aquella que jamás le desafiaría en duelo). Esta variante de la leyenda Fausto sigue idénticos lineamientos que el “pacto” entre los médicos nazis y el régimen de Auschwtiz. Para ejercer en Auschwitz utilizaban el Yo Oponente, un Yo que violaba sus normas morales anteriores aprovechando sus conocimientos técnicos sin encontrar la menor resistencia. (7)

Rank subrayó que el simbolismo de la muerte del doble constituye un “síntoma de la desintegración de la personalidad moderna” que conduce a la necesidad de “autoperpetuarse en la propia imagen” (8), lo que podríamos llamar una forma literal de inmortalidad opuesta a una forma simbólica de inmortalidad que trata de “perpetuar el Yo en las obras que reflejan la personalidad de su autor”. Para Rank, el mito de Narciso, por ejemplo, nos advierte del peligro de una concepción literal de la inmortalidad y de la necesidad de potenciar la concepción simbólica (encarnada por el “héroe-artista”). (9) Pero el movimiento nazi animaba a su supuesto artista-héroe, el médico, a que permaneciera, al igual que Narciso, esclavo de su propio reflejo. No podemos, en este punto, dejar de recordar a Joseph Mengele -paradigma de todos los médicos de Auschwitz- y su búsqueda narcisista del poder absoluto. (10)


Notas

(7) Rank,  Double, pp. 3-9; Rank, Beyond Psychology, pp. 67-69. Sobre “El estudiante de Praga”, véase Siegfred Kracauer, From Caligari to Hitler; A Psychologal History of tthe German Film (Princeton. N.J.: Princeton University Press, 1947), pp. 28-30. El primer estímulo de los estudios de Rank sobre el tema del doble procede de su visión de la película El estudiante de Praga en una reposición efectuada a mediados de 1925. A partir de ese momento, siguió interesado en este tema durante toda su vida. Rank también advirtió las similitudes existentes entre el guión del autor, Hans Heinz Ewers, y el cuento de E.T.A. Hoffman, “Story of the Lost Reflection”. (Véase E.T.A Hoffman, “Story of the Lost reflection”, en J. M. Cohen, ed., Eight Tales of Hoffman (Londres, 1952).
(8) Rank, Beyond Psychology, p. 98.
(9) En sus primeros trabajos, Rank parece seguir a Freud al relacionar el mito con el concepto de “narcisismo”, es decir, con la libido dirigida hacia el propio ego. Sin embargo, da la impresión de que Rank no estuviera muy entusiasmado con ese punto de vista y de ahí que subrayara de continuo el tema de la muerte y de la inmortalidad subyacentes al narcisismo. En su formulación última, Rank llegó a la conclusión de que el tema de la muerte y de la inmortalidad subyacentes al narcisismo. En su formulación última, Rank llegó a la conclusión de que el tema de la muerte era un elemento fundamental en el mito de Narciso y se refirió en tono levemente despectivo “a ciertos psicólogos contemporáneos… (que) afirmaban haber hallado en este mito un símbolo del principio del amor hacia uno mismo”. (Véase Rank, Beyond Psychology, pp. 97-101). En esa época Rank ya había roto con Freud y establecido firmemente su propio punto de vista.

(10) Rank, Double, p. 76.

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