jueves

SUPLEMENTO DEL TALLER LITERARIO DE LIVERPOOL F.C. (4)


ALEJANDRAESCOBAR

HISTORIA DE UN ALMA (GOTAS DE UN LIBRO OCEÁNICO)


PASOS QUE FLOTAN

La primavera del alma me llama a empujones mojados con olor a esencias… El sueño es el lugar de los re-encuentros de las señales, del latido siguiente…

Qué impecable designio deja huellas que preceden a los pasos?

Qué locura ordenada en símbolos quedó palpitando suspendida en acordes inconclusos?
La trama se teje sobre las arenas profundas inmóviles al vaivén de las mareas. Las entrañas como las raíces saben los secretos de los duendes dormidos.

Pasos que flotan, alas teñidas de polvo… Y en un suspiro los pasos se hacen huellas y las alas horizontes…


GASTÓN RODRÍGUEZ FREITAS

POEMA POR JOSEFINA ‘LA CANTORA’

Nuestra cantora se llama Josefina
Quien no la ha oído no conoce la potencia del canto.
(De un cuento de Franz Kafka)

Para ahuyentar el mutismo de esta vida
De estos marginales símbolos del miedo
¡Voy a cantar una canción por Josefina
Y recrearles la grandeza de su ejemplo!

En mitad de la fría muchedumbre
Ella canta y su voz
Vuela en triste do menor
Su desvelada canción
Tristemente invencible

el estrépito de su música golpea
sueña y sube, su canción
Desesperada, insular y libre,
Y por la escala del chillido: ¡se subleva!

Al insomne trajinar de los roedores
Cuyos rostros han perdido la inocencia,
Hay un largo cortejo de aduladores
bajo un éxtasis de miedo y de sorpresa

Canta Josefina, la cantora
eleva tu necesaria canción
a todas horas
Tristemente invencible
Acusadora
De esta ingenua comedia
Sin final y sin memoria
Tan solo tu voz romperá
las buro-cadenas del tiempo
Los yugos del mal
Que esclavizan nuestra raza
Industriosa y bacanal
Infatigable-roedora


JOSÉ LUIS MACHADO

3 TEXTOS
1
Aquella casa  hermosa. La mansión de nuestros sueños. Tenía un jardín, un huerto y algunos limoneros. Una biblioteca con libros y ébanos, con vitrales y chimenea. Una escalera caracol de hierro fundido con peldaños de mármol que nos llevaban a un espacioso balcón. Por mucho tiempo fuimos felices. Hasta que murió.
Tan doliente y abatido me sentía que una madrugada de invierno decidí suicidarme. Iba a subir desnudo al mirador que tanto disfrutamos, para arrojarme al vacío, pero no pude. Ahí estaba ella, suspendida en la base de la escalinata, aferrada firmemente a la barandilla con las manos de su alma.
2
El cementerio de mi pueblo está sembrado de bancos y adoquines. Una mañana fui a conversar con mi padre. Luego de un par de silencios giré mi cabeza hacia un costado y ahí la vi, sentada con el pelo recogido hacia atrás, como si lo hubiesen peinado las manos de un ángel. Llevaba una solera floreada, los brazos al aire, el escote en lunas crecientes, las piernas cruzadas y los pies descalzos. Giré nuevamente mi cara hacia la tumba de mi padre y pregunté si era la indicada. Cuando oí la buena nueva me di vuelta y el banco era piedra una vez más, una vez más vacío.
3
En un valle diferente a los demás llamado Embaumer  vivía una niña como todas las demás imprudente, secreta y sobre todo bonita.
Estaba prometida por sus padres, a un anciano y frío noble de las tierras altas de los Alpes.
Un día como cualquier otro,  Sofí tuvo que salir a buscar agua para su pequeño caballo llamado Arc en ciel. Llegando al manantial la niña vio una figura muy pálida y hermosa, no se asustó y a medida que se acercaba, cada vez se tornaba más pálida y más hermosa. Pasó a través  de ella y sintió en su cuerpo un cosquilleo húmedo que bajaba desde su entrepierna y llegaba hasta fundirse en la vertiente del manantial. Nadie la ha vuelto a ver pero es bien sabido que cada vez que llueve en ese lugar la gente se enamora.

IVONNE DÍAZ


FRONTERA

Juntas cruzamos la frontera que separa los mundos.

Allí el silencio y quizás las almas. Acá el mundo, acá tu cara.

No tuve miedo al cruzar, ¿como podía tener miedo si no conocía nada, ni el dolor, ni el desamor, ni la injusticia, ni la locura?

Al pasar por esa aduana, millones de células, millones de historias se conjugaron. Ahí estábamos las dos llorando, vos con angustia, yo porque la vida me llegaba.

Después pasaron tantas cosas, tantos caminos se cruzaron... te había conocido por dentro y vos solo conocías mi cáscara.

Eras el dolor del mundo, te hería tu propio rencor. Yo tenía miedo del amor, no sabía qué buscaba. Estábamos juntas y a kilómetros de distancia.

Ahora no sé cual fue el principio, pero el final siempre nos alcanza.

2 comentarios:

Unknown dijo...

muy lindos e interesantes estos trabajos,donde podría acceder a màs material como este?,gracias

Poesía casera dijo...

Lo simple es bello. Lo comparto en recuerdo.

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