martes

EL EVANGELIO SEGÚN EL TRAIDOR (LA MALDITA COMEDIA) - HUGO GIOVANETTI VIOLA


39

Isabelino Pena repitió:
-Eso sobre mi cadáver.
Y nos paramos con la crispación de los duelos del Far West y todavía no entiendo cómo carajo me voy a salvar.
-¿Lo agarro yo o me lo alcanzás? -empezaron a burbujearle los ojos-sótano y la calva-llaga al discípulo que prefirió creer en el maquillador de héroes.
-Es cosa tuya, loco.
Lo hermoso es entender que cada minuto y cada situación y cada supuesto azar de la vida hyan sido preparados para que uno decida romperse o completarse: y recién ahora acepto que esas pupilas tenían que traspasarme y traspasarme y traspasarme y traspasarme para que yo supiera cuánto aguanta mi fe.
-Loca seria tu madre -rodeó el banco de carpintero el hombre que olía a Gehena y el detective pegó una zancada para cubrir el mosaico.
Y cuando levanta el codo y prepara el sicar Nazareno derrumba la puerta y salta hecho una espuma y el Iscariote le abre el triperío que retumba chorreando contra el aserrín y atrás aparece Almá con los ojos transformados en praderas celestísimas y antes de arrodillarse frente al ángel anuncia:
-Jesús acaba de sanarme y dice que te perdona.
Entonces el asesino quedó hecho una sola pus y corrió a buscar la alforja que tenía en el lagar y terminó colgando a la sombra de olivo donde se echaba el lobo.

SARA 20: Y después que el viejito te limpió y fue a buscarte el mosaico al Getsemaní saliste corriendo a lo de Elías Marcos y te atendió el muchacho pelirrojo que jugaba con Almá y le pediste para hablar con un discípulo de Jesús y el pecoso te hizo pasar enseguida al patio que olía a pan sin levadura y a mirra: Juan el Zebedeo era parecido a Rufo aunque lo sobredoraba una gracia de camafeo tan floral que cualquiera hubiera podido confundirlo hasta con la Magdalena y el máximo adorador de la androginia como símbolo plástico de la pureza unigénita supo pintarlos así a él y a Juan el Bautista quince siglos después para que los mercaderes del templo de la posmodernidad inventaran un código forrador de bolsillos y lustrador de egos que el pampero del Espíritu hará desaparecer antes que suene el gallo celebrador del vitral del eón crístico: y entonces te arrodillaste frente al muchacho que ya creía en la noticia que iba a cambiar la historia con más coraje revolucionario que el de todas las guerras infames y santas juntas y le explicaste que sabías el Padrenuestro pero que ahora precisabas defender a los tuyos con la espada del cordero y el Hijo del Trueno te preguntó si te sentías del mundo o del reino y dijiste que la única sed que te quedaba era la de los ciegos y él sonrió y te aconsejó rezar así: Padre a los que escogiste del mundo para dármelos les he hecho saber quién eres Yo les he comunicado tu palabra pero el mundo te odia porque ellos no son del mundo como tampoco yo soy del mundo No te pido que los saques del mundo sino que los protejas del mal Conságralos a ti mismo por medio de la verdad Tu palabra es la verdad.

Isabelino Pena y Almá de Corozain demoraron la segunda vigilia en recoger y enterrar los restos de Nazareno al lado de la oreja de Malco y el gato sin nombre y encontraron a Sara durmiendo tranquila y cuando la viuda se espejó en los ojos resucitados de Almá floreció:
-Lo encontraste.
Y la chiquilina de mirada azul jacinto le cuenta que Jesús se le apareció después que el perro la despertó lamiéndola y arañándola en Betania y galopó hasta el huerto donde Judas quería robarles el mosaico.
-¿Te gusta ver? -limpió dos goterones que tamborilearon sobre el mostrador taraceado la viuda.
-Estos humos que ustedes llaman colores me mataron la pena -me revisa la cicatrización del hombro y de los nudillos con gravidez de mariposa Almá. -Aunque yo ya veía. ¿Sabés lo que dice el Eclesiastés sobre los animales, Ojos Viejos?
-¿Quién puede asegurar que el espíritu del hombre sube a las alturas de los cielos y que el espíritu del animal baja a las profundidades de a tierra? Es de las poquísimas cosas que me gustan del Eclesiastés.
-Yo quisiera explicarte por qué tuve que esconderte la verdad sobre Judas y Esteban el Valiente -los interrumpió Sara.
-Sí. Pero de camino a Betania. Recojan todos y nos vamos ya -no tengo más remedio que ponerme machista y ellas ni siquiera dicen que a esta hora es peligroso.

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