domingo

GASTON BACHELARD - LAUTRÉAMONT (40)


III (1)

Por lo que se ve, la meditación de una obra profunda conduce a plantear problemas psicológicos que un examen minucioso de la vida apenas podría resolver. Hay almas para las cuales la expresión es más que la vida, algo diferente de la vida. “El poeta” dice Paul Eluard,"piensa siempre en otra cosa”. (9) Y, aplicando esta observación a Sade y a Lautréamont, Paul Eluard precisa: “A la fórmula: usted es lo que es, ellos han añadido: puede ser otra cosa.” En general ¿qué es lo que una biografía puede ofrecer para explicar una obra original, una obra netamente aislada, una obra en la cual el trabajo literario es vivo, rápido, apretado, de donde, por consiguiente, es expulsada la vida cotidiana? Entonces se llega a esas obras que son los negativos de la vida positiva. Ningún revelador los puede rectificar. Hay que tomarlas en su esfuerzo de ruptura; hay que comprenderlas en su propio sistema, como uno comprende una geometría no-euclidiana en su propia axiomática.

Precisamente, se puede utilizar como pretexto los Cantos de Maldoror para comprender lo que es una obra que de alguna manera se separa de la vida usual para acoger otra vida que hay que designar por medio de un neologismo y una contradicción como una vida invivible. He allí, en efecto, una obra que no ha nacido de la observación de los otros, que no ha nacido exactamente de la observación de sí. Antes de ser observada, ha sido creada. No tiene finalidad, y es una acción. No tiene plan, y es coherente. Su lenguaje no es la expresión de un pensamiento previo. Es la expresión de una fuerza psíquica que, súbitamente, se convierte en un lenguaje. En suma, es una lengua instantánea.


Notas

(9) Paul Eluard, Donner à voir, pp. 73-84.

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