lunes

ENCUENTRO CON LA SOMBRA (El poder del lado oscuro de la naturaleza humana)


CUADRAGESIMOQUINTA ENTREGA

TERCERA PARTE (11): DESCUBRIENDO NUESTROS OPUESTOS EN LA RELACIÓN CONYUGAL (2)


Maggie Scarf

Lo mismo sucedía en nuestro caso ya que bajo el umbral de la conciencia vigílica las emociones de los Bretts se habían caóticamente entremezclado y cada uno de ellos encarnaba y expresaba ante el otro los aspectos enajenados de su propio ser. Es como si hubieran tomado todo el amplio rango de sentimientos y respuestas que forman parte del repertorio vital de una persona -deseos, actitudes, emociones, conductas, formas de relación, etcétera- y se los hubieran repartido.

Este acuerdo, que suele tener lugar a nivel inconsciente, no resulta, por ello, menos operativo. Laura, por ejemplo, había asumido el papel de optimista y Tom en el de pesimista, ella era la creyente y él el escéptico, ella anhelaba la apertura emocional y él quería permanecer encerrado en sí mismo, ella era la que se aproximaba a él y él quien ponía distancia entre los dos, quien huía de la intimidad. Era como si entre los dos constituyeran un solo organismo adaptado e integrado en el que Laura se encargaba de inspirar mientras que Tom, por el contrario, se ocupaba de exhalar.

Aunque Laura manifestaba externamente su deseo de intimidad, sinceridad, integridad y unión, no debemos olvidar, no obstante, que en otro nivel habían firmado una especie de pacto secreto. Así, cuando Laura se aproximaba a Tom su autonomía se reactivaba y este se veía compelido -de un modo casi reflejo- a imponer nuevamente la distancia entre los dos. De este modo Laura dependía de Tom para conservar su imprescindible territorio vital.

Porque Laura también precisaba cierta autonomía. Todo el mundo necesita disponer de un territorio personal en el que puede sentirse como un individuo con derecho propio, un individuo que tiene sus propios deseos y sus propios objetivos personales. Sin embargo Laura creía que la satisfacción de las necesidades personas constituye un peligroso error en el que una persona adulta no debe jamás incurrir. Para ella el rol de la mujer en una relación era el de permanecer próxima a su marido y esa visión, por consiguiente, le impedía reconocer sus propias necesidades individuales. Laura sólo tomaba conciencia de las necesidades de su Yo -de su Yo separado e independiente- tal como las sentía y las expresaba supareja.

De la misma manera, Tom no se daba cuenta de que su deseo natural de mantener una relación más estrecha y sincera se originaba en su interior sino que consideraba que se trataba de una necesidad que provenía originalmente de Laura. Desde su punto de vista Tom era autosuficiente, es decir, no necesitaba absolutamente nada de nadie.

Pero al igual que Laura dependía de Tom para escapar de las redes en las que ella misma se había quedado atrapada, Tom, por su parte, dependía de Laura cuando necesitaba o quería intimidad.

Así, en lugar de expresar directamente cualquier necesidad o deseo de intimidad (o incluso de ser consciente y asumir la responsabilidad de tales deseos y sentimientos) Tom había terminado disociándolos de su conciencia. ¡Esos sentimientos y deseos eran muy arriesgados y le hacían sentir demasiado vulnerable! De este modo, cuando necesitaba una mayor proximidad debía sentir que ese deseo provenía de su esposa, tenía que estar seguro -sin el menor reconocimiento consciente de su parte- de que era Laura la que deseaba intimidad. Una forma de lograrlo consistía, por más extraño que pueda parecer, en insinuarle que estaba pensando en Karen. Entonces Laura le perseguía ansiosamente hasta que Tom podía alcanzar la intimidad que deseaba.

Lo que sucedía con esta pareja es algo muy común en los matrimonios. Entre ellos de había abierto un abismo, el conflicto entre satisfacer sus necesidades individuales y satisfacer las necesidades de la relación. En lugar de que ambos querían alcanzar sus propios objetivos individuales -en vez de reconocer que el conflicto entre la autonomía y la intimidad tenía lugar en el interior de cada uno de ellos- los Bretts habían firmado una especie de acuerdo inconsciente.

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