miércoles

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS - CLARISSA PINKOLA ESTÉS




OCTOGESIMOQUINTA ENTREGA

CAPÍTULO 9


La vuelta a casa: El regreso a sí misma

El hijo espiritual

Vemos por tanto que la unión de esos contrarios que son el ego y el alma produce algo de valor infinito, el hijo espiritual. Es bien cierto que, cuando el ego se entremete violentamente en los aspectos más sutiles de la psique y el alma, se produce una fertilización cruzada. Paradójicamente, robando la protección del alma y su capacidad de ocultarse bajo el agua a voluntad, el ego participa en la creación de un hijo portador de la doble herencia del mundo y del alma, capaz de transmitir mensajes y regalos entre ambos.

En algunos de los cuentos más importantes, como el gaélico La bella y la bestia, el mexicano La Bruja Milagrosa y el japonés Tsukino Waguma: El oso, el hallazgo del camino de regreso al propio orden psíquico se inicia con la alimentación o el cuidado de una mujer, un hombre o una bestia solitaria y / o herida. El hecho de que semejante hijo, capaz de atravesar dos mundos tan distintos, pueda proceder de una mujer sin piel y "casada" con algo de sí misma o del mundo exterior tan solitario y subdesarrollado, es uno de los milagros constantes de la psique. Algo ocurre en nuestro interior cuando nos encontramos en esta situación, algo que genera un estado emocional, una minúscula nueva vida, una pequeña llama que arde en condiciones imperfectas, difíciles e incluso inhumanas.

El hijo espiritual es la niña milagrosa, que tiene la capacidad de oír la llamada, la lejana voz que nos dice ya es hora de regresar a nosotras mismas. El niño es una parte de nuestra naturaleza medial que nos apremia, pues es capaz de oír la llamada cuando ésta se produce. Es el niño que se despierta del sueño, se levanta de la cama, sale a la ventosa noche y baja corriendo al embravecido mar que nos induce a afirmar "Pongo a Dios por testigo de que seguiré por este camino", o "Resistiré", o "No me desviaré", o "Encontraré la manera de seguir adelante".

Es el hijo quien le devuelve a su madre la piel de foca, la piel del alma. Es él quien le permite regresar a su casa. Este hijo es un poder espiritual que nos induce a seguir adelante con nuestra importante tarea, a rechazar algo, a cambiar nuestra vida, a mejorar nuestra comunidad, a colaborar en el empeño de equilibrar el mundo, todo ello gracias a nuestro regreso a casa. Si una mujer desea participar en estas cosas, es necesario que tenga lugar el difícil matrimonio entre el alma y el ego y tiene que nacer el hijo espiritual. Los objetivos del dominio son la recuperación y el regreso.

Cualesquiera que sean las circunstancias de una mujer, el hijo espiritual, la vieja foca que surge del mar llamando a su hija para que regrese a casa y el ancho mar siempre están cerca. Siempre. Incluso en lugares y momentos en los que menos cabría esperar su presencia.

Desde el año 1971 me dedico a enseñar a escribir como práctica de meditación en prisiones y penales de todo el país. En un viaje que hice a una prisión federal de mujeres con un grupo de sanadoras / artistas (7) para montar representaciones y enseñar a una sección de cien mujeres que estaban participando con profundo interés en un programa de desarrollo espiritual que allí se había organizado, vi como de costumbre muy pocas mujeres "curtidas" y varias docenas de mujeres en distintas fases de mujer-foca. Muchas de ellas habían sido "capturadas" en sentido figurado pero también literal por culpa de unas decisiones tremendamente ingenuas. Cualesquiera que fueran las causas de su permanencia allí y a pesar de las condiciones fuertemente limitadas en las que vivían, cada una de ellas se encontraba visiblemente en vías de crear un hijo espiritual, cuidadosa y dolorosamente formado con su propia carne y sus propios huesos. Cada unas de ellas estaba buscando también su piel de foca; cada una se encontraba en pleno proceso de recordar el camino de regreso a casa.

Una artista de nuestro grupo, una joven violinista negra llamada India Cook tocó para las mujeres. Nos encontrábamos en un patio al aire libre, hacía mucho frío y el viento aullaba alrededor del telón de fondo del escenario sin techo. La violinista colocó el arco sobre las cuerdas de su violín eléctrico e interpretó una conmovedora pieza musical en clave menor. Su violín estaba llorando de verdad. Una corpulenta india lakota me aporreó el brazo y murmuró con la voz ronca a causa de la emoción:

-Este sonido... este violín está abriendo la puerta de un lugar que tengo dentro. Pensaba que estaba cerrada para siempre.

La expresión de su ancho rostro era de etérea perplejidad. Se me partió el corazón pero en sentido positivo, pues comprendí que cualquier cosa que le hubiera ocurrido -y le habían ocurrido muchas-, aún podía oír el grito del mar, la llamada desde su casa.

En el cuento de "Piel de foca, piel del alma", la doncella foca le cuenta a su hijo relatos acerca de las cosas que viven y prosperan bajo el mar, lo instruye por medio de sus cuentos, moldea el hijo nacido de su unión con el ego. Está formando al hijo, le está enseñando el terreno y la forma de actuar del "otro". El alma está preparando al hijo salvaje de la psique para algo muy importante.


Notas

(7) Patrocinado por la Women's Alliance y muchas notables sanadoras, entre ellas,la médica de prisiones doctora Tracy Thomson y la enérgica curandera-narradora de cuentos Kathy Park.

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