domingo

OLGA PIERRI (1914 - 2016) DESPEDIDA PARA UNA MARIPOSA MONARCA



Hugo Giovanetti Viola

El siguiente texto está inserto como quinto capítulo en un trabajo mucho más extenso que se titulará La mirada de Olga Pierri.

https://www.youtube.com/watch?v=xj5vM65bBQs&feature=share


5 / VUELO

Hoy se cumple una semana de lo que me niego a llamar tu muerte, Olga.

Alfonso: estás mirándome, lo veo -le escribió Vallejo en octubre de 1937 a un músico que fue su compañero del alma: desde el plano implacable donde moran / lineales los siempres / lineales los jamases. (…) yo todavía sufro, y tú, ya no, jamás, hermano!

El viernes pasado te cremaron en el Cementerio del Norte, y los pocos amigos que acompañamos a la crisálida deshabitada en que se había transformado tu corporalidad terráquea sonreíamos sabiendo que la luz no se entierra.

Esa frase fue dicha por el personaje angular de una novela que te dediqué hace 31 años, y el personaje está inspirado en tu legendario tío abuelo Sabino, que murió pintando frescos en un manicomio bonaerense después de haber enviudado muy joven.

Ah, la intransigencia que nos transfigura como la implosión íntima de un rayo que llega desde el Fondo del Mundo y se interna en el Sol Eterno!!!!

Y en tu caso se trataba de una intransigencia sólo comparable al empuje purificador de Artigas, Herrera y Reissig, Torres García o el Negro Jefe, aunque la mariposa salvaje que te habitaba irritó de por vida al establishment machista y llegaste a pasarlas peor que el mismísimo Gregor Samsa.

Pero nunca dejaste de sonreír y de guiar a tus alumnos hacia la búsqueda del todopoderoso resplandor de la perla que surge cuando la ostra exorciza con legítimo nácar espiritual el enfermizo contagio del mundo (Felisberto Hernández dixit).

Y la incanjeable profundidad de tu técnica se basaba en enseñar a dejar llegar la maravilla inédita que fluye de nuestra psiquis cuando estamos en misión de enriquecer la vida y no de reinar efímeramente en la rimbombancia del circo culturoso.

Nunca aceptaste los recetarios ad usum de los cultivadores de perlas artificiales y eso fructificó planetariamente en los aterciopeladísimos tsunamis con los que tu sobrijo terminó por derrotar la hegemonía del academicismo sin vocación de vuelo.

Una vez escuché a Martha Argerich comentando en la televisión que Daniel Barenboim siempre le decía que ella era un cuadro sin marco.

Y vos siempre fuiste así, Mariposa Monarca.

Y fue San Agustín el que sentenció que cuando se ama de verdad no se sufre y si se sufre se llega a amar hasta al mismo sufrimiento.



https://www.youtube.com/watch?v=M9JFNdJnJ10

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