domingo

7 POEMAS DE LUCÍA MAZZINI



UNA SIRENA HERIDA POR EL RECUERDO DE UN FÓSFORO

Parece increíble que estos siete textos de Lucía Mazzini (Uruguay, 1996) hayan sido construidos en plena adolescencia con una conciencia poética que no describe desahogos sino que elabora perlas curativas con una gracia de profundidad y vuelo tan frescas como vigiladas hacia un destino artístico que asume referencialmente la magistral definición de Pessoa:

Cuando escribo, me visto solemnemente. Tengo salas especiales, recordadas por otro en intersticios de la figuración, donde me deleito analizando lo que no siento y me examino como un cuadro en la sombra.

Claro que en este caso habría que sustituir el deleite analítico de lo que no se siente por el de la misión de un alma que debe emerger del Ponto a ordenar el paisaje del dolor (para hablarlo en Botticelli, Lorca y Lezama Lima al mismo tiempo) con el deseoso desmelenamiento de una desnudez triste.

El deseo me rodea como un tigre / y al mirarlo te veo entre su piel rayada / si venís lentamente hacia mí, te prometo / tocarte con mis dedos de sigilo / en aquel pensamiento de pétalos de aurora / y volver a despertar cuando los girasoles, / cansados / se cierren bajo el soplo de la tarde.

Y aquí sí se encadenan aterciopelados intersticios de la figuración preparados en las salas especiales donde esta muchacha de precocidad delmiriana segrega un nácar inédito como el que usan las ostras para encapsular los tumores arenosos con que las enferma el mar.

Pero hay otras dos tonalidades extremas que deben subrayarse en los tópicos que versatiliza relampagueantemente el universo lírico de Lucía Mazzini: la de la ternura prenatal y la del pataleador hastío rabioso de la mismísima ninfa Eco, petrificada frente al endémico narcisismo del mundo (que es macho).

Y si te vi jugar en el sol, si te vi mover tus manos sobre los ladrillos cuando jugabas a la escondida, / y si yo estaba allí cuando llorabas sola / en tu cuarto / con lágrimas de nieve, le pregunta insólitamente la poeta a su mamá: y si te digo que / yo te vi bailar / feliz / en la placenta, y que un tiempo después / formé parte de tu ombligono sentiste, acaso, mi último beso / un poco antes de escuchar / mi primer llanto?

Y sin embargo a la misma aniñadísima muchacha se le puede disparar de repente una especie de espanto sepulturero que la hace bambolearse en la peor de las cornisas:

si es que existe algo así como el hastío / algo así como un estado monocorde de tristeza / donde los huesos lloran y la piel todo lo cubre / y los dedos tiemblan desde un bolsillo secreto / donde la danza se quiebra como una pierna en dos partes / y todo amor y toda gloria se parecen a los peces / que se escapan en el agua al ser tanteados torpemente / y si el hastío se parece a un grito ahogado en la historia / y se parece al dolor y al cansancio y al llanto / y a una paloma sangrienta llevando un ramo en su pico / desnorteada en un cielo que no encuentra sosiego

Aquí la Venus se transforma en una sirena herida por el recuerdo de un fósforo y no tiene más remedio que desafiarse a seguir sobreviviendo segregando más nácar curativo.

Hugo Giovanetti Viola



1 / deseo

deseo:
fascinación inmediata
algo así como
una media llena de hormigas
unas ganas de usar
la lengua
los dientes
la boca
como una cadena en llamas.
el deseo no besa, consume
el deseo no prueba, lame
y podría describirse como un caballo empapado
mirando desde la noche;
como
la cama de la miseria en el sueño de los extraños
aquella caricia tenue,
el sol quemando una parte
blanca.
si el deseo se consuma no es deseo, es la canción lejana
de una sirena herida por el recuerdo de un fósforo
sin embargo,
el deseo se parece a la sonrisa
a una mano deslizada en una espalda
a la punta de la lengua en posición frágil de cisne
a las ganas de nadar
y ser nadado


2

el deseo me rodea como un tigre
y al mirarlo te veo entre su piel rayada
si venís lentamente hacia mí, te prometo
tocarte con mis dedos de sigilo
en aquel pensamiento de pétalos de aurora
y volver a despertar cuando los girasoles,
cansados,
se cierren bajo el soplo de la tarde


3 / mirémonos

mirémonos en la noche, cuando todo es oscuro
cuando nadie ve las sombras o las flores
mirémonos en redondo
mostrando apenas el brillo de los secretos
guardando sollozos y temblando el sabor amargo de lo que hay dentro
miremos los viejos tronos donde posábamos los cuerpos
allá, en el casi olvido, en el casi muerto
en el tiempo
mirémonos rápido, fugazmente,
para curar en la soledad lo que los dos vimos
la otra parte de lo que somos
el ser etéreo
siempre solo
encendido.

mirémonos sin retorno, cuando aún hay tiempo
cuando todos ven que estamos al acecho
mirémonos de cerca
mostrando el deseo oculto bajo el pellejo
sacando besos al aire y bailando sobre los suelos del universo
miremos los ataúdes donde dormíamos al sueño
allá, en el aljibe fresco del recuerdo
en el viento
mirémonos lento, como la lava,
para que ardan las soledades que nos hirieron
la otra parte de lo que somos
el ser presente
conscientemente
apagado.


