VIGESIMOPRIMERA ENTREGA
STEPHEN M. HART / ALGUNOS APUNTES SOBRE LOS AUTÓGRAFOS DE POEMAS HUMANOS Y ESPAÑA, APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ (2)
Poemas humanos (5)
‘Al fin, un monte…’ (19 de septiembre, 1937) (7)
Como muchos de los autógrafos vallejianos, ‘Al fin un monte…’ tuvo una salida en falso, es decir, que se revisó varias veces el comienzo del poema. El poema trata un tema muy común en la obra de Vallejo -a saber, la muerte- y todo el argumento poético sobre el triste fin de la vida humana parece estar inspirado por consiguiente de un monte que se vislumbra en la distancia. (28) Los distintos motivos se relacionan muy efectivamente en la cuarta estrofa donde leemos el siguiente verso: ‘y mi muerte, mi hondura, mi colina’ (V2, v. 15; Silva-Santisteban, III, 369). Parece lógico deducir que el ‘monte’ al cual se alude en el comienzo de ‘Al fin, un monte…’ es la tumba -o mejor dicho- el ‘túmulo’ mencionado en el primer estado de la última estrofa del poema. (29) Según Américo Ferrari ha sugerido: ‘No se trata aquí de la clásica “humanización del paisaje” sino de una utilización simbólica de elementos del paisaje natural que se trasciende en una realidad exclusivamente humana. Este monte o colina es literalmente arrancado al mundo natural para dar forma a las obsesiones permanentes del poeta: la conciencia de la muerte, la angustia de la existencia humana.’ (30)
‘Al fin, un monte…’ demuestra la misma característica que ‘¡Oh botella sin vino! ¡Oh vino que enviudó de esta botella!...’, es decir, que contiene una lista de palabras (posteriormente tachadas) en el margen derecho del poema. Puesto que los veinticuatro vocablos sin excepción pasaron a la primera versión manuscrita del poema, podemos ver la lista como un esqueleto conceptual que Vallejo empleaba para estructurar su poema. Las palabras en sí muestran mucha diversidad; la lista incluye preposiciones como ‘bajo’, adjetivos como ‘suplicantes’, o sustantivos tales como ‘destello’, ‘alcoholes’ y ‘túmulos’. Este ultimo vocablo constituye un motivo central del poema, como la crítica ha señalado (véase arriba); por eso se explica su presencia en la lista original. Lo que sí es sorprendente, sin embargo, es que se eliminara durante la revisión posterior del manuscrito, según se nota en el que fue el penúltimo verso del poema (V6, v. 32, tachado). Cabe sugerir que Vallejo usaba la lista de palabras como una pauta semántico-fonética para guiar la evolución del sentido del poema. Como en el caso anterior, los vocablos se empleaban en el mismo orden según aparecían en la lista. Como si fuera un crucigrama o -mejor dicho- un juego cerebral, Vallejo veía el poema como un ejercicio verbal en que su capacidad de utilizar una lista preseleccionada de palabras demostraba de por sí su destreza en el arte verbal. Fló sugiere sagazmente que Vallejo, ‘en lugar de empezar por una “trouvaille”, o además de ella, elige palabras de cierta manera más o menos aleatoria (o por lo menos independiente del núcleo de sentido o clima del que podemos suponer que parte su decisión de escribir) y, sin interesarse por las propiedades intrínsecas de los términos así obtenidos, las utiliza como términos obligatorios’. (31) En efecto la lista de palabras funciona en el contexto del proceso poético vallejiano tal como el sistema de la rima en la poética de los siglos pasados. Obligan al poeta a que adopte una disciplina. (32) Al mismo tiempo su presencia obligatoria en el poema asegura que el poema tendrá cierta novedad en la plasmación, puesto que los vocablos en sí no pertenecen a la misma familia semántica. Son palabras bastante variadas con -a primera vista- muy poca semejanza semántica entre sí. Es dudoso, sin embargo, que Vallejo hubiera escogido estas palabras al azar; en 1930, criticó severamente a los surrealistas por su culto al azar. (33)
El manuscrito, en efecto, revela los abruptos pasos creativos de Vallejo. Hay muchos ejemplos de la creatividad poética vallejiana en este autógrafo pero escojo sólo uno. En la versión original del comienzo del poema se leía, por ejemplo: ‘bajo filones de gratuita dentadura’ (V6, v. 5). El vocablo ‘dentadura’ se borró y se reemplazó por otro (‘plata’) y luego de añadió: ‘de oro’ (V2, vv, 4-5; Silva-Santisteban, III, 168). Posteriormente la preposición ‘bajo’ fue sustituida por ‘sobre’; en la versión definitiva leemos ‘sobre filones de gratuita plata de oro’ (V3, v. 5; Silva-Santisteban, III, 169). Lo que sí merece destacarse es el que el vocablo ‘gratuita’ se encontraba en la lista de palabras en el margen del poema, o sea, que sobrevivió hasta la versión definitiva del poema. Es interesante notar que esta imagen se convirtió en el eje semántico del texto, el cual ahora concluye en la versión definitiva del poema con una alusión a ‘filones de gratuita plata de oro’ (V3, v. 26).
Notas
(28) Véase Norma Pérez, ‘La muerte en la poesía de César Vallejo’, RI. 31 (1965), 285-92.
(29) Esta palabra forma parte de un verso ‘Túmulo sin sutura de inconsútiles sintaxis’ que, según Juan Fló anoto, ‘aparece sabiamente tachado’; ‘Acerca de algunos borradores de Vallejo’, 118
(30) El universo poético de César Vallejo (Caracas, Monte Ávila, 1974), 111.
(31) ‘Acerca de algunos borradores de Vallejo’, 107.
(32) Dámaso Alonso, en su estudio Poesía española: ensayo de métodos y límites estilísticos (Madrid, Gredos, 1966), analiza el papel desempeñado por la rima en la poesía, y cita una sentencia de Proust que tiene mucha relevancia para una comprensión de la paranomasia vallejiana: ‘A los buenos poetas, la tiranía de la rima los fuerza a encontrar sus mayores bellezas’ (57-58).
(33) En un artículo publicado en marzo de 1930, es decir, unos siete años antes de la redacción de ‘Al fin, un monte…’, Vallejo criticó severamente al superrealismo y, especialmente, al fundador del movimiento, André Breton (‘Autopsia del surrealismo’, Variedades, núm. 1151 (26 de marzo, 1930). En este articulo dice lo siguiente: ‘En verdad el superrealismo, como escuela literaria, no representa ningún aporte constructivo. Es una receta de hacer poemas sobre medida, como lo son y serán las escuelas literarias de todos los tiempos’; véase Artículos y Crónicas (1918-1939). Desde Europa, edición de Jorge Puccinelli (Lima: Banco de Crédito del Perú, 1997), 571-76 (573). Para más información sobre el periodismo de Vallejo, véase Winston Orrillo, César Vallejo: periodista paradigmático (Lima; Universidad Mayor de San Marcos, 1998).
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