por Hugo Rocca (Proyecto Caníbal Troilo)
El tango es música de inmigrantes; una invención parida en tiempos donde la gente abandonó sus lugares comunes, para salir a enfrentarse al misterio de lo desconocido. Los barcos enlataron seres hasta el cinturón rioplatense; y sus voces culturales / ancestrales comenzaron a gestar emanaciones sonoras donde se revelaban espirales de interacción con las nuevas realidades, nostalgia por el paraíso perdido, fuerza vital para la supervivencia.
Y desde aquellos tiempos primigenios, el tango nunca dejó de reinventarse: al comienzo despuntó periferias de taitas y jailaifes, y hoy maquilla los híbridos clonados con la luz de un ayer, contemporáneo. Desde Troilo a Piazzolla, pasando por la orquesta de D’ Arienzo hasta Tanghetto, el tango fue desenvainando el rumbo estético de cada presente. Ayer el Viejo Farolito, que tan bien describió Edmundo Rivero; un poco más acá, los beats compilados por Gotan Project y Bajofondo.
Dentro del aquelarre musical propuesto por GARUFA!, copulan el virtuosismo académico con el arrabal más descarnado. Siendo retórico: el instinto del tango desbocado es zurcido por las manos precisas de los ejecutantes, quienes abrevan en la raíz orillera, pero atreviéndose a sobrevolar un espacio de alteridad auditiva.
Basta escuchar algunas incursiones a la obra de Piazzolla o al folclore regional, para sentir la irreverencia sanguínea del violinista venezolano Alejandro Loguercio y la rigurosidad expresiva de los uruguayos Ignacio Giovanetti, el contrabajista Felipe Medina, y el vocalista con matices operísticos Oscar Moreira.
Pero además de sus destrezas a la hora de ejecutar los instrumentos, el ensamble se permite sacudirse en la experiencia histriónica. Sobre las tablas de un cabaret imaginario (atendido por barbies de utilería), buscan generar un pastiche de caos, ordenado por la música y la comedia. Y en ese mixing de dinámicas interpretativas, surfean por la declamación, la oratoria y los entramados armónicos que se deslizan entre el azar y el conocimiento de causa.
Me permito hacer una mención especial a la formación guitarrística de Ignacio Giovanetti, quien por momentos pareciera “rescatar” la cópula tanguera del gran Mario Nuñez, pero adobada sobre el crisol alquímico de Olga y Álvaro Pierri.
El 3, 4 y 5 de junio, GARUFA! presentará el espectáculo “El Danubio azul” en el Auditorio Nacional del Sodre.
Una buena oportunidad para acercarse a una propuesta personal, donde la música, el tango y el folclore, cenarán en la mesa de la vida.
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