martes

MAÑANA NOS CUELGAN - ANDREA MOREIRA


primera edición WEB


Andrea Moreira (Uruguay, 1971) publicó su primer poemario en el volumen colectivo Hijos de nadie, producido por el Taller Literario Universo y Editorial Fundación en 1993. Posteriormente ha publicado Peor para el mar (Ediciones del Grupo Lector Universo, 1995) y actuado en el cortometraje Esto lo aprendí de Onetti (2009), con guión de Hugo Giovanetti Viola y dirección de Álvaro Moure Clouzet. En 2010 también se desempeñó como guionista y actriz en la Escuela de Cineastas del Uruguay, donde intervino en la realización del cortometraje El pibe que atropellaste. Parte de su producción poética ha sido reditada y premiada en México.


PRIMERA ENTREGA


UNO: muerte de a dos

para Eduardo Etcheverry


1

quemó rosas con mentiras
recogió
lo que quedaba de ellas y con ellas
moldeó
arcilla de diecisiete colores
que luego aplastó con una sonrisa
rompió una luna y fabricó otra luna
que no alumbrará siempre la misma cena
y la locura se mojo con café
y la desesperación con todas las comidas
un gitano cruzó la fragua de mi alma
mi cama se mezcló con el olor de su pielincienso
y lo mataron
diez días después de diecisiete días
la boca pastosa verdeazul
se abrió para tragar
recuerdos que se hundían
y grababan la forma de una rosa azul


2

caigo
y te veo
con la cabeza desnuda
la nariz marchita
tranquilo
triste
sin caderas
sin rodillas
cambio
y te veo
pacífico
lunar
con la desnuda cabeza florecida
llego
te alcanzo
mordido por mañana
con violetas en los ojos
y ramas en las orejas
fumo
y dos veces te veo
pinchado por ayer
con tu máscara azul
cada día más negra


3

están los dos
ahí
en el hoyo

con polvo en las encías
quemando el barro con sus huesos

reventándoles del pecho una blancura

sin saber
sin mejor compañera

que la muerte de a dos


4

en la oscuridad de su piel
cabían pedazos de luna
que arrancaban el amanecer de mis manos

mientras dormía en el brillo de una escalera
y la espuma verde de su cara
mojaba los cipreses que rodeaban la casa

le cabían los días
las tardes

y más amaneceres


5

tal vez ahora
prefiera ese cuerpo desnudo
sin rajaduras
o saber en qué lugar se retuerce
mientras lo espero

igual lo prefiero
así
azul y encorvado
abrazando su vieja espada
sin saber dónde quedan los amantes
después de cuatro inviernos
y dejo movimientos y excitaciones del alma
y dejo de ver mis manos como bandejas
para ahuecarlas y hacer sombreros
tristes
y dejo el olor
y el humo verde de mi cama
y entonces prefiero verlo ahí
sentado en su cubo pizarra
como un perro viejo
con la espalda cada vez más llena de espejos
la mirada que crece y se apoya en el techo
las manos que descansan sobre el acero
y prefiero todavía más
ver cómo revienta el barro de su pecho
y me acaricia
y me entristece como nunca
mientras lo espero


DOS: noctilucas

para Ana, Marcos y Darío


1

Ayer
con fogón y poesía
doblamos el cielo
mordimos lentamente las estrellas
vimos correr el gran cierre
del que caería tabaco
vino
y más estrellas

esperamos poder subir y emborracharnos

mientras llorábamos noctilucas


2

I

si un día cualquiera
alcanzaras a ver la sal
como la vi ayer
goteando plomo fundido
y golpeando sus palmas hasta sumergirse
en el vientre naranja de nuestros soles
ese día
podré ver el acuchillado adorno negro
arrastrándose por el fondo azul
hasta desaparecer


II

entonces
tus dedos me seguirán
abrasando entre tus botellas
bajo un techo de algas
mientras mis peces hacen el amor

y será solamente por ese día


3

cuando cabalgaba entre sus espinas viejas y curvas
llorando por el cuerpo roto de su jinete cobrizo

no sabía

mientras mojaba mis dientes entre sus manos
y vagaba montada en los pliegues de su cordura
lamiendo los cristales amarillos

que yo estaba tan cerca
de sus amaneceres


4

hoy atajo mi alma y la miro
la devuelvo envuelta en hojas
ayer
había más allá de tu tristeza
un jardín de acacias muertas
y más acá de mis sombreros
sombras vivas
el espejo
el reloj
todo volvió a mirarme
hay más allá de tu locura un velero
y más acá de mis caderas un útero vacío
la cocina
el cuarto negro que llegó
todo volvió a mirarnos
hay más allá de tu aliento
un espacio todavía más terrible
que los hombres oscuros que nos miran
y más acá de mi cabeza un pájaro gris
como los ojos de aquel gato
que me miraron siempre
hay más allá de vos
pasos que revientan mis oídos
y más acá de mi espalda
hay espejos duros
que golpean las latas vacías de mi padre

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