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MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS - CLARISSA PINKOLA ESTÉS



CIENTOTRIGESIMOTERCERA ENTREGA
CAPÍTULO 14

La segunda fase: El desmembramiento (3)

El demonio no puede aproximarse al yo salvaje cuya pureza consigue repeler en último extremo la energía desconsiderada o destructiva. La combinación del yo salvaje con las puras lágrimas de la mujer impide el acercamiento del ser perverso que busca su perdición para que él pueda vivir en toda su plenitud.

A continuación, el demonio ordena al padre que mutile a su hija, cercenándole las manos. En caso de que el padre se niegue a hacerlo, el demonio amenaza con matar toda la psique: "Todo lo de aquí morirá, incluyéndote a ti, a tu mujer y todos los campos hasta donde alcanza la vista." El propósito del demonio es conseguir que la hija pierda las manos, es decir, la capacidad psíquica de asir, retener y ayudarse a sí misma y a los demás. El elemento paternal de la psique no está maduro, no puede conservar su poder contra el fuerte depredador; por eso le corta las manos a su hija. Intenta interceder en favor de su hija, pero el precio - la destrucción de toda la fuerza creativa de la psique- es demasiado alto. La hija se somete a la profanación y así culmina el cruento sacrificio que en la antigüedad simbolizaba un descenso total al averno.

Con la pérdida de las manos la mujer emprende el camino hacia la selva subterránea que es el territorio de su iniciación. Si estuviéramos en una tragedia griega, ahora el coro lloraría y lanzaría lamentos, pues, aunque el hecho le otorga a la doncella un inmenso poder, en aquel momento le arrebatan la inocencia que jamás se recupera de la misma manera.

El hacha de filo de plata procede de otro estrato arqueológico del antiguo femenino salvaje, en el que el color de la plata es el del mundo espiritual y el de la luna. El hacha de filo de plata se llama así porque en tiempos antiguos estaba hecha de acero ennegrecido en la fragua y su hoja se afilaba con una piedra de amolar hasta que adquiría un reluciente color plateado. En la antigua religión minoica el hacha de la diosa se utilizaba para señalar el camino ritual de los iniciados y marcar los lugares sagrados. Les he oído decir a dos ancianas "cuentistas" croatas que en las antiguas religiones femeninas se utilizaba una pequeña hacha ritual para cortar el cordón umbilical de los recién nacidos con el fin de que, liberados de las fuerzas del averno, pudieran vivir en este mundo (13).

La plata del hacha guarda relación con las manos de plata que más tarde pertenecerán a la doncella. Aquí el pasaje es un poco complicado, pues parece dar a entender la posibilidad de que la eliminación de las manos psíquicas tenga un carácter ritual. En los ritos de sanación de las ancianas de la Europa oriental y del norte de Europa se solía podar un joven abeto con un hacha para que creciera con más vigor (14). Hace tiempo se profesaba un profundo amor a los árboles vivos. Estos eran apreciados porque constituían el símbolo de la capacidad de morir y renacer, por todas las cosas portadoras de vida que podían ofrecer a las personas, como, por ejemplo, la leña para calentarse y cocinar, las ramas para la construcción de cunas, los bastones para caminar, las paredes para protegerse y las medicinas para la fiebre, y también por ser lugares a los que se podía trepar para ver en la lejanía y, en caso necesario, esconderse del enemigo. El árbol era en verdad una gran madre salvaje.

En las antiguas religiones femeninas, esta clase de hacha pertenece por derecho propio a la diosa, no al padre. Esta secuencia del cuento permite deducir que el que el hacha pertenezca al padre se debe a una mezcla de la antigua religión con la nueva, cuyo resultado ha sido el desmembramiento y el olvido de la antigua. Pero, a pesar de las brumas del tiempo y / o de las sucesivas capas que se han superpuesto a los antiguos conceptos acerca de la iniciación femenina, siguiendo un relato como el que nos ocupa podemos extraer del enredo lo que nos interesa y reconstruir el mapa que nos muestra el camino del descenso y el del ascenso.


Notas

(13) El hacha ritual y los labios abiertos de la vulva tienen una forma similar.
(14) La doble hacha de la diosa es un antiguo símbolo habitualmente utilizado en distintos grupos femeninos como símbolo de la vuelta al poder de la feminidad. Entre las miembros de Las Mujeres, mi grupo de adiestramiento e investigación de cuentos, se hacen muchas conjeturas en el sentido de que las alas de mariposa de los labios de la vulva y la doble hacha son unos símbolos similares de unos tiempos en que la mariposa con las alas extendidas se consideraba la forma del alma.

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