con el apoyo de S.U.A.T.
FEDERICO RODRIGO
PEDACITOS
La mente de los pasajeros ya había llegado a su destino y sólo sus cabezas innecesarias se mecían como bolsas de nylon a placer de los baches. Entre ellos: un borracho hedía a que una vez supo y una prostituta perfumaba a que una vez amó. Él llevaba las estelas de su baba preocupada, ella las arrugas de su sangre precoz.
Ella nunca supo sonreír: el balbuceó un chiste; él nunca supo no pensar: ella le pintó una caricia. Él siempre supo dónde ir y le ordenó sus huellas; ella siempre supo mantenerse en pie y le ofreció su raíz.
El frío unía sus manos. La soledad los miró incrédula descender a la misma nada de siempre pero casi más completos.
GASTÓN RODRÍGUEZ FREITAS
PENSIÓN ALIMENTICIA
No recordarías cual de todos los rostros
era el tuyo,
cual tu verdadero inconfundible rostro.
Pasarías de largo sin siquiera reconocer
al que de lejos te lleva bajo el nombre,
como si no hubiera quien se te asemeje.
Hoy tarde hubieras visto, en fila, unos ojos
unas manos puntuales, entrecruzadas, la voz distinta a la
que te oyó endurecerte al rogar: cuando sea grande
seré quien le descubra la cara a Dios.
Los agravios de siempre rebotan en la máscara
con la que no te puedes ver, de la que no te puedes salir.
fotomontaje de ausencias y cardenales en la víscera.
Los abogados mismos se persignarían si tuvieran por evidencia la desazón materna.
Y los que fuimos tus hijos, sin saberlo, un día,
Antes de toda desilusión: un pueblo norteño
-vecinamente ajenos- entre ancestrales rutinas.
Los que pagamos con pensión alimenticia nuestra obligada
asistencia
en el despacho del sicólogo cuando engolabas
Tu patriarcal figura, voz de mando, y deshacías
Con una mano lo que escribías con los codos.
Un fotomontaje de ausencias del tamaño del continente
para que el nuestro dolor no se subvierta en dólares.
Se desentienden en la negativa de entrar en la lista de culpas
El renombre, máscara de humo, reluce bien bajo las lacras del hambre
Conciencia en paz, ya que justos eran todos los muertos.
Estas líneas fueron escritas
Sobre una factura de pensión alimenticia.
JOSÉ LUIS MACHADO
6 POEMAS
1
Gracias quienquiera que haya tendido este lago
Por alguna razón yo miro mientras otros nadan.
Un muchacho se desnuda, arquea su pecho y se lanza.
La niña bien formada se hunde hasta las caderas.
Cuatro pies desnudos palpitantes con fuerza,
Dos pares de brazos enredantes y húmedos.
Juegos de verano.
¿Quién no los ha jugado?
La orilla está vacía.
2
No tengo a dónde ir.
Las lunas suceden fugaces
El péndulo de todo mí ser
Es lento,
Es constante,
Es pesado,
Y golpea con sus ecos
Las frágiles paredes de mi espera.
3
Pido
desde las profundidades de la soledad
desde los abismos de la espera,
desde los pozos del alma pido.
Si vienes a mi piel,
Amiga, hembra, mujer.
Trae contigo una hoguera
Y una ventana
para que el deseo nos funda
y empañe los cristales.
4
A lomo de mujer
sea dama
o hembra
o puta
o santa
quiero cabalgar
hasta las esquinas más lejanas de la tierra
allá
donde la luz no se cansa
y el amor no se desvanece.
6
Estás ahí
Desnuda
Frente a mí
Si me miras
Prepárate para la lluvia
Si me hablas
Prepárate para el viento
Eso sí, si me tocas
Prepárate para la tempestad.
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