miércoles

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS - CLARISSA PINKOLA ESTÉS



CIENTOVIGESIMOSEXTA ENTREGA
CAPÍTULO 14

La selva subterránea:
La iniciación en la selva subterránea

La doncella manca (1)

Si un cuento es la semilla, nosotras somos su tierra. El simple hecho de escuchar el cuento nos permite vivirlo como si fuéramos la heroína que, al final, sufre un tropiezo o alcanza la victoria. Si nos cuentan una fábula de una loba, nos pasamos algún tiempo vagando por ahí y sabiendo las cosas que sabe una loba. Si el cuento gira en torno a una paloma que al final encuentra a sus crías, sentimos durante algún tiempo que algo se mueve detrás de nuestro pecho cubierto de plumas. Si el cuento se refiere a la perla sagrada que se arranca de las garras del noveno dragón, al término del relato nos sentimos agotadas y rebosantes de satisfacción. El solo hecho de escuchar la narración de un cuento nos llena de auténtica sabiduría.

Es lo que los junguianos llaman la "participación mística" -un término forjado por el antropólogo Levy-Bruhl- en referencia a una relación en la que "una persona no puede establecer ninguna distinción entre sí misma y el objeto que contempla". Los freudianos lo llaman "identificación proyectiva". Los antropólogos lo denominan a veces "magia comprensiva". Todas estas denominaciones se refieren a la capacidad de la mente de separarse transitoriamente de su ego y fundirse con otra realidad, es decir, otra manera de entender, otra forma de comprensión.

Para las sanadoras de mi herencia significa la experimentación y el aprendizaje de ideas por medio de un estado mental orante o extraordinario y la aplicación de las percepciones y los conocimientos adquiridos en tales circunstancias a la realidad consensual (1).

El cuento de "La doncella manca" es muy curioso y en sus distintas capas se pueden distinguir las huellas de las antiguas religiones nocturnas. El cuento está estructurado de tal manera que las oyentes participan en las pruebas de resistencia a que se somete la heroína, pues es tal su amplitud que se tarda mucho rato en contarlo y más rato todavía en asimilarlo. Por regla general, lo cuento en siete noches y, a veces, según el tipo de oyentes, en siete semanas y ocasionalmente en siete meses, dedicando una noche, una semana o un mes a cada tarea del cuento, y con razón.

El cuento nos conduce a un mundo que se encuentra más allá de las raíces de los árboles. Desde esa perspectiva vemos que "La doncella manca" ofrece material suficiente para todo el proceso vital de una mujer. Gira en buena parte en torno a los viajes de la psique de una mujer. A diferencia de otros relatos que hemos examinado en este libro en los que se nos narra una actividad determinada o un aprendizaje determinado que se produce a lo largo de unos días o unas semanas, "La doncella manca" abarca un viaje de muchos años de duración, el viaje de toda la vida de una mujer. Por consiguiente, se trata de algo muy especial, por lo que un buen ritmo para asimilarlo consiste en sentarnos a leerlo con nuestra Musa, estudiando sus distintos componentes a lo largo de un prolongado período de tiempo.

"La doncella manca" trata de la iniciación de las mujeres en la selva subterránea por medio del rito de la resistencia. La palabra "resistencia" puede interpretarse como la capacidad de "seguir adelante sin desmayo" y, aunque ello constituye a veces una parte de las tareas que se ocultan detrás del cuento, el término significa también "endurecimiento, robustecimiento y fortalecimiento" y esta es la principal fuerza propulsora del cuento y el rasgo generativo de la larga vida psíquica de una mujer. No seguimos adelante porque sí. La resistencia significa que estamos haciendo algo importante.

La enseñanza de la resistencia se produce en toda la naturaleza. Cuando nacen los lobeznos, las almohadillas de sus zarpas son tan suaves como la arcilla. Y sólo se endurecen gracias a los paseos, vagabundeos y caminatas que les obligan a hacer sus progenitores. De esta manera pueden encaramarse y saltar sobre la afilada grava, las purizantes ortigas e incluso los vidrios rotos sin lastimarse.

He visto a madres lobas sumergir a sus cachorros en las corrientes más frías que se pueda imaginar, correr hasta casi derrengar y agotar al cachorro y seguir corriendo a pesar de todo. Lo hacen para fortalecer a su dulce y pequeña criatura, para aumentar su vigor y su elasticidad. En la mitología, la enseñanza de la resistencia es uno de los ritos de la Gran Madre Salvaje, el arquetipo de la Mujer Salvaje. Es su eterno ritual para fortalecer a sus crías. Es ella la que nos fortalece y nos hace poderosas y resistentes.

Pero ¿dónde tiene lugar este aprendizaje, dónde se adquieren estas cualidades? En La selva subterránea, el mundo subterráneo de la sabiduría femenina. Es un mundo salvaje que se encuentra debajo de este, debajo del mundo percibido por el ego. Durante nuestra estancia allí se nos infunde el lenguaje y la sabiduría instintiva. Desde aquel privilegiado punto de observación comprendemos lo que no es tan fácil comprender desde el punto de vista del mundo de arriba.

La doncella del cuento efectúa varios descensos. Cuando termina una tanda de descenso y transformación empieza otra. Todas las tandas alquímicas se completan con una nigredo, una pérdida, una rubedo, un sacrificio, y una albedo, una iluminación, una detrás de otra. El rey y la madre del rey tienen una tanda cada uno. Todos estos descensos y estas pérdidas, estos hallazgos y fortalecimientos, representan la iniciación a lo largo de toda la vida de la mujer en la renovación de lo salvaje. En distintas partes del mundo "La doncella manca" se llama "Manos de plata", "La novia manca" y "El vergel". Los folcloristas han contado más de cien versiones del relato. El núcleo de la versión literaria que yo reproduzco aquí me lo proporcionó mi tía Magdalena, una de las grandes trabajadoras del campo y la granja de mi infancia. Otras variaciones circulan por toda la Europa oriental y central. Pero, en realidad, la profunda experiencia femenina que se oculta detrás del cuento está en cualquier lugar donde se sienta el anhelo de la Mujer Salvaje.

Mi tía Magdalena tenía una manera muy taimada de narrar cuentos. Pillaba a sus oyentes desprevenidos, empezando a contar un cuento de hadas con un "Eso ocurrió hace diez años", y entonces contaba una historia de la época medieval, con sus caballeros, sus fosos de castillo y demás. 0 decía "Había una vez, justo la semana pasada" y soltaba un cuento de la época en que los seres humanos aun iban desnudos.


Notas

(1) La selva subterránea: La iniciación en la selva subterránea.

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