PRIMERA ENTREGA
Nicolás Maquiavelo, historiador y filósofo político, nació y murió en Florencia (año 1469 a 1527).
Participó en la vida política de su ciudad natal, primero trabajando como funcionario hasta que fue nombrado secretario de la segunda cancillería de la República de Florencia en 1498. Realizó así importantes misiones diplomáticas: ante el rey francés (1504, 1510-1511), la Santa Sede (1506) y el emperador (1507-1508); por ello tuvo la oportunidad de ir conociendo a muchos gobernantes italianos y de estudiar sus tácticas políticas, en especial las de César Borgia, que en aquella época trataba de extender sus posesiones en Italia central. En 1512, cuando la familia florentina de los Médicis recuperó el poder y la república se desintegró, Maquiavelo perdió su puesto en la secretaría del Estado. Entonces se retiró a sus propiedades cercanas a Florencia, donde escribió sus obras más importantes, entre ellas El príncipe. A pesar de sus intentos por la confianza de los Médicis, nunca volvió a ocupar un cargo destacado en el gobierno, ni aún cuando la república fue nuevamente establecida en el año 1527.
Maquiavelo, debido a su experiencia en la política escribió tres libros de contenido político: El arte de la guerra, donde describe las ventajas de las tropas reclutadas frente a las mercenarias, Discurso sobre la primera década de Tito Livio, donde partiendo de los conceptos teocráticos medievales de la historia atribuye hechos históricos a las necesidades de la naturaleza humana y a los caprichos de la fortuna y, El Príncipe, su obra más importante y uno de los más influyentes tratados en el posterior desarrollo de la teoría política redactado en 1513, que no fue publicado hasta cinco años después de su muerte.
En El príncipe expone sus conocimientos y teorías acerca de la consolidación de un Estado fuerte y unificado en la persona de un príncipe como jefe del mismo. Se puede decir que es un libro práctico ya que pretende dar normas de acción para adquirir y mantenerse en el poder, abarcando así desde los tipos de Estados a gobernar hasta la conducta propia de aquél que será príncipe del Estado pasando, pues, por las formas de guerra y de trato con el pueblo y los nobles incluyendo la política exterior.
Atendiendo al contenido del texto esta obra puede dividirse fácilmente en cuatro bloques, anteponiéndose a los cuales una breve introducción de Maquiavelo acerca del contenido de su obra dirigiéndose a su destinatario, Lorenzo de Medici. En esta parte comenta que es esta obra lo más valioso que él puede entregarle como buen súbdito sin presunciones y sin atentar contra su magnificencia -anhelando que éste alcance la magnificencia que le corresponde-, pues […] “no puede hacerle mejor ofrenda que lo que él ha conocido y aprendido a lo largo de tantos años y con tantas privaciones y peligros”.
El primer bloque lo podemos clasificar desde el capítulo I hasta el XI, en él nos introduce y analiza la naturaleza y clases de principados como las condiciones para crearlos, consolidarlos y mantenerlos. Clasifica los tipos de Estados o dominios sobre los hombres dividiéndolos en repúblicas y principados. Los principados o son nuevos o son hereditarios o como miembros añadidos pudiendo estar gobernados por un príncipe o libres, siendo adquiridos tanto por fortuna o virtud como con las armas propias o de otro. Los principados hereditarios son más fáciles de conservar que los nuevos, y por tanto más fáciles de recuperar a quien le son arrebatados. El príncipe es amado y respetado por causar menos agravios y en caso de no mediar vicios extraordinarios. Es en los principados nuevos, y más aún los miembros añadidos a un Estado anterior -llamado principado mixto- donde Maquiavelo atisba mayores problemas. Esto es porque, entre muchas causas, todos serán enemigos del nuevo gobernante pues le odiaran aquellos a los que ha arrebatado las tierras, pese a que los ciudadanos cambian de buen grado de señor como forma de eliminar sus disconformidades, y no podrá mantener como amigos a aquellos que le ayudaron a meterse en esos territorios, pues éstos le pedirán más de lo dispuesto a ofrecer. Estos nuevos Estados o son de la misma lengua y/país o no lo son; en el primer caso es más fácil conservar el principado y más sino están acostumbrados a vivir libres, los segundos requieren mayor habilidad; pero para ambos es necesario tanto extinguir el linaje del príncipe anterior como conservar las viejas formas de vida para no agudizar el cambio. En caso de mayores dificultades es necesario que el nuevo gobernante pase a residir allí como medio de que los habitantes tengan más recurso al príncipe y los extranjeros más miedo a asaltar los territorios; así como formar colonias, en vez de ocupaciones militares de infanterías y caballerías, porque son de menor gasto y arrasan menor densidad de población y ésta queda indefensa y dispersa. Para aquellos países diferentes al Estado al que se añaden debe convertirse en jefe y defender a los menos poderosos, debe debilitar a los de mayor poder y evitar que entre un extranjero más poderoso, ya que los envidiosos a todo aquel que tenga le poder se adherirán a él formando una piña. Todos los príncipes sabios deben preocuparse tanto de los males presentes como de los futuros, esto lo compara el autor con lo que dicen los médicos de la tisis, pues es “muy difícil de diagnosticar al principio cuando más fácil es de curar, y muy difícil de curar cuando se diagnostica bien, que es tarde”; a esto se puede añadir que la guerra no se evita, sino que se retrasa para ventaja del enemigo.
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