martes

EXCLUSIVO / EL POEMA MÁS RECIENTE DE SAÚL IBARGOYEN


ESTRELLA SEMOVIENTE

Vemos que el astro familiar se mueve hacia la noche
de otros sistemas que nuestra especie ignora
suicidándose entre bimbas y vómitos vacíos.
Mas lo vemos como sol que regresa
hacia un rastro de fotones extraviados en un coágulo de niebla
en constante congelación. Porque de pronto nos parece
que todo objeto o viva luz se aleja
en una fuga de colores imperfectos: ni rojo ni azul
ni un tono de tiniebla transparente.
En estos papeles que contienen 
fibras de trapos abandonados núcleos de macerada celulosa
moléculas mojadas de linfa mensual: aquí o acá se percibe
una débil batalla entre palabras sordas: al escribir los signos iniciales
hay un choque en lo apenas profundo de la página:
eso revive el golpe de las palas atravesando
el rumbo que llega hasta el rostro desollado.
Allí la carne es una envoltura de masticado y corroído terciopelo:
allí no existen los cielos sin astros
está la ausencia negándose a la nada:
poca es la materia que disuelve
sus propias partículas baboseadas por una muerte cualquiera
que balas y cuchillos inventaron para sí.
Entonces solo podemos desclavar los instrumentos
quitar las arrugas de la tierra
expulsar el barro de la papelería
escuchar vibraciones de estériles combates
imaginar solamente un gigantesco sol ardiéndose
en medio de esta noche sin nadie 
de la sombra de nosotros.
                                            

Montevideo, 7.XII.15

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