jueves

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS - CLARISSA PINKOLA ESTÉS


NONAGESIMOSEXTA ENTREGA

CAPÍTULO 10


El agua clara: El alimento de la vida creativa (3)

El incendio del río

Allá en los años setenta el río Cuyahoga a su paso por Cleveland estaba tan contaminado que empezó a arder. La corriente creativa contaminada puede estallar de repente en un incendio tóxico que no sólo queme el combustible de la basura sino que convierta también en cenizas todas las formas de vida. La acción simultánea de un número excesivo de complejos psíquicos puede provocar unos daños inmensos en el río. Los complejos psicológicos negativos se yerguen y ponen en tela de juicio la valía, la intención, la sinceridad y el talento de la mujer.

También le envían inequívocos mensajes, según los cuales tiene que "ganarse la vida" haciendo cosas que la agoten, no le dejen tiempo para crear y destruyan su voluntad de imaginar. Algunos de los robos y castigos preferidos que los malévolos complejos imponen a la creatividad de las mujeres giran en torno a la concesión al yo del alma de "tiempo para crear" en un lejano y nebuloso futuro. O a la promesa de que, cuando la mujer disponga de varios días seguidos libres, empezará finalmente la juerga. Pero todo es mentira. El complejo no tiene la menor intención de cumplir las promesas. Es otra manera de asfixiar el impulso creativo.

Las voces también pueden susurrar: "Sólo si obtienes un doctorado tendrás un trabajo como Dios manda, sólo si te alaba la Reina, sólo si recibes tal o cual galardón, sólo si te publican los trabajos en tal o cual revista, sólo si, si, si... "

Todos estos condicionales equivalen a atiborrar el alma de comida basura. Una cosa es comer lo que sea y otra muy distinta alimentarse como es debido. Con mucha frecuencia la lógica del complejo tiene muchos fallos aunque este intente convencer a la mujer de lo contrario.

Uno de los mayores problemas del complejo creativo es la acusación de que cualquier cosa que haga la mujer no dará resultado porque no piensa con lógica, no es lógica y lo que ha hecho hasta la fecha no es lógico, por cuyo motivo está condenado al fracaso. Ante todo, las fases Iniciales de la creación no son lógicas... ni tienen por qué serlo. Si el complejo consigue con eso paralizar a la mujer, ya la tiene atrapada. Dile que se siente y se esté quieto o que se vaya hasta que hayas terminado. Recuerda que, si la lógica imperara en el mundo, todos los hombres montarían a caballo a mujeriegas.

He visto a muchas mujeres trabajar largas horas en actividades que despreciaban para poder permitirse el lujo de comprar objetos muy caros para sus casas, sus parejas o sus hijos. A tal fin, apartaban a un lado sus extraordinarias cualidades. He visto a muchas mujeres empeñarse en limpiar toda la casa antes de sentarse a escribir, y tú ya sabes lo que ocurre con las tareas domésticas, que nunca se terminan. Es un método infalible para obstaculizar la creatividad de una mujer.

La mujer tiene que cuidar de que una responsabilidad excesiva (o una respetabilidad excesiva) no le roben los necesarios descansos, ritmos y éxtasis creativos. Tiene que plantar firmemente los pies en el suelo y decir que no a la mitad de las cosas que ella cree que "tendría" que hacer. El arte no se puede crear sólo en momentos robados.

La dispersión de los planes y los proyectos como por obra del viento se produce cuando una mujer intenta organizar una idea creativa y esta se le escapa volando una y otra vez y cada vez se vuelve más confusa y desordenada. No le sigue la pista de una forma concreta porque le falta tiempo para anotarlo todo por escrito y organizarlo o está tan ocupada en otras cosas que pierde su sitio y no puede recuperarlo.

Es posible también que el proceso creativo de una mujer sea malinterpretado o despreciado por quienes la rodean. De ella depende informarles de que, cuando sus ojos miran "de aquella manera", no significa que sea un solar vacío a la espera de ser ocupado. Significa que está sosteniendo en equilibrio un enorme castillo de naipes de ideas sobre la punta de un solo dedo y está uniendo cuidadosamente todos los naipes entre sí por medio de un poco de saliva y unos diminutos huesos de cristal y, si consigue depositarlo sobre la mesa sin que se caiga o se desmorone, podrá crear una imagen del mundo invisible. Hablarle en este momento equivale a levantar un viento de Arpía capaz de derribar toda la estructura.

Hablarle en ese momento es romperle el corazón.

Pero una mujer puede provocarse ella misma este resultado convenciéndose de la inutilidad de sus ideas hasta conseguir que estas pierdan la capacidad de despertar su entusiasmo o mostrándose complaciente con las personas que le arrebatan subrepticiamente sus herramientas y sus materiales creativos u olvidando simplemente comprar el equipo necesario para la realización de su trabajo o deteniéndose y volviendo a empezar muchas veces permitiendo que todo el mundo y su gato la interrumpan cuando les apetezca hasta que todo el proyecto se derrumba.

