jueves

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS (150) - CLARISSA PINKOLA ESTÉS



CAPÍTULO 14

La selva subterránea:
La iniciación en la selva subterránea


La quinta fase: El tormento del alma (1)

Mientras el rey se aleja en pos de su aventura, su aportación psíquica al descenso de la doncella se mantiene inalterada gracias al amor y el recuerdo. La doncella comprende que el regio principio del mundo subterráneo tiene un compromiso con ella y no la dejará abandonada, tal como le prometió antes de casarse,

Al llegar a esta fase la mujer suele estar "llena de su Yo". Está embarazada, lo cual significa que está llena de una naciente idea acerca de lo que será su vida, siempre y cuando no interrumpa su tarea. Es un período mágico y desalentador tal como tendremos ocasión de ver, pues se trata de un ciclo de descensos, en el que siempre hay otro a la vuelta de la esquina.

A causa de este estallido de nueva vida, la existencia de la mujer sufre un nuevo tropiezo cerca del borde y la mujer vuelve a lanzarse al abismo. Pero esta vez el amor de lo masculino interior y el viejo Yo salvaje la sostienen como jamás la habían sostenido anteriormente.

La unión del rey y la reina del mundo subterráneo produce una criatura. Una criatura creada en el mundo subterráneo es mágica y tiene todo el potencial que se suele asociar con el mundo subterráneo, como, por ejemplo, un oído muy fino y una innata sensibilidad, pero aquí está en su fase de anlage o de "aquello que será". Aquí es cuando a las mujeres que están realizando el viaje se les ocurren sorprendentes ideas que algunos podrían calificar de grandiosas, pues son el resultado de unos ojos nuevos y juveniles y de unas nuevas expectativas. Entre las muy jóvenes podría ser algo tan sencillo como descubrir nuevos intereses y nuevas amistades. En el caso de mujeres más maduras puede ser toda una tragicómica epifanía de divorcio, recuperación y posterior existencia feliz hecha a la medida.

La criatura espiritual induce a las mujeres sedentarias a practicar el alpinismo en los Alpes a los cuarenta y cinco años. La criatura espiritual induce a una mujer obsesionada con la cera de abrillantar los suelos a matricularse en la universidad. La criatura espiritual hace que las mujeres que pierden el tiempo con tareas seguras se echen al camino con la espalda inclinada bajo el peso de sus mochilas.

El alumbramiento psíquico equivale a convertirse en una misma, es decir, a ser una psique indivisa. Antes del nacimiento de esta nueva vida en el mundo subterráneo, es muy probable que una mujer piense que todas las partes y personalidades de su interior son algo así como un batiburrillo de vagabundos que entran y salen de su vida. En el alumbramiento del mundo subterráneo, una mujer aprende que todo lo que la roza forma parte de ella. A veces cuesta llevar a cabo esta diferenciación de todos los aspectos de la psique, sobre todo cuando las tendencias y los impulsos nos repelen. El reto de amar los aspectos poco atractivos de nuestra personalidad constituye una empresa tan ardua como la más difícil que pueda haber llevado a cabo cualquier heroína.

A veces tememos que el hecho de identificar más de un yo en el interior de la psique pueda significar que somos unas enfermas psíquicas. Si bien es cierto que las personas que padecen trastornos psíquicos experimentan también la existencia de varios yos y se identifican con ellos o los rechazan violentamente, la persona que no padece ningún trastorno mantiene los yos interiores de manera ordenada y racional, los utiliza con provecho y le sirven para crecer y prosperar.

En casi todas las mujeres, el hecho de cuidar y criar maternalmente sus yos interiores es una tarea creativa, una forma de conocimiento, no un motivo de inquietud. Así pues, la doncella manca espera el nacimiento de un hijo, un nuevo y pequeño yo salvaje. El cuerpo en estado de buena esperanza hace lo que quiere y sabe hacer. La nueva vida ata, separa y dilata. La mujer que se encuentra en esta fase del proceso psíquico puede entrar en otra enantiodromia, el estado psíquico en el que todo lo que antes se consideraba valioso ya no lo es tanto e incluso puede ser sustituido por nuevos y exagerados anhelos de espectáculos, experiencias y empresas extrañas e insólitas.

Por ejemplo, para algunas mujeres el hecho de casarse lo era todo. En cambio, cuando se produce una enantiodromia quieren ser libres: el matrimonio es perjudicial, es una bobada, una basura y una pura scheisse, una mierda. Sustituye la palabra "matrimonio" por amante, trabajo, cuerpo, arte, vida y opciones y comprenderás la exacta actitud mental propia de este período.

Y después están los anhelos. Una mujer puede ansiar estar cerca del agua o tenderse boca abajo con el rostro en contacto con la tierra, aspirando el olor salvaje. Quizá le apetezca correr de cara al viento o plantar algo, arrancar alguna hierba, arrancar cosas del suelo o plantarlas.

Puede ansiar hacer una caminata por las colinas, saltar de roca en roca escuchando el eco de su voz contra la montaña. Puede necesitar muchas horas de noches estrelladas en las que las estrellas son como unos polvos faciales esparcidos sobre un negro pavimento de mármol. Puede experimentar la sensación de que se va a morir si no baila desnuda en medio de una tormenta, si no permanece sentada en absoluto silencio, si no regresa a casa manchada de tinta, manchada de pintura, manchada de lágrimas o manchada de luna.

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