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INAUGURACIÓN DEL LABORATORIO DOCENTE DE HORACIO HERRERA


HORACIO HERRERA (Uruguay, 1976) comenzó en 2002 sus estudios de pintura con Gabriel Bruzzone, y entre 2003 y 2006 trabajó en el Taller Cruz del Sur que dirige Sergio Viera.

En 2005 hizo su primera experiencia como muralista en un domicilio particular de Punta Gorda utilizado posteriormente como locación del largometraje Jesús de Punta del Este, una adaptación de la novela homónima de Hugo Giovanetti Viola que co-guionaron  el autor y Guillermo Wood y dirigió Álvaro Moure Clouzet.

En 2006 realizó su primera muestra individual en el Cabildo de Montevideo, y en 2007 expuso la serie De cuerpo y alma en el hotel Rivendel de Piriápolis y en el Salón del Autor Nacional de AGADU. Estos trabajos también aparecen integrados a los textos del libro Homenaje a mi perra de Hugo Giovanetti Viola (elMontevideano Laboratorio de Artes 2007). En enero de 2013 participó en la muestra colectiva internacional ARTE PUNTA, obteniendo una mención especial, y en noviembre de 2014 integró la puesta multimediática LA BESTIA POP, realizada en la Embajada de Venezuela, junto a obras de Guillermo FernándezLola Fernández Álvaro Moure Clouzet.

En abril de 2015 inauguró la muestra ICONOCLÁSICOS en el espacio cultural Gladys-T, y actualmente inauguró un taller de docencia plástica dirigida a creadores de cualquier edad (incluidos los estudiantes que necesiten profundizar sus estudios secundarios o universitarios). El taller funcionará en Grito de Gloria 1578. Los teléfonos para solicitar informes son el 099203590 y el 26000267.
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Llegó la hora en que te decidiste a montar tu propio taller-laboratorio de docencia plástica, y va a funcionar precisamente en un bungalow de Punta Gorda donde pintaste en 2005 un mural que aparece en el largometraje Jesús de Punta del Este. Yo diría que tu actual reinstalación en este lugar está señalizando una repetición (como le hubiese gustado decir a Kierkegaard) luminosamente significativa.

Sin la menor duda. Quien hubiera dicho que iba a ser en el lugar donde pinté ese mural hace 10 años que recomenzaría con tanta ilusión este nuevo proceso, ¿no? Evidentemente está sucediendo algo mágico y creo firmemente que Dios mandó todo esto. Vos sabés que hace muy poco tiempo perdimos a nuestro gatito Felipe y la tristeza me desencadenó la aparición de una especie de avalancha de miedos y hasta de pánicos insospechados. Fue un proceso muy extraño y pasé días luchando contra ellos hasta que una noche vos me dijiste que lo que la única herramienta que existe para combatir esos vértigos que producen las pérdidas era tratar de encontrar una forma eficiente (expresión que solía usar Guillermo Fernández a propósito del trabajo purificador) de redoblar la fe que se nos tambalea. Bueno, y casi inmediatamente se me produjo un clic mientras caminaba por la calle Grito de Gloria pensando de qué manera podía reafirmar mi fe y sentí que ya era hora de comenzar a dar clases de pintura, un desafío que me venía rondando en la cabeza hace bastante tiempo. Y se me ocurrió que un lugar muy bueno para instalarme podría ser ese bungalow del fondo de la casa de la familia Wood-Palma y enseguida nos pusimos de acuerdo con Jorgelina Palma, que también se dedica a la plástica y fue quien me encargó el mural en 2005, para que pudiera empezar con este proceso tallerístico. Y yo siento que este desencadenamiento mágico me llegó desde arriba.

¿Cuál es el balance que harías de tu evolución plástica en estos últimos 10 años?

El balance de mi evolución artística que puedo hacer es realmente muy bueno porque comencé con dos excelentes profesores, Gabriel Bruzzone y Sergio Viera, y fui recorriendo un camino de superación personal. Luego llego el momento del desafío de seguir adelante solo, sin la tutoría o la aprobación de un profesor, y dar ese paso fue muy importante para mí tanto en los aciertos como en los errores. Además fui recorriendo varios caminos de experimentación como el arte digital, la pintura abstracta de gran formato, etc. Siento que tengo mucho para dar y para recorrer pero ahora apareció esto también, maduró esto de dar clases de pintura, de trasmitir conocimientos y valores fundamentales para un artista y por supuesto que tengo mucha ilusión y será una nueva etapa de crecimiento, de la cual espero aprender muchísimo.

¿Cómo vas a encarar, en pleno siglo XXI, la orientación de tus talleristas? ¿Va a existir una combinación entre el riguroso aprendizaje de los recursos clásicos y la apertura hacia los nuevos caminos digitales que nos ha aportado la tecnología?

Mi idea es primeramente captar qué expectativas e incertidumbres tiene cada alumno, y a partir de allí comenzar a construir juntos, trasmitirles mis experiencias y conocimientos, pero como bien decís para mi es muy importante hoy en día inculcar el aprendizaje de los recursos clásicos pero también abrirse a los nuevos recursos de los que la tecnología nos permite disponer, porque creo que no se contraponen en absoluto sino al contrario: se pueden complementar de una manera extraordinaria. Claro que es importante ahondar en la potencialidad específica de estos dos recursos para que se puedan potenciar uno a otro y aprovecharlos al máximo.

¿En qué medida consideras, más o más allá de las ideologías personales que profese cada tallerista, que el camino hacia el tesoro difícil de encontrar pasa por el entroncamiento con el filum místico universal que siempre ha basamentado espiritualmente a las comunidades que lograron trascender desde los tiempos de los bisontes cazados mágicamente en las paredes de las cuevas?

Para mi es trascendental encontrar ese tesoro, encontrarse a uno mismo, encontrar el arte, encontrar a Dios. Creo que  recorremos este camino de búsqueda todo el tiempo y el artista sincero encuentra solamente encuentra con trabajo y fe, y con más fe y con más fe....

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