martes

DE GARGANTA CAÍDA - PABLO COSSIO (4)



TRES / BODAS
(a María)


Bendita la luz de tu mirada…
Bendito Dios por encontrarnos…
Y de quitarme ésta soledad
Juan Luís Guerra-Maná

Hay locuras/ sin nombre/
sin fechas/ sin cura/
que no vale la pena/ curar.
Silvio Rodríguez

Nosotros                                                                                                                      

I

De la caricia llena
en que moldeó tu padre
nos seguís masticando
aun
después que duermo

Pero en mí también atracan
con sus pequeños dientes
estos gigantes que pintaron una rosa
en la vaciedad del ropero
en mi plato angurriento de arvejas


II

Tu inocencia fue una costa
en que el machaje perfumaba la promesa
de la mañana eterna entre tus dedos
Con la esperanza seca más atrás de la lengua
y el vaivén celoso de la carne
aprendiste a obedecer


III

Yo corrí otros abismos
buceando entretejidos neblinosos
como si el cielo fuera tacto
o suspiro
Con cuadrados perfectos y triángulos potentes
atornillé montañas en que apoyar la luna
y transitar la sed
cuando durmiera el vino


IV

Y eran gigantes los pezones de mi madre
y era humedísimo el sin sueño de mi padre
Fundamos en tu vientre el universo


P.D

Y si he enchastrado nuestra cama
con mi ojo idiota
me confieso hombre
carne o muerto
o simple durmiente
Pero al fin
amante
que resucita siempre de tus manos

***

Giren tus ojos hacia la batalla.
H.G.V.

Si girando en vos
fui obligado a escarbar en lo que duele
y desperté las veces
con un espanto en la lengua
porque soñaba del mundo
lo que querían mis manos
como si el mundo pudiera dormirse en mis caprichos
en el circo de auxilios que le inventé a mi espalda
Allí bajó la noche prendida de tu pelo
y con golpe de luna me obligaron a andar
vos y lo oscuro fueron
son muletas de mis gritos
y algo como una luz me atraviesa la garganta
para parir la sombra
que integra el movimiento de los cuerpos
y es poco
lo que se puede dar sin la fuerza de dos


***

A la orilla de algo en que ahora va tu nombre
se limita la grieta de mis sábanas toscas
aquellas que borraste de mi infancia manchada
con masturbaciones rotas al abrigo de un río
y el agua envenenada
de cierta soledad
Deberías tener aquello que ganaste
en tu vientre bendito
donde sanó mi sombra
porque fue tu locura
y tu terrible dulzor
la copa en que lloré para empezar a andar


***

Si vieras mis muertes cuando pedís que no caiga
si entendieras la sangre que me atraviesa un ojo
así darías en rabia con mi debilidad
Donde aprieto lo blanco que muchos me dicen verme
en las confesiones que mi sombra
rezó a algunos profetas
que después me desojaron
amando para Dios

Yo me desvelé
para no ver el sol


***

Una mujer con piedras en los ojos
vino a gritar su hijo en mi cara
como si hubiera soplado desgracia en su vientre
y era nuestra miseria


***


Y si hubiera llenado tu vientre
de aquel oro desbocado
que alguna vez creí tener
habría fecundado
tu corazón de dudas

Pero no hubo conceptos ni raptos de cordura
sólo el perfume penetrando por tu útero
y el sonido que tajante apretaba una sentencia
nos engendró el milagro


***

Allí otra vez nos esperó la noche
acodada en el recuadro espinoso
de la bronca
En el lugar que justo
empinan del borde decisiones
para que nazca el hombre
o se vaya en carne
Alguna vez el vino jugó cerca de mi mano



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