martes

EL EVANGELIO SEGÚN EL TRAIDOR (LA MALDITA COMEDIA) - HUGO GIOVANETTI VIOLA

CUADRAGÉSIMA ENTREGA


40

Isabelino Pena escuchó las historias de Sara y de Almá bajo el oro bamboleante de un higuerón mientras Rufo y Tomás discutían frente al asado. La primavera es tan distinta en Betania que en Jerusalén que dan ganas de ponerse a bailar por el inminente casamiento de la viuda y el carpintero, aunque sin tomar vino.
-Jesús maldijo a Corozain -se peinó el cráneo maquinalmente la chiquilina que tenía sangre egipcia por parte de madre. -Pero prefiero trabajar en aquel mercado donde nos regalaron la talita.
Sara mira hacia el Monte de los Olivos y pienso que Judas debe seguir colgando y paso del castellano tristón al arameo florido:
-Así es la vida, tal como es la vida. Cuando vendan la casa no se lleven ni un pedacito de polvo de Jerusalén pero acuérdense que la iglesia de la roca se fundó en Israel.
-Qué te pasa -le acarició el bonete al detective la chiquilina que parecía tener a Nazareno enjoyado en los posos azules.
-Ahora me siento triste hasta la muerte, hermana. Pero tiene que ser así antes que bailemos juntos. Todos los crucificados de todos los tiempos.
Y en ese momento se acercan discutiendo Rufo y Tomás el Gemelo, que sigue sin creer en las apariciones del Rabuní.
-Las estrellas existen aunque no las podamos tocar -poetizó el carpintero, sentándose a la sombra de la muchacha montañosa.
-Y además siempre brillan por nuestro sufrimiento -sonrío como quien no llora.

ALMÁ 20: Nazareno te despertó cuando estabas soñando con el hombre que hablaba con la gravedad del sofar y la piedra gigantesca corrida exactamente para que pasara un cuerpo donde te habías trepado pensando que era más imposible caerse que no caerse y fue la primera y última vez que la respiración del lobo te habló y dijo Hay que ir hasta e Getsemaní porque Judas Iscariote quiere despedazar el mosaico y al llegar a la cabaña te voy a dar mis ojos para que puedas predicar sin llorar: y no le avisaste nada a Rufo porque tus cuatro años eran más viejos que los de Wolgfang Amadeus Mozart y Seymour Glass y mientras la túnica te iba flameando como una constelación de palomas supiste que a las estrellas las veías desde que el maestro te regaló la talita y que lo que la gente llamaba la luz debía ser una especie de respiración de algo que están tan alto que no puede ser triste y pensaste Ahora se va a morir Nazareno para que llegue el maestro y podamos casarnos y el lobo se sentó en la puerta del taller y te bajaste y mientras lo escuchabas echar la puerta abajo Jesús te perforó con dos dedos de nácar y después preguntó si podías verlo sin pena: y lo alto y lo peludo y lo aguileño ya se lo conocías pero ahora te inundó un amanecer infinito que era la diferencia con los demás hombres y te pidió que perdonaras a Judas y desapareció enseguida y después de enterrar las astillas mundanales de tu ángel el viejo te bajó a caballito y recitó Nuestra hermanita no tiene pechos Qué vamos a hacer con ella cuando vengan a pedirla y contestaste Yo soy como una muralla y mis pechos como torres Por eso a los ojos de él ya he encontrado la felicidad.

Isabelino se despidió de Sara y Almá y Rufo el miércoles 20 de Nisán y llegó caminando a Jerusalén a la hora tercera y buscó la roca donde Jesús de Nazaret había escrito el primer Padrenuestro. La chiquilina me dio tan bien las instrucciones que distingo enseguida el huevo basáltico sombreado por un ciprés que preside la entrada del puente y no puedo dejar de hundir los dedos en los letrones tallados contra el olvido eterno.
-Ahora hay que trabajar -se encrestó solarmente el viejo con cabecita de pájaro mientras subía hacia la imponencia marmórea del Templo que iba a ser derrumbado en el año 70 D.C.
Y bajo hasta la Puerta de la Fuente bordeando la muralla y apenas puedo distinguir la osamenta del Valiente en el basural de los perros y me cuesta no sentimentalizarme.
-Pensar que eso fue un hombre, viejo Marlowe.
Después el detective rehizo el camino de entrada a Siloé por donde había hormigueado el domingo y al llegar al acueducto les gritó a los chiquilines de la plaza:
-La paz, hermanos. Les traigo un mensaje desde Betania. Jesús se le apareció a Almá de Corozain y le puso ojos color Jacinto.
Y son muy pocos los que denuncian que tengo demonio y muchos los inundados por una especie de mediodía sin tiempo que justifica todas mis pobres vidas.
-El reino reinará -murió murmurando Isabelino Pena cuando los esbirros dirigidos por Elkder y Elkbio llegaron a lapidarlo como quien mata a un tábano.

Adviento de 2006

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