sábado

HUASIPUNGO (7) - RICARDO AROCENA


Algunas cuestiones sobre las ciencias sociales latinoamericanas, el desarrollo, el subdesarrollo y la dependencia (*)

12. Los problemas del subdesarrollo

Para nada han sido creativos los organismos internacionales a la hora de describir el status actual de nuestros países. Continúan, pese a todas las críticas que tal terminología ha generado, definiéndolos en forma eufemística como "subdesarrollados", o "en vías de...", etc. ¿Cómo definir entonces al subdesarrollo, si no se quiere caer en la simplicidad de Perogrullo, describiéndolo como "ausencia de desarrollo" ni equipar la definición al de "sociedad tradicional", como lo hacía hacia la década del ´50 el sociólogo norteamericano Rostow?

El economista francés V. Dominique solía decir que "un país subdesarrollado se caracteriza por el retardo de las fuerzas productivas materiales y humanas, causado por relaciones de producción ellas mismas en retardo en relación a las que existen en los países avanzados". Pero esta definición para muchos autores es incompleta, porque no tiene en cuenta el conjunto de relaciones de producción del país en cuestión y su posición en el cuadro de la economía mundial.

Así es que desde los años ´60 fueron cobrando fuerza definiciones según las cuales el subdesarrollo es producto del desenvolvimiento desigual del capitalismo, de la frustración de la revolución democrático burguesa en continentes enteros, de la formación del sistema colonial del imperialismo y del mantenimiento de relaciones precapitalistas.

En su momento la caracterización del subdesarrollo promovió la discusión sobre si los países de América Latina podían considerarse o no capitalistas. Muchos hablaban de países semicoloniales o afirmaban que los niveles de desarrollo estaban determinados por la existencia o no, de relaciones semi-feudales de producción. Pero la discusión cambió en determinado momento de ejes, aceptándose que los países latinoamericanos soportan un desarrollo capitalista deforme, con latifundios, con relaciones precapitalistas en muchos casos, pero subordinadas en general a las relaciones de producción capitalistas, de corte hegemónico.

Ahora bien, hoy en día, y en el marco actual de concentración de capital, de relocalización e internacionalización del proceso de producción, con gigantescos mercados financieros que actúan "en tiempo real", ¿en qué punto queda esta discusión? Es decir, la investigación actual tiene mucho de rescate, pero también mucho de "aggiornamiento", de encarar realidades completamente nuevas, cambiantes, que se suman, cambian o mixturan a las ya existentes. Ni los países subdesarrollados y dependientes, ni los países imperialistas son iguales a como eran en los ´60. La "aldea global" de Mc Luhan, convoca a definiciones.

Procurando aprehender la realidad, el economista Jorge Quartino, escribía en su libro póstumo que estamos "ante una actualización siglo XXI (nueva fase trasnacional) del fenómeno del imperialismo, que ya ha adquirido un estado permanente en el capitalismo. Las ´modernizaciones´ del capitalismo no hacen más que afirmar su esencial proceso de expansión, dominio y creciente desarrollo desigual, tanto en lo económico social como en lo político-militar; ya sea con referencia a los países, regiones y continentes o a las clases sociales que se desenvuelven en todos ellos".

13. ¿Un mundo diferente?

Como consecuencia de todo lo anterior, crece la marginación y la exclusión tanto de naciones enteras, como de enormes sectores sociales dentro de cada país, sin olvidar a un "cuarto mundo", que dentro de los países desarrollados, emula en todo al "tercero". Hasta personalidades "insospechables", como ex funcionarios de los propios organismos internacionales, o cabezas visibles de grandes corporaciones como el húngaro norteamericano George Soros, autor de varios ensayos sobre la situación mundial, expresan preocupación ante la actual situación.

Soros ha alertado que: "Una sociedad guiada por la supervivencia del más fuerte se desintegra si algo no la mantiene unida, y lo que mejor la une es una amenaza externa. En algún momento esta amenaza fue la guerra fría, en la que los Estados Unidos podían ser los líderes del mundo libre. Hoy extrañan esa situación y buscan nuevos enemigo, arriba y abajo. Y, al hacerlo, me da la sensación que los van a encontrar, arriba y abajo", ante lo cual reclama "una nueva coalición para cambiar la economía global a favor de los pobres".

A estos planteos se ha sumado el madrileño Manuel Escudero, experto en problemáticas macroeconómicas, quien después de enumerar las dificultades ocasionadas por la "globalización" y los problemas en materia de balanza de pagos de los países subdesarrollados, concluye que el problema de la deuda externa se ha agravado, ya que su monto se ha duplicado entre 1992 y 1998. Y anota que "Con ello, el esfuerzo para pagarla ha aumentado, y hoy los 156 países en desarrollo gastan como media el 39% de lo que producen en satisfacer lo que deben".

Consolidar el actual estado de cosas, que concentra el poder en cada vez menos manos, implica canalizar el pensamiento y las actitudes de la gente dentro de límites aceptables y controlar los medios que fabrican consensos, para como dice Noam Chomsky "domesticar el rebaño perplejo", a
partir de democracias... en realidad no tan democráticas.

A este respecto, por ejemplo Frank Hinkelammert alerta que vivimos en democracias "agresivas, sin consenso, con extremo control de los medios de comunicación por intereses económicos concentrados, en las que la soberanía no reside en los gobiernos civiles, sino en los ejércitos y, más allá de ellos, en los organismos financieros internacionales que representan los países del centro (...) se trata de democracias controladas, cuyos controladores no están sometidos a ningún mecanismo democrático".

No son pocos los autores que acompañan estos puntos de vista y definen a las actuales democracias globalizadas, como "tuteladas", "limitadas", "restringidas" o "controladas" según la visión o escala de matices con que se mueve cada uno. Democracias que concentran el poder en organismos permanentes, no electivos y por lo tanto no sujetos a cambios electorales como los Consejos de Seguridad Nacional allí donde existen, los Bancos Centrales, las instancias económicas asesoras, los Tribunales Constitucionales, etc. Por las dudas, por si todo eso fallara, una nueva superestructura militar agresiva para con las naciones subdesarrolladas, hace hincapié en nuevos "pactos", en tropas de despliegue rápido y hasta en guerras de "baja intensidad", con las que se procura desalentar cualquier disidencia.

El economista Héctor Tajam no duda de que "la idea de un poder tecnológico que avanza sin pausas, que todo lo absorbe, irresistible en una aparente objetividad omnipresente, que parece no pertenecer a nadie ni responder a intereses concretos, sí ha logrado en buena medida, aquellos objetivos que perseguía Fukuyama. La tecnología, a través de una pretendida neutralidad, despojada de elementos subjetivos (es decir de quienes la controlan, y bajo qué intereses concretos es desarrollada), se nos presenta como capaz de resolver todos los problemas que la humanidad ha soportado desde que el hombre tuvo conciencia de sí mismo". Al parecer, el fin de la historia en su versión panglosiana, resulta tener la imagen de Robocop.

(*) El presente trabajo fue realizado hace más de una década para que sirviera como ayudamemoria de una ponencia realizada en un marco académico. Mucho ha cambiado nuestro continente desde aquel entonces, pero por considerar que lo sustancial del contenido continúa vigente decidimos publicarlo para que sirva como aporte para la discusión sobre el particular momento histórico por el que transitamos.

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