jueves

AUTÓGRAFOS OLVIDADOS - CÉSAR VALLEJO

VIGESIMOSEGUNDA ENTREGA

STEPHEN M. HART / ALGUNOS APUNTES SOBRE LOS AUTÓGRAFOS DE POEMAS HUMANOS ESPAÑA, APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ (2)

Poemas humanos (6)

‘Quiere y no quiere su color mi pecho…’ (22 de septiembre, 1937) (8)

En ‘Quiere y no quiere su color mi pecho…’, Vallejo expresa la angustia que le produce la angustia de la condición humana, caracterizada por la conflictividad entre el ‘bruto’ por un lado, y el ‘filósofo’ por otro. También es posible que la referencia al ‘color’ del ‘pecho’ tenga una resonancia sutilmente política. (34) Este poema es un buen ejemplo de lo que Pedro Aullón de Haro ha denominado el ‘pensamiento fracturado’ en la poesía vallejiana. (35) El autógrafo se creó siguiendo la misma fórmula que ‘Al fin, un monte…’, a saber, basándose en una lista de palabras escritas en el margen derecho del poema. En este caso encontramos 24 vocablos, todos tachados, algunos de los cuales son ilegibles. Como es el caso de los poemas estudiados hasta ahora, el primer verso se revisó varias veces antes de producirse la versión definitiva. En un principio el poema se iniciaba con la frase ‘Quiere y no quiere ser mi estómago (ilegible), ya canta…’ (VI, v. 1). Este verso revela inmediatamente, por la proximidad del verbo ‘cantar’ en este verso y ‘llorar’ en los siguientes (hasta se puede decir obsesivamente en el primer estado del poema), que en el poema se tratará el motivo de la conexión entre el dolor y la poesía (entre, en términos vallejianos, el llorar y el cantar). (36) Una consulta del autógrafo demuestra que Vallejo revisó mucho la primera estrofa del poema. En efecto la elaboración del segundo verso del poema revela cuán metódicamente Vallejo trabajaba al escribir sus poemas. Según Fló:

Otro ejemplo de ese tanteo fonético-semántico, hasta encontrar un ‘parasignificado’ satisfactorio, queda documentado en el manuscrito de ‘Quiere y no quiere su color mi pecho…’ cuyo segundo verso, en la primera versión dice: ‘por cuyas bruscas vías voy, lloro mi lloro’. La expresión ‘lloro mi lloro’, formada excepcionalmente por tres palabras, integra la lista de palabras que acompaña al poema. Una segunda expresión sustituye esa expresión por: ‘lloro en los ojos de mi insecto’. La tercera corrección: ‘lloro en los ojos de mi pavo’. La cuarta en la versión dactilográfica: ‘lloro con palo’. La fórmula definitiva fue sin duda inducida fónicamente por la tercera, así como existe un tanteo semántico entre la segunda y la tercera. (37)

Esta primera estrofa también revela que, mientras Vallejo solía usar las palabras escritas en el margen del poema, no siempre las conservaba después de usadas. Según vemos en la primera estrofa, por ejemplo, el vocablo ‘honorable’ -sacado de la lista- se usó en la expresión ‘muestro una lágrima honorable’, ero luego se tachó (VI, v. 5, tachado). Este verso se transformó, en la versión dactilográfica, en ‘muestro mis lágrimas’ (V2, v. 4; Silva-Santisteban, III, 170), expresión que posteriormente se eliminó por completo; nada más queda ‘recuerdo, escribo’ (V3, v. 4; Silva-Santisteban, III, 171). El proceso de eliminación revela que las palabras escritas en el margen del poema se usaban durante la primera etapa de composición del poema, pero si no resultaban, entonces se eliminaban. El sistema poético de Vallejo era sumamente flexible.

Este poema contiene otra característica de la estrategia combinatoria de la poética vallejiana. En la segunda estrofa, por ejemplo, el primer estado del poema dice así: ‘decúbito a lo largo de los días del mar…’ (VI, v. 9, tachado). Este verso luego se borró, pero un eco del verso eliminado surgió más tarde: ‘acostado, en la sien latidos de asta’ (VI, v. 13). El verso citado es mucho más complejo que el anterior pero ofrece la misma estructura gramatical (adjetivo con el sentido de ‘de bruces’, seguido por un giro verbal cuyo sentido gramatical no se clarifica). Hay otro ejemplo de esta técnica de usar un vocablo suprimido en otra sección del poema. En el primer estado del manuscrito se leía originalmente: ‘Y no quiere hombre alguno…’ (VI, v. 12), pero la alusión al hombre fue suprimida. Sin embargo, el vocablo ‘hombre’ apareció otra vez dos versos después, y también otra vez se borró (‘por hombre, por bimano’, VI, v. 14). La tachadura fue exitosa en el sentido de que le permitió a Vallejo crear aquellos epítetos magníficos que acuñó para designar a la humanidad, es decir, en la versión definitiva, ‘el bimano, el muy bruto, el muy filósofo’ (V3, v. 13). Sugiere que Vallejo ve el poema como un ensayo en que se repite el mismo gesto lingüístico hasta que se produzca el efecto deseado. En este sentido el manuscrito de ‘Quiere y no quiere su color mi pecho…’ es muy útil porque nos permite vislumbrar el proceso por el cual Vallejo crea sus imágenes poéticas más atinadas. Es posible así apreciar la razón por la que Vallejo revisaba tanto sus textos. Antes de escribir ‘el bimano, el muy bruto, el muy filósofo’, Vallejo había puesto ‘por bimano, por bruto, por filósofo’ (V2, v. 13). En vez de repetir el sustantivo ‘hombre’ Vallejo, después de varios ensayos, halló una serie de epítetos muy valiosos que expresan acertadamente la conflictividad -mejor dicho, la dualidad contrabalanceada- que caracteriza la psique humana. (38)

