por Juan Berberana
(Ritmo nº 778, octubre 2005)
Piotr Anderszewski hizo su presentación en España el pasado 28 de junio, en el ciclo “Grandes intérpretes” de Scherzo. Este pianista de 36 años, mitad polaco mitad húngaro, residente en París pero, sobre todo, ciudadano del mundo (como el se define) interpretó un programa poco abierto a las concesiones, donde destacó su interpretación de obras de Bach y, sobre todo, de Szymanowski, un autor por el que siente una especial devoción, que le ha llevado a grabar (por vez primera, por raro que parezca a estas alturas) su sonata para piano num. 3, en su último lanzamiento discográfico para Virgin. De nuevo un programa íntegramente dedicado al compositor polaco, sin apenas concesiones.
Anderszewski nos recibió al día siguiente de su debut madrileño. Un pianista con oídos abiertos, inquieto e interesado por todo lo que le rodea y que trata de disfrutar de la vida con un sano optimismo que sabe transmitir a su teclado.
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¿Cómo ha sido su primera experiencia en España? ¿Qué le ha transmitido el público de Madrid?
Mi impresión (tras el concierto del día anterior a la entrevista) es que se trata de un público interesado por la música. Quizás no transmite la sensación de tradición de otros públicos como el alemán o el vienés. Pero, por el contrario, parece más fresco y joven. Me da la sensación de que España no es un país específicamente apasionado por la música. Pero desde que estuve aquí, siendo muy niño, lo que he percibido es un gran dinamismo en la sociedad, en general. Algo que percibes en la sala de concierto, pero también cuando paseas por las calles de esta ciudad o hablas con la gente. Ha sido una experiencia interesante y muy gratificante para mí.
¿Le dio la sensación de ser un público ruidoso?
No realmente.
En el programa de ayer interpretó obras de Bach, Chopin y Szymanovsky. ¿Tiene un especial interés por la música polaca?
No de manera especial.
¿Y en Chopin?
Menos todavía. El hecho de que la gente lo sienta como un compositor nacional, incluso le resta interés para mí. Del programa del concierto pensé sustituir la obra de Chopin, aunque al final no pude hacerlo.
Y volviendo a Polonia, ¿qué opinión guarda de la música contemporánea polaca?
Hay un número increíble de buenos compositores, incluso muchos de ellos casi desconocidos. Es otro motivo para valorar la obra de Szymanovsky, en cierto sentido padre de la generación de autores posteriores a la Guerra.
Pero entre este tipo de autores no predomina la música para piano…
Puede ser. Pero entre ellos sí que existen algunas obras para piano interesantes, como el concierto de Lutoslawsky. Aunque puede que sea una excepción, ya que otros autores, como Penderecky, no han dedicado especial atención a este instrumento, que yo tenga constancia.
¿Pero es un tipo de música que le interesa?
Si, por supuesto, si bien puedo interpretarla muy poco. Hay tanta música interesante para interpretar que se hace difícil dedicar tiempo a este tipo de repertorio. Solamente Bach resulta tan importante, tan apasionante… que prácticamente podrías dedicar toda tu vida a interpretar sus obras. En el fondo creo que merece la pena concentrar los esfuerzos en un repertorio más concreto, que coincida con lo que es la forma de sentir la música por parte de cada intérprete. Es, al menos, lo que yo intento.
Pero, en el caso de Szymanowsky, ¿por qué mantiene un interés tan concreto por su música?
Es un autor que ha llegado a enamorarme, conforme he ido conociendo e interpretando sus obras. Creo que puede ser no sólo uno de los más grandes compositores del siglo XX, sino el más grande. Pero no sólo por su música de piano, sino por su obra en general: sus sinfonías, su ópera El Rey Roger, sus cuartetos y especialmente los conciertos para violín. Es definitivamente fantástico. Además creo que el público tiene cada vez más interés por su obra, y que pronto será un compositor habitual del repertorio de conciertos. Es la impresión que yo extraigo cuando interpreto sus obras.
Su último disco para Virgin incluye la primera grabación de la sonata num. 3. ¿No tiene la sensación de ser una música muy próxima al mundo impresionista e incluso al piano de Scriabin?
Es una obra muy moderna para su época (el segundo decenio del sglo XX), un ejemplo muy bueno del talento incomparable de Szymanowsky. Sí que puede que tenga alguna similitud con obras de Scriabin. Pero para mí es una obra mucho más completa que las del ruso. Mucho más actual. Puede que en el futuro interprete música de Scriabin, pero sobre todo de su último periodo (las piezas para piano y orquesta como Prometeo). La música de los compositores impresionistas también me atrae. Pero sobre todo la obra de Ravel, que me interesa mucho más que la de Debussy.
Hablando de su época de estudiante. ¿Quiénes fueron sus maestros, y sus principales referencias, en el mundo del piano, en aquellos años?
