miércoles

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS - CLARISSA PINKOLA ESTÉS



SEXAGESIMOCTAVA ENTREGA

CAPÍTULO 8

El instinto de conservación:

La identificación de las trampas, las jaulas y los cebos envenenados

La mujer fiera (3)

Las zapatillas rojas hechas a mano

En el cuento vemos que la niña pierde las zapatillas rojas que ella se había hecho, las que la hacían sentirse rica a su manera. Era pobre, pero tenía ingenio; buscaba su camino. Había pasado de no tener zapatos a poseer unos zapatos que le conferían un sentido del alma a pesar de las dificultades de su vida material.

Las zapatillas hechas a mano son indicios de la superación de una mísera existencia psíquica y del paso a una apasionada vida diseñada por ella misma. Las zapatillas representan literalmente un enorme paso hacia la integración de la ingeniosa naturaleza femenina en la vida de todos los días. No importa que su vida sea imperfecta. Tiene alegría. Evolucionará.

En los cuentos de hadas el típico personaje pobre pero ingenioso es una representación psicológica del que es rico en espíritu y poco a poco va adquiriendo más conciencia y más poder a lo largo de un prolongado período de tiempo. Se podría decir que este personaje es el símbolo exacto de todas nosotras, pues todas hacemos progresos lentos pero seguros.

Desde un punto de vista social, el calzado envía un mensaje y es una manera de diferenciar a un tipo de persona de otro. Los artistas suelen calzar zapatos muy distintos de los que llevan, por ejemplo, los ingenieros. Los zapatos pueden decirnos algo acerca de lo que somos e incluso a veces acerca de lo que aspiramos a ser, de la persona que nos estamos probando.

El simbolismo arquetípico del zapato se remonta a unos tiempos muy antiguos en los que los zapatos eran un signo de autoridad: los gobernantes los usaban mientras que los esclavos iban descalzos. Aún hoy en día a buena parte del mundo moderno se le enseña a emitir desmedidos juicios acerca de la inteligencia y las aptitudes de una persona según lleve o no lleve zapatos y según tenga o no dinero la que los lleve.

Esta versión del cuento nace del hecho de haber vivido en los fríos países del norte donde los zapatos se consideran unos medios de supervivencia. Mantener los pies secos y calientes ayuda a una persona a vivir cuando el tiempo es muy frío y desapacible. Recuerdo haberle oíd decir a mi tía que el robo del único par de zapatos de una persona en invierno era un delito tan grave como el asesinato.

La naturaleza creativa y apasionada de una mujer corre el mismo riesgo en caso de que ésta no conserve su capacidad de desarrollo y alegría, que son su calor y su protección.

El símbolo de los zapatos se puede considerar una metáfora psicológica; protegen y defienden aquello sobre lo cual nos asentamos, nuestros pies. En el simbolismo arquetípico, los pies representan la movilidad y la libertad. En este sentido, tener zapatos con que cubrirse los pies es estar convencidos de nuestras creencias y disponer de los medios con que actuar de conformidad con ellas. Sin zapatos psíquicos una mujer no puede superar los ambientes interiores y exteriores que exigen agudeza, sensatez, prudencia y resistencia.

La vida y el sacrificio van siempre de la mano. El rojo es el color de la vida y del sacrificio. Para vivir una existencia vibrante tenemos que hacer sacrificios de distintas clases. Si alguien quiere ir a la universidad, tiene que sacrificar tiempo y dinero y dedicarse en cuerpo y alma a este empeño. Si quiere crear algo, tiene que sacrificar la superficialidad, una cierta seguridad y, a menudo, el deseo de agradar a los demás y de enderezar sus más profundas ideas y sus visiones de mayor alcance.

Los problemas surgen cuando se hacen muchos sacrificios pero no brota de ellos ninguna vida en absoluto. Entonces el rojo es el color de la pérdida de sangre más que el de la vida de la sangre. Eso es exactamente lo que ocurre en el cuento. Cuando se queman las zapatillas rojas hechas a mano de la niña, se pierde un tipo de rojo vibrante y querido, lo cual desencadena un anhelo, una obsesión y, finalmente, una afición a otra clase de rojo: el de las vulgares emociones que se rompen rápidamente; el del sexo sin alma; el que conduce a una vida carente de significado.

Por consiguiente, considerando todos los aspectos del cuento de hadas como los componentes de la psique de una sola mujer, venlos que, confeccionándose ella misma las zapatillas rojas, la niña lleva a cabo una extraordinaria hazaña: conduce su vida desde la condición de esclava sin zapatos -siguiendo simplemente su camino con la vista dirigida hacia delante sin mirar ni a derecha ni a izquierda- a una conciencia que se detiene para crear, que contempla la belleza y experimenta alegría, que siente pasión y saciedad y todas las demás cosas que constituyen la naturaleza integral que llamamos salvaje.

El hecho de que las zapatillas sean de color rojo revela que el proceso será de vida vibrante, cosa que incluye el sacrificio. Y es justo y natural que así sea. El hecho de que las zapatillas estén hechas a mano con trozos de tela significa que la niña simboliza el espíritu creativo que, siendo huérfano e ignorante por las razones que sean, ha reunido todas estas cosas para su uso, utilizando su percepción innata para conseguir finalmente un resultado hermoso y espiritual.

Si lo bueno se dejara en paz, la situación del yo creativo seguiría progresando sin problemas. En el cuento la niña está encantada con su obra y con su capacidad de haberlo hecho todo ella sola, buscando y reuniendo cosas con paciencia, diseñando y juntando los trozos para expresar con ello sus ideas. No importa que, al principio, el producto sea muy tosco; muchos dioses de la creación de todas las culturas y todas las épocas no crean perfectamente la primera vez.

El primer intento siempre admite mejoras y también el segundo y a menudo el tercero y el cuarto. Eso no tiene nada que ver con la propia valía y habilidad. Es la vida que evoca y evoluciona.

Si a la niña la dejan en paz, ésta se hará otro par de zapatillas rojas y otro y otro hasta conseguir que no sean tan toscas. Irá progresando. Sin embargo, aparte de su prodigiosa exhibición de ingenio para seguir adelante en circunstancias difíciles, lo más importante para ella es que las zapatillas que se ha confeccionado le producen una enorme alegría y la alegría es la sangre de la vida, el alimento del espíritu y la vida del alma todo en una pieza.

La alegría es la clase de sentimiento que experimenta una mujer cuando pone unas palabras por escrito así sin más o cuando consigue reproducir unas notas a la primera. Qué emoción tan grande. Parece increíble. Es la clase de sentimiento que experimenta una mujer cuando descubre que está embarazada y desea estarlo. Es la clase de alegría que siente cuando ve disfrutar a las personas que ama. Es la clase de alegría que siente cuando ha hecho algo que la perseguía, que la obsesionaba, que era peligroso, que la había obligado a esforzarse y a mejorar para poder alcanzar el éxito... tal vez con gracia o tal vez sin ella, pero lo importante es que consiguió crear un algo, a un alguien, el arte, la batalla, el momento; su vida. Éste es el estado natural e instintivo de la mujer. La esencia de la Mujer Salvaje se irradia a través de esta clase de alegría. Esta suerte de situación espiritual la llama por su nombre.

Pero en el cuento quiso el destino que un día, en oposición directa a las simples zapatillas rojas hechas con trozos de tela, las zapatillas que eran la pura alegría de la vida, pasara chirriando un carruaje dorado y entrara en la vida de la niña.

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