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JUAN CARLOS CASTRILLÓN / EXCLUSIVO DESDE MÉXICO


DEL POETIZAR Y DEL VERSIFICAR

La evidente degradación provocada por el sistema más inhumano por excelencia, el capitalismo, debida entre otras sinrazones a la terca codicia de las clases opresoras, ha devastado enormemente toda realidad conocida, tal vez de manera irreversible. El milagroso producto más profundo del espíritu existencial, conocido como poesía, no ha sido inmune a esta suicida destrucción.

A finales del siglo XIX el triunfo (que en ese momento representó una revolución, y una prueba irrefutable de que la teoría política aplicada a la estética puede transformar el mundo) del verso libre-iniciado por varios poetas franceses, Khan, Mallarme, Rimbaud, Lautremount; y la siempre olvidada pianista polaca María Krysinska, que fue una de las primeras en experimentar con esta técnica-sobre otras formas poéticas ahora casi en desuso; además de liberar radicalmente la imaginación, también generó un fenómeno de emprobrecimiento literario, debido a la supuesta facilidad que resulta de escribir en verso libre. Asimismo las Vanguardias, promovieron una democratización de las artes, pero por desgracia también, filtradas por la ideología consumista, una patética banalización de lo sagrado, véase el triste caso de Dalí y los surrealistas. 

Reitero la certera consigna de Gil Scott-Heron: ¡Versificar no es poetizar! y agrego: ¡Rimar tampoco es poetizar!

Es tan grave la ignorancia y la pereza mental de tantos rimadores y versificadores que hasta llegan a considerarse "genios", por el solo hecho de haber sido acreedores a algún premio, o cualquier otra dádiva del mediocre Estado, eternamente servil a la clase explotadora. 

El poeta norteamericano Williams Carlos Williams expresó que a él le interesaba escribir poemas sobre cuestiones cotidianas, tan comunes como contestar el teléfono o subir una escalera. Es célebre su poema donde confiesa haberse comido las ciruelas que estaban reservadas para la cena dentro del refrigerador; en aquel tiempo las aportaciones de Carlos Williams fueron importantes, introduciendo la coloquialidad en una poesía academicista, solemne y aburrida. En la actualidad la banal ideología del posmodernismo -reducida a simple "tendencia del pensamiento", o a vil moda- ha impuesto una enfermiza frivolidad en la poesía oficialista, y por ende en todas las demás artes. Tres ejemplos contemporáneos, aunque evitaré poner nombres para evitar granjearme más enemigos, los aludidos son bastante conocidos en el medio ya que por supuesto, han sido premiados por los burócratas culturales: Un poeta publica en una recopilación de su obra un poema -con una impecable técnica por cierto- dedicado  al papel higiénico, o papel de baño, no es ninguna sátira es en serio. Otro autor en otra antología versifica sobre su experiencia de mirar una mosca en la pared; y otra escritora gana un importante premio con un "poemario" sobre buscar un regalo de San Valentín para su esposo en un Mail. Y  claro, estos son el tipo de "artista" que promueve el Estado, el que perpetra un arte que nos obnubila de la asquerosa realidad.

A principios del siglo pasado T S Eliot proclamaba que la poesía no puede darse el lujo de ser aburrida. Yo proclamo que la poesía no puede darse el lujo de ser banal, para eso ya están el cine, la televisión y el internet. 

Escribir un poema únicamente para satisfacer el ego de la persona lírica es tan desproporcionado como querer matar una chinche utilizando una bomba de neutrones.

Brecht el imprescindible resolvió el supuesto dilema con versos  contundentes:

¡Qué tiempos estos, cuando / hablar sobre árboles es casi un crimen! / porque ello encierra un silencio sobre tantos crímenes. 

Y el angélico Paul Celan -un ser experto en los silencios- le contestó en su poema Una Hoja sin Árbol:

¿Qué tiempos son estos, / cuando hablar / es casi un crimen, / por que ello encierra tanto ya dicho?

Yo me tomo el atrevimiento de aportar:

¡¿Qué tiempos son estos / cuando, poetizar es un crimen de Estado / porque ello implica/luchar por la liberación de nuestro pueblo?!

La degradación poética claro que es otro crimen, otra devastación cometida cobardemente por el sistema de absurdos privilegios

Un verdadero poeta es un sabio que con su acción-palabra provoca la voluntad mueve montañas de la humanidad. Poetizar es utilizar el verso materialmente sobre la psique vital para humanizarla hasta lo político, y así promover la superación histórica de las nocivas condiciones actuales.

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