jueves

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS - CLARISSA PINKOLA ESTÉS


CAPÍTULO 14

La selva subterránea:
La iniciación en la selva subterránea


La segunda fase: El desmembramiento (4)

Podemos interpretar la eliminación de las manos psíquicas de la misma manera en que este símbolo era interpretado por los hombres de la antigüedad. En Asia, el hacha celeste se utilizaba para apartar a una persona del yo no iluminado. El elemento de la mutilación como iniciación reviste una importancia fundamental en nuestro relato. Si, en nuestras sociedades modernas, debemos cortar las manos del ego para poder recuperar nuestra función salvaje, es decir, nuestros sentidos femeninos, conviene que se corten para que podamos alejarnos de las seducciones de todas las cosas absurdas que tenemos a nuestro alcance, cualesquiera que sean las cosas a las que nos aferramos para no crecer. Si las manos tienen que desaparecer durante algún tiempo, que desaparezcan y sanseacabó.

El padre blande el cortante instrumento de plata y, pese al profundo pesar que experimenta, aprecia mucho más su vida y la de la psique que lo rodea, aunque algunas cuentistas de nuestra familia subrayaban con toda claridad que la vida que el padre más temía perder era la suya propia. Si consideramos el padre como un principio organizador, una especie de gobernante de la psique externa o mundana, veremos que el yo exterior de la mujer, su dominante yo-ego mundano, no quiere morir.

Y se comprende muy bien que así sea. Es lo que siempre ocurre en un descenso. Una parte de lo que somos se siente atraída por el descenso como si este fuera algo apetecible, misterioso y agridulce. Pero, al mismo tiempo, experimentamos repulsión y cruzamos toda una serie de calles, autopistas e incluso continentes psíquicos para evitarlo. Sin embargo, aquí se nos muestra que el árbol florido tiene que sufrir la amputación. Lo único que nos permite soportar esta idea es la promesa de que alguien, en algún lugar de la parte inferior de la psique, nos espera para ayudarnos y curarnos. Un gran Alguien nos espera para restaurarnos, transformar lo que está deteriorado y vendar los miembros que han resultado heridos. En las tierras de labranza donde yo me crié, las tormentas de granizo y relámpagos se llamaban "tormentas cortantes" y algunas veces también "tormentas segadoras" en alusión a la Muerte que siega las vidas con su guadaña, pues derriban todos los seres vivos, el ganado y a veces también a los seres humanos de la región, pero, sobre todo, las plantas cosechables y los árboles.

Después de una gran tormenta, familias enteras salían de los sótanos donde almacenaban las patatas y se inclinaban sobre la tierra para ver qué clase de ayuda necesitaban las cosechas, las flores o los árboles. Los chiquillos recogían las ramas llenas de hojas y frutos que habían quedado esparcidas por el suelo. Los más crecidos apuntalaban las plantas que aún vivían pero habían resultado dañadas. Las ataban con clavijas de madera, astillas para encender el fuego y vendas de trapo de color blanco. Los adultos arrancaban y enterraban todo lo que había sufrido daños irreparables.

Hay una encantadora familia como la de mi infancia, esperando a la doncella en el mundo subterráneo, tal como tendremos ocasión de ver. En esta metáfora de la mutilación de las manos vemos que algo saldrá de todo ello. En el mundo subterráneo, siempre que algo no puede vivir se derriba y se corta para poder utilizarlo de otra manera. La mujer del cuento no es vieja ni está enferma y, sin embargo, se tiene que desarmar porque no puede seguir siendo lo que había sido hasta entonces. Pero unas fuerzas la esperan para ayudarla a sanar.

Cortándole las manos, el padre acentúa el descenso, acelera la disolutio, la dolorosa pérdida de todos los valores que más se aprecian -lo cual significa perderlo todo-, la pérdida de las posiciones ventajosas, la pérdida del horizonte, de las coordenadas de las cosas en las que la persona cree y de las razones por las que cree en ellas. En los ritos aborígenes de todo el mundo, el propósito es confundir la mente ordinaria para facilitar la iniciación de los individuos en la mística (15).

Con la mutilación de las manos se subraya la importancia del resto del cuerpo psíquico y de sus atributos y sabemos que al insensato padre que gobierna la psique ya no le queda mucho tiempo de vida, pues la profunda mujer desmembrada hará su trabajo tanto con su ayuda y protección como sin ella. Y, por muy horrible que pueda parecer a primera vista, esta nueva versión de su cuerpo le va a ser muy útil.

Por consiguiente, en este descenso es donde perdemos las manos psíquicas, esas dos partes de nuestro cuerpo que son en sí mismas como dos pequeños seres humanos. En tiempos antiguos los dedos se equiparaban a las piernas y los brazos, y la articulación de la muñeca se equiparaba a la cabeza. Esos seres pueden bailar y cantar. Una vez batí palmas con René Heredia, un gran guitarrista flamenco. En el flamenco, las palmas de las manos hablan y producen sonidos que son palabras como "Más rápido, precioso mío, elévate, vuelve a bajar, siénteme, siente esta música, siente esto y esto y esto". Las manos son seres por derecho propio.


Notas

(14) La doble hacha de la diosa es un antiguo símbolo habitualmente utilizado en distintos grupos femeninos como símbolo de la vuelta al poder de la feminidad. Entre las miembros de Las Mujeres, mi grupo de adiestramiento e investigación de cuentos, se hacen muchas conjeturas en el sentido de que las alas de mariposa de los labios de la vulva y la doble hacha son unos símbolos similares de unos tiempos en que la mariposa con las alas extendidas se consideraba la forma del alma.

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