4 / el último beso

(para mi mamá)


y si te digo que te vi antes, desde las nubes de distracción en los rincones del aire, 

si te digo que estabas junto a la estufa
en agosto de 1986
y yo te estaba mirando
con los ojos del fuego?
y qué tal si yo estaba en las caras de los cuadros imitados de edgar degas
donde las bailarinas no bailan 
pero parece que acarician el aire?
y si te vi jugar en el sol, si te vi mover tus manos sobre los ladrillos cuando jugabas a la escondida?
y si yo estaba allí cuando llorabas sola
en tu cuarto
con lágrimas de nieve?
y si fui yo quien censuró el sueño de los militares
llevándose a tu hermana?
qué dirías si supieras que
cuando te rompieron el corazón
yo cubrí el suelo de besos y de flores invisibles
para proteger tus caídas de los quiebres de la desazón?
qué hubiese sido de nosotras
si me hubieses descubierto
en el renglón de un cuaderno
en un poema
en lo oscuro.
cómo interpretarías que cuando quisiste estar
sola, sola,
sola,
yo me deshice de mí
y esperé recostada en tu oído?
y si te digo que
yo te vi bailar
feliz
en la placenta, y que un tiempo después 
formé parte de tu ombligo?
no sentiste, acaso, mi último beso
un poco antes de escuchar
mi primer llanto? 



5 / vamos

vamos, mi amor
que la noche está cayendo
y los pájaros regresan a su nido de delicia.
vamos, mi amor
que es tarde
no te desarmes en piezas azules cuando te busque en la memoria
tus manos solo besan las bocas tristes
tus dedos son la caricia de las miradas.
vamos ahora
el mundo está esperando nuestra historia
las flores se sonríen cuando estás viéndolas.
vamos, mi amor
tu pecho late como las rimas de los poemas
el suelo quiere abrazarte los pies
yo quiero tocar tus palabras muertas.

vamos, mi amor, que cae la noche.


6 / reiteración

Sabés amor, de repente
las cosas no son lo que fueron. Tus manos
yo las veo en el aire
cuando hablás de todo eso que baila
como un pájaro perdido, así te busco
así tus manos.
Sabés amor, no hay olvido, y sin embargo
este cuerpo no se cansa de olvidarte. No habrá un día
para saber lo que fue; para saber si supimos
o fue ganando
aquello que queríamos perder
¿el miedo?
el qué será de nosotros si de pronto...
Vos ya sabés, amor
tu mano fue siempre un anhelo, y sabés
(también yo) que nunca entendí otra manera


7

si es que existe algo así como el hastío
entonces manifiesto que estoy harta
que ya no quiero hablar con esta boca
que ya no sé tocar con estas manos
que mis ojos estarán muertos y blancos
y que si llega un día nuevo en la mañana
y el sol se muestra descansando en mi escritorio
y canta un pájaro en un árbol en el patio
no sentiré aquella alegría que sentía
no querré ver por la ventana el feliz nido
no habrá en mi pecho espacio alguno para el canto

si es que existe algo así como el hastío
algo así como un estado monocorde de tristeza
donde los huesos lloran y la piel todo lo cubre
y los dedos tiemblan desde un bolsillo secreto
donde la danza se quiebra como una pierna en dos partes
y todo amor y toda gloria se parecen a los peces
que se escapan en el agua al ser tanteados torpemente
y si el hastío se parece a un grito ahogado en la historia
y se parece al dolor y al cansancio y al llanto
y a una paloma sangrienta llevando un ramo en su pico
desnorteada en un cielo que no encuentra sosiego

y si algo así como el hastío se apodera de la guerra
en un espacio donde magia y realidad se entrecruzan
y la sangre derramada vale algo más que sangre
y en una voz un pueblo ha gritado alto el fuego
si la paz, como un niño, da sus primeros pasos
y un zapato la aplasta como quien pisa un chicle
mata una hormiga o da un paso indiferente
entonces estoy harta, manifiesto que estoy harta
y el silencio del mundo me aturde y me desquicia
y la paz nuevamente tiene manchas de sangre
y mañana, al despertar, pensaré que soñaba.

5 comentarios:

Susana Castro Conti dijo...

Excelentes Lucía!!! El que es para tu mamá me pareció de una hermosura especial! Me conmovió! Te felicito!

Unknown dijo...

Excelente. Y el último una maravilla! Gracias!

Alvaro dijo...

un disfrute...

Unknown dijo...

Exquisita sensibilidad femenina. Parecen versos de una poeta experimentada, o de alguien con mucho más camino vital recorrido. Realmente, Lucía es la nueva Delmira de la poesía uruguaya. Mis sinceras felicitaciones!

annabel dijo...

Muy buenos Lu...felicitaciones!

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