martes

EL EVANGELIO SEGÚN EL TRAIDOR (LA MALDITA COMEDIA) - HUGO GIOVANETTI VIOLA

VIGESIMOCUARTA ENTREGA


24              


Isabelino Pena contempló el resplandor desbarrancado de Jerusalén y el horizonte que se aduraznaba sobre las crestas de Emaús y sonrió:
-Qué belleza.
-Lo qué.
-Todo.
-Cuidado. Mientras sigas enamorado del mundo los cuervos van a seguir comiéndote vivo y al final ni siquiera vas a ser capaz de protestar.
-Pero mirá cómo les planea la sombra en los jazmineros. Y parece que fueran enguirnaldando las fogatas.
-Todavía estás borracho.
-Gran verdad. ¿Y por qué te oigo hablar si ahora no te veo los ojos?
-¿Satanás es hermoso?
-¿Qué es lo hermoso?
-Lo santo. Nada más que lo santo.
Y de golpe baja una bandada de garcitas blancas y me arrastran la lacrimosidad hasta el camino que va a Cesarea y Samaría y grito igual que estuviera en el estadio de Liverpool:
-Ta. Entendí. Almá se escondió en la quinta de José de Arimatea: donde no podía buscarla nadie que no creyera.
-Hosanna al Hijo de David.

ALMÁ 12: El domingo de los rayos Jesús durmió en Betania y el lunes empezó la batalla pascual en el Templo y al otro día escuchaste la parábola de los hijos del viñador y los chiquilines terminaron gritándote que el maestro no había podido limpiarte la ceguera porque no tenías fe y fue la primera vez que se burlaron llamándote la Hija del Hombre y de golpe te pusiste a llorar en el atrio y entonces se te acercó que respiraba como la luna llena y te dijo que se llamaba María de Nazaret y era la madre del maestro y le preguntas cuándo supo que Dios la había elegido para enamorar al mundo y mientras te contaba el sueño del ángel sentiste que movía las manos como si te peinara la melena invisible y al final dijo El ángel tenía los ojos iguales a tu perro: y cuando anocheció preferiste no escaparte al Getsemaní y esperaste a los chiquilines en la plaza del acueducto sabiendo que iban a venir a reírse o algo peor y apenas aparecieron señalaste al lobo y gritaste El Padre me mandó a Nazareno porque soy la que tiene más fe en Jerusalén y cuando te preguntaron con qué autoridad podía decirles eso una mamzer ciega por impureza les contrapreguntaste callados porque muchos tenían animales con nombre propio y los querían más que a los padres y diste un par de zancadas haciendo chistar el polvo igual que Jesús y te montaste en el lobo por las dudas antes de enloquecerlos ladrando Entonces yo tampoco les contesto quién me dio la autoridad para portarme como la Hija del Hombre: y esa noche soñaste que María de Nazaret te besaba la punta de la boca y podías ver la luna.

Isabelino Pena se agarró al perro como una vieja-jockey y apenas pudo levantar un brazo frente al asombro de Juan Marcos y después se le volaron restallantemente el turbante y el velo empezó a cantar con el jopo encrestadísimo:
-En el borde del camino hay una silla / la rapiña merodea aquel lugar / la casaca del amigo está tendida / el amigo no se sienta a descansar.
Nazareno abandona el Camino de la Cautividad y atraviesa el desfiladero-pradera que resplandece a la derecha de la ruta a Betania y me acuerdo mucho más del Gusano Loco del Parque Rodó que sacudía la sonrisa hipnotizada de mis hijos que del lamentable terremoto de la Montaña Rusa donde subí una sola vez jurando no volver a comprar sufrimiento.
-¿Otra vez arroz, lobito? -protestó el detective mientras trepaban el rocaje de la Calavera.
Y ahora el bulto de la llorona arrodillada frente al stipes parece demasiado sobrevolado por los cuervos que brillan con majestuosa voracidad y me acuerdo de Esteban.
-Usted es más rápido que Ghiggia, ángel -tiró las tetas hechas con trapos Isabelino Pena mientras cruzaban el escalonamiento de naranjales y quintas que declinaban hacia la mansión de José de Arimatea.
-Ahora hay que caminar -se empaca frente a la verja mi Rocinante celestial y prefiero enfrentarme al santo sepulcro ridiculizado por un pollerón y no por los calzoncillos de la época.

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