martes

SUPLEMENTO DEL TALLER LITERARIO DE LIVERPOOL F.C. (38)

IVONNE DÍAZ


LA PARCA

Vieja malvada, ayer te crucé en la calle, a un pobre tipo venías a buscar.
Todos los días te nombran, hablan de vos y de tus mil caras.
Tan vieja como la vida, tan joven como un nonato.
Sos negocio para algunos, otros te quieren exorcizar.

Vieja caprichosa, venís cuando no te quieren
y cuando te esperan te hacés desear,
No te hagas la misteriosa, hace tiempo que te conozco.
Sólo tengo una duda: ¿podés ser a un tiempo el fin y el despertar?


ANNA RHOGIO
                                                 

LA LEYENDA DEL VIENTO (HACIENDO SOÑAR A LOS NIÑOS)
                                                 
Los primeros hombres que llegaron a Tron, escapando del invierno, eran recios y fuertes.

Descubrieron las cordilleras, escalaron la montaña y sus ojos se extasiaron con la infinitud de los picos nevados. Respiraron el límpido aire frío, y cansados de buscar un lugar donde vivir, decidieron que las grutas de la hueca montaña, era el mejor. Iluminadas con la luz natural que entraba por las bocas de los túneles, resplandecían como palacios de reyes.

Aprovecharon las terrazas escalonadas unidas por puentes de piedra y las sembraron.

En esas salientes, además, había estanques que se llenaban con el agua pura de las cumbres y desbordaba en hilos plateados a las piscinas de más abajo. El rumoreo constante serenaba los miedos nocturnos de los niños que escuchaban temblando los quejumbrosos zumbidos del viento entrando y saliendo.

Al-Torik tenía alma de poeta y desde pequeño creaba fantásticos cuentos para entretener a sus amigos o alcanzar el sueño. Estos se hicieron leyendas y crearon las tradiciones de Tron.

Así, imaginó un gigantesco ser silbador, volador, bailarín, que se divertía cuando todos dormían. Usaba cabellos y barbas larguísimos y al subir y bajar por los tirajes de la montaña, solía envolverse en ellos. Si las barbas se le enganchaban en las aristas de las piedras, lloraba de dolor y rabia, aumentando sus bramidos.

Las flores se marchitaban, las plantas no fructificaban y la gente no podía dormir. Pero el gigante era bueno y les enseñó el secreto de la fabricación del vidrio. Muy pronto, los hogares se alhajaron con vitrales espectacularmente coloridos en los que predominaban rojos, dorados, anaranjados y marrones con visos verdes e índigos que agregaron mucho encanto al ámbito de por sí iluminado. Ventanas y puertas resguardaban la intimidad atenuando los berrinches del viento. Pero al anochecer, la luz se fugaba y las grutas se transformaban en tenebrosas cavidades.

Tumán, que así se llamaba el personaje, también les enseñó a elaborar velas y lámparas, y las noches estallaron en refulgentes filigranas.

Entonces bajaba a lo más profundo, se sentaba en una roca y mirando arriba, disfrutaba de sus creaciones: aquellos no cielos claveteados de estrellas.

Algunas mujeres hadas y algunas mujeres brujas vinieron desde la cima del planeta a exigirle que cerrara la boca y terminara con los lamentos porque con aquellos bufidos tampoco podían dormir. Las había muy hermosas y él se enamoró de una. Sin importarle si era bruja o hada, la conquistó con colosal simpatía y se casaron.

Y aunque los cantos de la noche no terminaron, se hicieron más bellos.

Al-Torik se decía -para olvidar el miedo- mirando el corazón añil de la vela:

-Allí andan Tumán y su esposa. Si es ella la que canta, su trino me recuerda el melodioso tremolar del aire. Si canta él, su vozarrón es igual al tumultuoso rodar de la nieve cayendo en aludes por las laderas. ¿Cómo se llamará esa bonita mujer?

Y la imaginaba vestida de celestes gasas que ondeaban con el hálito de su marido mientras danzaban jovialmente juntos y a veces escuchaba una gigantesca carcajada, acompañada de una murmuradora escala musical.

Una noche, Tumán le contestó entretejiendo su risa en la cascada con un remolino azul:

-¡AAAH! ¡MI ESPOSA SE LLAMA SILBA!


JOSÉ LUIS MACHADO


UN TEXTO FANTASMAGÓRICO

Donde funciona actualmente el cine del barrio, se han visto bultos luminosos que se desplazan hasta la sala de proyecciones para pasar películas clásicas, en sepia, donde los personajes hablan aunque no se les puede oír. El personal del cine, luego de haber encontrado varias veces el proyector andando ha optado por quedarse a ver la película hasta el final. La protagonista, una joven hermosa de la cual nadie sabe su nombre, muere y al final de los créditos vuelve a aparecer recostada entre pétalos rojos diciendo: nuestra alma no está diseñada para un mundo tan  miserablemente real.



ANTONIO GARCÍA PINTOS

SOBRE VOS

Volveré sobre vos. Me quedaré sin aliento. Moriré con los ojos abiertos y feliz sabiendo que volveré mañana a despertarte con la sonrisa que recordás.



LUCIO CLAVIJO


MUJER EN MARCO DE ENERO (RETRATO)

Soñarte
en la mañana
después del vuelo
o del polvo
resume
todas tus regiones de fuego
en la extensión deseada
de tu doble claridad.

Bajo la luna feroz
que esconde tu perfil
de inimaginable desnudez
soñarte
diluye un cansancio azul
en la semiluz
de tu pecho.

Soñarte
solamente soñarte
opone
a los reflejos de enero
el abismado centro
de todos tus caminos.


FERNANDO ITALIANO


1942

vos estás buscando los copos de nieve

vos estás buscando tu abril
tu añil de nieve
tu mejor cita esperándola
si solo fueran vos y yo pensás
en la cima de la pradera
en el manto que te envuelve
como una judía muerta

1942

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