La transcripción no impedía por lo general una posible revisión posterior, la cual muchas veces fue motivada por el deseo de lograr un mayor grado de concisión lingüística. Por ejemplo, en el estado original de la segunda estrofa del poema se leía: ‘Y no quiere…’ (VI 6, v. 10). Pero, al transcribirse en la máquina de escribir se perdieron no solamente los tres puntos suspensivos, sino también la independencia del verso; en efecto se unió al verso siguiente para producir; ‘y no quiere y sensiblemente’ (V2, v. 9). También es significativo el estado original del v. 18 del poema: ‘Que saber por qué la vida tiene este su perro’ (VI, v. 18). Durante la transcripción se transformó en: ‘Que saber por qué tiene la vida este perrazo’ (V2, v. 17). No hay ninguna indicación en el autógrafo que el sustantivo ‘perro’ iba a convertirse en aumentativo. Según vemos, la transcripción en sí constituía una etapa más de la creación poética. Una lectura atenta del autógrafo también revela que Vallejo tenía la intención de expresar el conflicto dentro de la personalidad humana usando la técnica de la repetición. Por ejemplo, en la última estrofa, aunque es difícil descifrar la palabra tachada, una interpretación posible es la siguiente: ‘¡congoja, sí, con toda su congoja!’ (VI, v. 27), que luego se convirtió en ‘congoja, sí, con toda la tetilla’ (V1, rev., v. 27 y V2, v. 25) y después en ‘congoja, sí, con toda la bragueta’ (V3, v. 27). Es posible aventurar la hipótesis de que la repetición en este caso no llegara a expresar adecuadamente este concepto paradójico que aflora en muchas partes del poema: a saber, que desearla o no desearla es igual. (39) Efectivamente, en el v. 26 del primer estado del poema, Vallejo también recurría a la repetición para expresar tal idea: ‘rapaz, quiere y no quiere, cielo y cielo’ (VI, v. 26) que luego se corrigió para producir: ‘rapaz, quiere y no quiere, cielo y pájaro’ (VI rev., v. 26). Luego se efectuaron dos correcciones más: ‘enfático, rapaz, quiere y no quiere, cielo y pájaro’ (V2, v. 24); ‘coriáceo, rapaz, quiere y no quiere, cielo y pájaro’ (V3, v. 26). El manuscrito revela al lector atento los vericuetos sinuosos por donde viaja la imaginación del yo poético antes de llegar a su meta.

Según vemos, ‘Quiere y no quiere su color mi pecho…’ se sometió a numerosas correcciones durante la preparación de la versión dactilográfica. Vallejo no solamente puso mucho cuidado en la composición del comienzo del poema sino también en la resolución del mismo. El último verso en un principio decía: ‘de la velocidad de estar inmóvil’ (VI, v. 31), y luego se sustituyó por: ‘de la velocidad de andar a ciegas’ (VI, v. 31; véanse también V2, v. 28 y V3, v. 30). El contraste conceptual todavía existe (en el sentido de que un ciego nunca camina rápidamente) pero, desde un punto de vista lírico, la imagen ha mejorado en términos de expresividad puesto que se ha integrado en ella el concepto de un tanteo incierto por parte del yo poético.

Notas

(34) Para un análisis de este poema, remito al lector a Stephen Hart, ‘Vallejo in Between: Postcolonial Identity in Poemas humanos’, Romance Studies, 19 (2001), 17-27 (21-23).
(35) Pedro Aullón de Haro, ‘Las ideas teórico-literarias de Vallejo’, Cuadernos Hispanoamericanos, 454-55 (1988), 813-96 (895)
(36) Para una discusión excelente del motivo del dolor en la obra vallejiana, véase William Rowe, ‘Pain as Cultural Sign in the Poetry of César Vallejo’, The Poetry and Poetics of Cñesar Vallejo, ed. Adam Sharman (Lampeter: Edwin Mellen Press, 1997), 137-52. Véase también Armando Bazán, César Vallejo: dolor y poesía (Lima: Editorial Juridica, s / f).
(37) Juan Fló, ‘Acerca de algunos borradores de Vallejo’, 114.
(38) Para una discusión matizada de la conflictividad en la obra de Vallejo, véase, José Cerna-Bazán, Sujeto a cambio: de las relaciones del texto y la sociedad en la escritura de César Vallejo (1914-1930) (Lima: Latinoamericana Editores, 1995).
(39) Para una discusión del papel desempeñado por la paradoja en la poesía de Vallejo, véase Pilar Martín Espildora, ‘La paradoja como punto de encuentro entre la poesía española y Cesar Vallejo’, Cuadernos de Aldeeu, 9 (1993), 213-25.

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