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LA NUBE DEL NO-SABER - ANÓNIMO INGLÉS DEL SIGLO XIV


QUINCUAGESIMOCTAVA ENTREGA


58 / Que ciertos ejemplos de san Martín y san Esteban no se han de tomar literalmente como ejemplos de elevación hacia arriba durante la oración

Con respecto a los que algunas personas dicen sobre san Martín y san Esteban, debemos recordar que, aunque tuvieron visiones de Cristo, fueron gracias extraordinarias destinadas a confirmar una verdad espiritual. Estas personas saben muy bien que Cristo no llevó nunca la capa de San Martín -¡como si tuviera necesidad de ser protegido contra los elementos!-. No, esta manifestación fue para instrucción de aquellos de nosotros que somos llamados a la salvación como miembros del único cuerpo de Cristo. Cristo confirmaba, de esta forma simbólica, lo que ya había afirmado en el Evangelio. Allí leemos que todo aquel que viste a un pobre o lo sirve en una necesidad material, física o espiritual por amor de Jesús, ha servido de hecho a Jesús mismo y será recompensado por Él. En este ejemplo particular el Señor en su sabiduría decidió ratificar el Evangelio con un milagro y por eso se apareció a San Martín vestido con la capa que este le había dado a un pobre. Toda revelación como esta hecha a los hombres en la tierra tiene un profundo significado espiritual. Y por mi parte, creo que si la persona que la recibe pudiera captar este significado profundo de manera distinta, la visión sería innecesaria. Aprendamos, pues, a ir más allá de la dura corteza y morder en lo jugoso del fruto.

¿Cómo haremos esto? Ciertamente, no como los herejes, pues son como borrachos que han apurado la copa y después la estrellan contra la pared. Mantengámonos en la verdad y evitemos esta grosera conducta. No debemos comer tanta fruta que lleguemos a aborrecer el árbol, ni hemos de beber tan desenfrenadamente que rompamos la copa cuando nos hayamos llenado. Ahora bien, el árbol y la copa representan visiones extraordinarias y otras gracias sensibles tales como los gestos de devoción que he señalado. La fruta y el vino representan el profundo significado espiritual de estas gracias. Si estos gestos están inspirados por el Espíritu, tienen sentido y son genuinos; de lo contrario, son hipócritas y falsos. Cuando son auténticos, son ricos en fruto espiritual, por eso no debemos despreciarlos. ¿No besa reverentemente la gente noble la copa por el vino que contiene?

Por lo que respecta a la ascensión física de nuestro Señor a la vista de su madre y de sus discípulos, ¿han de entender esto los contemplativos como una invitación a estar absortos durante la oración, esperando contemplarle entronizado en su gloria o de pie en los cielos como lo vio Esteban? Ciertamente, Él no espera que escudriñemos el cielo durante el tiempo de nuestra actividad espiritual con el fin de contemplarlo de pie, sentado, echado o en cualquier otra postura. No conocemos en realidad la naturaleza de la humanidad glorificada en nuestro Señor, ni conocemos tampoco la posición que ha adoptado en el cielo. Esto es trivial, por otra parte. Lo que sabemos es que su cuerpo humano y su alma están unidos para siempre con su divinidad en la gloria, No sabemos ni necesitamos saber qué hace, sino tan sólo que se posee a sí mismo en completa libertad. Cuando en una visión se revela a sí mismo en esta o aquella postura, lo hace para poner de relieve su mensaje espiritual y no para manifestar su semblante celestial.

Voy a clarificar más esto con un ejemplo. Estar de pie es símbolo de asistencia o apoyo. Antes de la batalla, por ejemplo, un amigo dirá a otro: “Ánimo, camarada. Lucha bravamente y no decaigas de ánimo, pues yo estaré a tu lado”. Obviamente, cuando dice “yo estaré a tu lado”, no se refiere a la postura física, pues quizá caminan en un escuadrón de caballería hacia una batalla que se ha de librar a caballo. Quiere decir que él estará allí dispuesto a ayudar. De modo semejante, nuestro Señor se apareció de pie a san Esteban durante su martirio para darle ánimos. No tenía intención de darnos una lección de cómo soñar despiertos. Más bien, es como si dijera a todos los mártires en la persona de san Esteban: “¡Mira, Esteban! He rasgado el firmamento para revelarme a mí mismo como presente aquí. Has de saber que yo estoy realmente a tu lado con mi fuerza omnipotente dispuesto a ayudarte. Así, pues, mantente en tu fe y soporta animosamente el mortal asalto de los que te apedrean, pues te coronaré con la gloria por el testimonio que has dado de mí, y no sólo a ti, sino a aquellos que sufren por mi amor”.

Espero que entiendas ahora que estas revelaciones físicas van dirigidas a manifestar una verdad espiritual, aunque pueda quedar oculta a un observador superficial.

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