Yo siempre he estado en contra de los profesores, en el sentido tradicional. Así que mis referencias fundamentales, cuando era estudiante, fueron otros pianistas. Sobre todo Richter. En aquellos años si que escuchaba discos de otros pianistas, aunque no lo he vuelto a hacer. Yo diría que mis mayores influencias, en aquellos años, vinieron de Richter, y también de Benedetti Michelangeli y Gould. Es verdad que trabajé un tiempo con un maestro entrañable en la ciudad de Dresde, pero poco más. Desde entonces, como ya he comentado muchas veces, he rechazado cualquier relación con profesores o maestros.
Al hablar de Gould supongo que lo identificará con Bach.
No necesariamente. Y además con Gould creo que hay que tener mucho cuidado. Puede ser muy peligroso. Fue, sin duda, un genio. Pero también fue muy provocador, por lo que hay que escucharlo con cierta prudencia. Tenía una personalidad arrolladora. Y es muy importante para cada intérprete mantener la propia. Por que, hoy en día más que nunca por culpa de los medios, estamos rodeados de demasiadas influencias. Y el problema es cómo podemos llegar a “digerirlas”, para poder sacar de las mismas lo mejor, siendo capaces de mantener la propia personalidad. Pero insisto, volviendo a Gould, su influencia es tan fuerte que solo podemos asumirla en dosis muy pequeñas.
¿Y cuales serían sus referencias entre los pianistas de su generación? Quizás Kissin…
Creo que hay fantásticos pianistas hoy en día. Si bien ya he comentado que no escucho discos de otros intérpretes. Me gusta Sokolov. También Radu Lupu, aunque este no es un artista de mi generación.
Y hablando de la música en general. ¿Cree que estamos en un momento de crisis?
El problema surge al tratar de definir que es crisis exactamente. De todas maneras yo creo que vivimos, más bien, en una fase posterior a la propia crisis. Que, de hecho, sería algo más grave que la crisis en sí misma. En cierto sentido todos estamos un poco perdidos. Por que insisto en que recibimos demasiadas influencias, demasiada información… Para mí, como pianista, creo que esto es bueno. Tener tantas influencias me permite mejorar y avanzar en todos los aspectos. Pero para los jóvenes, para los que se están formando en el mundo de la interpretación, y que saltan de un país a otro, de un profesor a otro, por que uno es especialista en un compositor, otro lo es de un determinado repertorio o técnica… etc. Para mi eso es una grave equivocación. No se puede estar sujeto a tantas influencias cuando uno se está formando. No me interesa y no creo que sea bueno para ellos.
¿Cree que es interesante para un pianista ser identificado como especialista en un determinado repertorio?
Para mí no. Yo sólo interpreto la música de compositores cuyas obras siento que puedo hacerlo bien. Trato de ser personal y auténtico en mis interpretaciones. No creo en ese tipo de pianistas, que se puedan identificar con un determinado tipo de repertorio. Tampoco creo en el pianista que toca una y otra vez la misma pieza: la Apassionata una y otra vez… No me interesa.
¿Y no cree que pueda ser algo bien valorado por el público, o algo comercialmente interesante?
Yo, por lo menos, no estoy seguro de que sea comercialmente interesante. Ni que pueda ser valorado especialmente por el público. Creo que es demasiado rutinario y poco enriquecedor.
Pensando en el futuro, ¿Qué obras o nuevos autores piensa incorporar a su repertorio?
Nuevos no lo sé. Quiero seguir con Bach y con Mozart (muestra con gestos su especial interés y pasión por estos dos compositores). Fundamentalmente toda la obra para teclado de Bach y los conciertos para piano de Mozart. Quizás Schumann en el futuro y, por qué no, alguno de los compositores españoles.
Probablemente Albeniz o Granados. Pero Albeniz es técnicamente muy complicado.
Si, pero después de interpretar la tercera sonata de Szymanowsky, que es diabólica para el pianista, creo que la técnica no sería un problema.
Pero hay una cierta tradición de interpretar estas obras sólo por intérpretes españoles.
Lo sé, lo sé… Y creo que eso no es nada bueno. Es algo muy parecido a lo que nos pasa en Polonia con la obra de Chopin, que parece que sólo puede ser interpretada por pianistas polacos. Pensando en todos los pianistas que interpretan a Chopin, seguramente el mejor de todos no es polaco. Probablemente sea un pianista chino. No creo que este tipo de asociación sea correcta.
Mi última pregunta es de tipo personal. En otras entrevistas ha confesado su interés por otras artes, como la arquitectura o la pintura. ¿Le resulta posible combinar su vida profesional con este tipo de aficiones?
Lo intento. Por ejemplo tengo pensado ir esta mañana al Museo del Prado, que visité siendo muy niño y apenas recuerdo nada. Lo voy a intentar, porque tengo mucho interés. Me gusta entender la mentalidad de la gente en los lugares donde viven. Entender las diferentes culturas, desde una perspectiva amplia. Probar las diferentes cocinas… No siempre es posible. Ayer tuve el concierto, aquí en Madrid, y mañana me voy a Oporto (nos comenta su especial pasión por Portugal y Lisboa, y que tiene mucho interés en conocer Oporto). Pero lo intento.
Muchas gracias por su tiempo. Y espero que le quede tiempo para disfrutar de nuestra ciudad su cocina y de sus vinos.
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