martes

FERNANDO AÍNSA DESDE ESPAÑA


TRES POEMAS SELECCIONADOS PARA EL PROYECTO PARNASO

A LO MEJOR UN DÍA INTENTARÉ VIVIR TU VIDA

A lo mejor un día intentaré vivir tu vida
cuando tú ya no puedas hacerlo.

Abriré los libros que dejaste en lectura interrumpida

me disfrazaré con tu ropa y pintaré mis labios ante el espejo
con el carmín con que me sedujiste,
cubriré de falso rubor las mejillas y su aire demacrado 
con tus potingues ya rancios, 
disimulando ojeras
(si puedo)
para seguir sin ti en el corso de la vida.

Hurgaré en los cajones de tu cómoda

(intruso como nunca antes lo fuera)
escarbando en tu pasado
y te soñaré
para intentar
—¡por fin!—
comprender el secreto
¿por qué una noche tiré todo por la borda
para seguir por treinta y tantos años tus pasos?

Bodas de Oro, 2011

LAS SÁBANAS HÚMEDAS ESPERAN EL CONTACTO

En las mantas 

(frazadas las llaman por estas latitudes) 
y en las sábanas de la cama, la humedad se solaza en esperarte con esa sensación de frío capcioso con que envolverá tu cuerpo cansado cuando busques el reposo 
(Lo hará como una caricia de la mano helada que cruzas en tu vida, con ese gesto condescendiente del cariño que sólo permanece en el recuerdo)
Comenzará la blanda lucha que se prolonga a lo largo de la noche, 
entre tu cuerpo y esa textura donde la humedad encontró refugio. 
Poco a poco te harás un hueco de tibieza en el que agazapado, 
las rodillas hacia el pecho,
feto replegado sobre ti mismo, 
temiendo estirar los pies hacia esa zona a la que no han llegado, 
donde la humedad señorea invicta
todavía
esperando el contacto de tu piel
espacio que antes ocupaba ella, la esposa,
con su cuerpo 
cuya ausencia respetas no durmiendo de su lado.

Clima húmedo, 2011

ESPERADO FESTÍN EN LAS ALTURAS

Si la ceniza no fuera el destino de mi final ya escrito 

por haberlo así decidido
antes que mi cuerpo sea morada de gusanos 
quisiera que un festín de buitres procurara.

Cuando observo sus desplazamientos

la concentración de que son capaces
ante todo signo de la muerte
silenciosos
batiendo alas en el horizonte
sueño en convocarlos desde mi inercia yacente
llevado a la cima, cerca de su morada.

Lo sé

vendrían desde lejos
Uno de ellos indicando en qué lugar los espera
este banquete que ninguno desdeñará
tanta es “el hambre atroz que nunca se les apaga”.

Feliz picotear de mis entrañas inaugurando el sacrificio

Altar de la celebración
allí estarían los buitres 
Mi cuerpo desgarrado
Carniceros ávidos me repartirían entre ellos
para luego volar en sus cuerpos dividida
mi ambición de frustrado panteísta
agnóstico resignado
creyente en la sola Naturaleza.

Estar, por fin, disuelto en otras sangres,

y decirme
me veo multiplicado desde arriba.
Asimilado, 
sobrevivir en ellos
convertido en carne de su carne
ese destino de un sueño de otros
mito del eterno retorno 
reencarnado en avergonzado poeta 
empeñado en volar hacia lo alto.

Poder del buitre sobre sus lentas alas, 2012

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