Si la cultura en la que vive una mujer ataca la función creativa de sus miembros, si parte por la mitad o destroza algún arquetipo o pervierte su propósito o su significado, todo ello se incorporará en estado destrozado en la psique de sus miembros, como una fuerza con el ala rota y no como una fuerza sana, rebosante de vitalidad y de posibilidades.

Cuando se activan en la psique de una mujer estos elementos lesionados que guardan relación con su vida creativa y con la forma de alimentarla, es difícil comprender qué es lo que ocurre. Sufrir un complejo es como estar en el interior de una bolsa negra. Todo está oscuro y la mujer no puede ver lo que la tiene atrapada, sólo sabe que algo la ha capturado. Entonces nos sentimos transitoriamente incapaces de organizar nuestros pensamientos o nuestras prioridades y, como unas criaturas encerradas en unas bolsas, empezamos a actuar sin pensar.

Aunque el hecho de actuar sin pensar puede ser muy útil algunas veces, en este caso no lo es. En el transcurso de una creación envenenada o estancada, la mujer "finge dar de comer" al yo del alma. Procura no prestar atención al estado del animus. Le echa un poco de taller por aquí y le suelta un poco de lectura por allá. Pero, al final, no hay chicha. La mujer no engaña a nadie más que a sí misma.

Por consiguiente, cuando se muere este río, lo hace sin su corriente, sin su fuerza vital. Los hindúes dicen que, sin Shakti, la personificación de la fuerza vital femenina, Siva, que es la que preside la capacidad de actuar, se convierte en un cadáver. Ella es la energía vital que impulsa el principio masculino y éste, a su vez, impulsa la actividad en todo el mundo. (10) Vemos por tanto que en el río tiene que haber un equilibrio razonable entre las contaminaciones y las purificaciones, so pena de que se convierta en nada. Pero, para poder hacerlo, el ambiente inmediato tiene que ser alimenticio y accesible. En cuestión de supervivencia, está demostrado que, cuanto más escasean los requisitos esenciales -el alimento, el agua, la seguridad y la protección- tanto más se reducen las alternativas.

Y cuantas menos alternativas haya, tanto más se reducirá la vida creativa, pues la creatividad se nutre de las múltiples e interminables combinaciones de todas las cosas. El hidalgo destructor del cuento es una parte muy profunda pero inmediatamente identificable de una mujer herida. Es su animus, que la induce a luchar no por crear -muchas veces ni siquiera llega a este Punto- sino por obtener un permiso claro, un sólido sistema interno para crear a voluntad. Un animus saludable tiene que participar en el trabajo del río y así debe ser. Cuando está bien integrado, es el que nos ayuda y vigila para ver si se tiene que hacer algo. Pero el animus no es imparcial en el cuento de La Llorona; se hace con el poder, impide el desarrollo de una vida nueva de vital importancia e insiste en dominar la vida de la psique. Cuando un animus maligno adquiere semejante poder y una mujer puede despreciar su propio trabajo o, en el otro extremo, simular que desarrolla un trabajo de verdad. Cuando ocurre algo de eso, a una mujer cada vez se le ofrecen menos alternativas creativas. El animus aprovecha entonces para avasallar a la mujer, despreciar su trabajo y desautorizarla de una u otra forma. Y eso lo hace destruyendo el río.

Primero examinaremos los parámetros del animus en general y después veremos de qué manera se deteriora la vida creativa de una mujer y qué es lo que puede y debe hacer al respecto. La creatividad tiene que ser un claro acto de conciencia. Sus acciones reflejan la claridad del río. El animus, que constituye la base de la acción exterior, es el hombre del río. Es el mayordomo. Es el cuidador y protector del agua.


Notas

(10) Muchos símbolos tienen atributos masculinos y femeninos. En general, conviene que las personas decidan por sí mismas cuál de ellos quieren utilizar como lupa para examinar las cuestiones del alma y de la psique. No tiene demasiado sentido discutir tal como suelen hacer algunos acerca de si el símbolo de algo es masculino o femenino, pues al final resulta que los símbolos no son más que unas maneras creativas de contemplar una cuestión y encierran de hecho otras fuerzas que, desde el punto de vista de Arquímedes, son insondables, No obstante, el uso de los atributos masculino o femenino sigue siendo importante, pues cada uno de ellos es una lente distinta, a través de la cual se pueden aprender muchas cosas. Por esta razón yo busco los símbolos, para ver qué se puede aprender de ellos, cómo se pueden aplicar y, sobre todo, para qué herida pueden ser un bálsamo.

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