“¿CÓMO
NO VA A PODER AZULAR Y PLANCHAR TODOS LOS CAOS?”
Hugo
Giovanetti Viola
Minimal
Tango es un ensemble cosmopolita fundado por el
pianista y compositor argentino (rosarino) Diego Collatti en 2001, al poco
tiempo de llegar a Viena para completar su carrera de Magister universitario.
En un
reportaje que le hicimos para elMontevideano Laboratorio de Artes en 2015,
Diego contó que la patriada surgió cuando vivía en una casa de estudiantes y
compartían la saudade tanguera con un violinista turco, hasta que rápidamente
se juntó con el acordeonista serbio Milos Todorowsky, la violinista búlgara Aya
Georgieva y el contrabajista uruguayo Felipe Medina para fundar Minimal Tango, realizando
enseguida su primer concierto trasmitido en vivo en la sala principal de la
radio de Viena ORF, así como su primera grabación.
¿Pero
por qué le fue creciendo al emigrado rosarino esa protuberante ramificación
estilística tan inusual (que él califica como su nariz de Cyrano) en el ámbito
universitario de la “capital mundial de la música”?
La
respuesta puede leerse en el poema XXVIII de Trilce,
cuando el Cholo Vallejo parece escupir sangre al sentirse exiliado
irreversiblemente del solar
mítico al que Collatti le
gustaría definir como “el patio de su infancia”: (…) y me han dolido los cuchillos
de esta mesa / en todo el paladar. (…) Cuando ya se ha quebrado el propio
hogar, / y el sírvete materno no sale de la / tumba / la cocina a oscuras, la
miseria de amor.
Vale
decir: la mismísima insufrible saudade que acorraló a los inmigrantes
rioplantenses que parieron el tango. Y es seguro que en aquella casa de
estudiantes de la remota Viena la orfandad del pianista no se haya sentido
capaz de sobrevivir espiritualmente sin tanguear la depresión que lo hizo
arrodillarse por dentro como en el Getsemaní.
En una
de sus clases magistrales irradiadas por la televisión, escuché a Daniel
Baremboim contar que en un manuscrito encontrado recientemente, Beethoven
encabezó la partitura de su séptima sinfonía con la palabra desesperación. Estaba en el
peor momento de su vida y solamente una heroicidad
máxima (lo que Collatti suele
llamar la fe de Indiana Jones) podía hacerlo pegar el salto de
garrocha.
Había
que transfigurarse o reventar, maestro.
Porque el tango
es macho, es dolor, tiene olor a muerte, olor a tortas fritas con ajo, acaba de escribir Diego en
el comunicado donde anuncia sus próximas actuaciones en Uruguay y Argentina,
donde actuará integrado al cuarteto Garufa!
Y
volviendo a Vallejo (Trilce VI): ¡CÓMO NO VA A PODER! azular y
planchar todos los caos.
Entonces
el rosarino no tuvo más remedio que sintetizar e integrar las múltiples
estratificaciones de la matriz tanguera (inspirándose especialmente en los
minimalismos de Pugliese, Salgán y Piazzolla) con una diversidad de todo tipo:
“Y demoré en atreverme a plasmar sin molestia el colorinche cultural y estético
en el que nadamos” clarifica después de 15 años de fundado el ensemble: “Y también nos
influyen las posibilidades que nos aporta el atonalismo de raíz bartokiana, o
el rock, el heavy metal y la música electrónica, incluso a nivel acústico: los frulati, los multifónicos, los
efectos de aire, etc. Pero yo voy dejando que todas esas voces sean ensambladas
por el Espíritu Santo”.
Y ya
hace dos años, además, que Minimal
Tango se ha transformado en
un quinteto, después de la inclusión del guitarrista pierrista-grelero uruguayo
Ignacio Giovanetti, que es, por otra parte, uno de los fundadores de Garufa!, lo que ha generado una
particular combustión de cuajadura cósmica: “Con Nacho se está produciendo un
intercambio de amistad y de música que creo que nos hace crecer a los dos.
Actualmente estamos recomponiendo arreglos, reorquestando composiciones y
componiendo juntos: es un apoyo mutuo que le aporta más intensidad y
profundidad a Minimal Tango.
Y eso proviene de que cada uno confíe mucho en el otro. La fe es una fuerza muy
poderosa.”
Y eso va a poder constatarse dentro de muy
poco tiempo en las pantallas, cuando Álvaro Moure Clouzet estrene su
mediometraje “La galante calavera (A propósito del entierro de Julio Herrera y
Reissig)”, que contará con la “despeinadora” (para hablarlo en Cortázar)
versión de Libertango arreglada y ejecutada por Diego
Collatti.
Porque
el gran triunfo de este insólito pianista llegado hace 15 años a Viena fue
poder conquistar, gracias a la todopoderosa alquimia tanguera, la capacidad de
transfigurar las palideces heladas del corazón en abrigos inefables.
Borges
lo expresó así: (…) Vemos / en
el aire la nieve y la queremos.
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