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Lucio Muniz (Treinta y Tres, 1939) es una voz olimareña que ha dejado su registro -grave e infrecuente- en la escena artística nacional. Su vocación se cultivó en el seno de su familia, junto a los acordes que su padre, buen guitarrista, habría de grabar en su médula. Las lecturas de su madre y un inolvidable festival de payadores, encantarían definitivamente a Lucio con el arte de la versificación. Lo que siguió fue la inmersión en un entorno artístico inmejorable: la docencia de Jorge Medina Vidal, la compañía fraterna y artística de Santiago Chalar, Alfredo Zitarrosa, Salvador Puig y otra cantidad de artistas fundamentales, que habrían de potenciar su creación.
Desde Piel y Ceniza (Editorial Cuadernos de Mercedes, 1964.) hasta el presente, fueron más de una veintena de libros editados; desde Simple (Orfeo, 1976), una docena de discos autorales, y una cantidad de participaciones en obras de otros artistas.
En 2010 Muniz fue declarado ciudadano ilustre de Montevideo, y de modo similar, fue distinguido en Rocha con “El Sol de Rocha” (2011) y, anteriormente, en su pago natal con “La guitarra olimareña” (2003).
Recientemente ha publicado sus memorias (Y el mundo simplemente era, Yagurú, 2014),pero, no obstante, su música y su voz insisten como una huella que sigue trabajando en el suelo.
JPP
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