miércoles

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS - CLARISSA PINKOLA


CAPÍTULO 5

CUADRAGESIMOPRIMERA ENTREGA

La caza: Cuando el corazón es un cazador solitario

Las primeras fases del amor

El sueño de la confianza

En esta fase de la relación el enamorado regresa a un estado de inocencia, un estado en el que todavía está impresionado por los elementos emocionales, un estado en el que se siente lleno de deseos, esperanzas y sueños. La inocencia no tiene nada que ver con la ingenuidad. Hay un antiguo dicho en las salvajes y remotas regiones de las que yo procedo: "La ignorancia es no saber nada y sentirse atraído por lo bueno. La inocencia es saberlo todo y seguir sintiéndose atraído por lo bueno."

Veamos hasta dónde hemos llegado ahora. El pescador-cazador ha sacado a la superficie la naturaleza de la Vida / Muerte / Vida. Sin él quererlo, ha sido "perseguido" por ella. Pero también ha conseguido mirarla a la cara; se ha compadecido de su enredado estado y la ha tocado. Y todo eso lo está conduciendo a la plena participación de su naturaleza, a una transformación y al amor.

Aunque la metáfora del sueño pueda inducir a pensar en una inconsciencia psíquica, aquí simboliza la creación y la renovación. El sueño es el símbolo del renacimiento. En los mitos de la creación, las almas se duermen mientras tiene lugar la transformación, pues en el sueño somos re-creados y renovados.

... el sueño que teje la enredada manga de las cuitas; el sueño, alivio de la dura fatiga; bálsamo de las mentes heridas, segundo plato de la Naturaleza, primer alimento del festín de la vida.
Shakespeare, Macbeth, II, 11, 36

Si pudiéramos contemplar a la persona más cruel, perversa y desalmada de este mundo durante el sueño y en el momento de despertar, veríamos en ella por un instante un espíritu infantil no contaminado, un purísimo inocente. En el sueño regresamos al estado de dulzura. Nos vuelven del revés, nos montan de arriba abajo y nos dejan como nuevos.

Este estado de sabia inocencia se alcanza cuando nos despojamos del cinismo y del afán protector y entramos de nuevo en el estado de asombro propio de la mayoría de los seres humanos muy jóvenes y de muchos ancianos. Consiste en mirar a través de los ojos de un perspicaz y amoroso espíritu y no de los de un perro apaleado, una criatura perseguida, una boca encima de un estómago, un furioso y herido ser humano. La inocencia es un estado que se renueva durante el sueño. Por desgracia, muchos la apartan a un lado junto con la colcha cada mañana cuando se levantan. Sería mucho mejor llevarnos una vigilante inocencia y apretujarnos contra ella para que nos diera calor.

Aunque el regreso inicial a este estado pueda exigir rascar años de displicentes puntos de vista y décadas de baluartes de insensibilidad esmeradamente construidos, en cuanto uno regresa, ya jamás tiene que volver a hacer palanca ni que cavar para recuperarlo. Regresar a un estado de vigilante inocencia no es un esfuerzo tan grande como acarrear un montón de ladrillos de uno a otro sitio, pues basta con permanecer inmóvil el tiempo suficiente como para que el espíritu nos encuentre. Dicen que todo lo que nosotros estamos buscando también nos busca a nosotros y que, si nos quedamos quietos, nos encontrará. Es algo que lleva mucho tiempo esperándonos. En cuanto llegue, no te muevas. Descansa. Ya verás lo que ocurre a continuación.

Así hay que acercarse a la naturaleza de la Muerte, no con astucia y artería sino con la confianza del espíritu. La palabra "inocente" se utiliza a menudo para calificar a una persona sin criterio, a un simplón, pero las raíces de la palabra se refieren a alguien libre de lesiones y daños. En español, la palabra inocente se aplica a una persona que procura no hacer daño a nadie, pero que también puede sanar cualquier daño o herida que los demás le hayan causado a ella.

La inocente es el calificativo que a menudo se aplica a las curanderas que sanan las heridas y los daños que sufren los demás. Ser un inocente significa ver con toda claridad qué es lo que ocurre y poder arreglarlo. Éstas son las poderosas ideas que encierra la inocencia, la cual se considera no sólo la actitud de evitar el daño a los demás y a la propia persona sino también la capacidad de curar y restablecer la propia persona (y la de los demás). Pensémoslo bien. Qué beneficio tan grande para todos los ciclos del amor.

Por medio de esta metáfora del sueño inocente, el pescador confía lo bastante en la naturaleza de la Vida / Muerte / Vida como para descansar y revitalizarse en su presencia. Entra en una transición que lo llevará a una comprensión mucho más profunda y a una fase más elevada de madurez. Cuando los amantes entran en este estado, se entregan a las fuerzas que llevan dentro, las de la confianza, la fe y el profundo poder de la inocencia. En este sueño espiritual, el amante confía en que la obra de su alma se realizará en él y en que todo será como tiene que ser. El amante duerme entonces el sueño de los sabios, no el de los recelosos.

Hay un recelo real cuando el peligro está cerca y un recelo injustificado que se produce como consecuencia de heridas anteriores. Esto último hace que muchos hombres y mujeres se comporten con desconfianza y desinterés incluso en los momentos en que desearían mostrarse cordiales y afectuosos. Las personas que temen caer en una trampa o que "les tomen el pelo" -o que una y otra vez proclaman a voz en grito su deseo de "ser libres"- son las que dejan que el oro se les escape directamente entre los dedos.

Muchas veces he oído decir a un hombre que tiene a una "mujer estupenda" que está enamorada de él y él lo está de ella, pero que no logra "soltarse" lo bastante como para ver qué es lo que siente realmente por ella. El momento decisivo para semejante persona se produce cuando se atreve a amar "a pesar de", a pesar de sus dudas, a pesar de su inquietud, a pesar de las heridas que ya ha sufrido anteriormente, a pesar de su temor a lo desconocido.

A veces no existen palabras capaces de ayudarle a uno a ser valiente. A veces hay que lanzarse sin más. Tiene que haber en la vida de un hombre algún momento en que éste se deje llevar por el amor, en que le dé más miedo quedar atrapado en el reseco y agrietado lecho fluvial de la psique que adentrarse en un exuberante pero inexplorado territorio.

En esta fase de la inocencia el pescador vuelve a ser un alma joven, pues en su sueño no hay cicatrices ni recuerdo de lo que era ayer o antes. En el sueño no trata de ocupar un lugar o una posición. En el sueño se renueva.

En la psique masculina hay una criatura, un hombre ileso que cree en el bien, que no tiene dudas acerca de la vida, que no sólo es sabio sino que, además, no teme morir. Algunos lo calificarían de yo guerrero. Pero es algo más que eso. Es un yo espiritual, un joven espíritu que, a pesar de los tormentos, las heridas y los exilios, sigue amando porque se trata de algo que es en sí mismo curativo y reparador.

Muchas mujeres pueden atestiguar haber visto a esta criatura acechando en un hombre sin que él se dé cuenta. La capacidad de este joven espíritu de utilizar su poder curativo en su propia psique es auténticamente asombrosa. Su confianza no se basa en la premisa de que su amante no le haga daño. Su confianza es la de que cualquier herida que sufra se podrá sanar, la de que a la vida antigua le sucede la nueva. La confianza de que todas estas cosas tienen un significado más profundo, la de que los acontecimientos aparentemente desagradables también tienen su significado y de que todas las cosas de nuestra propia vida -las melladas, las abolladas, las melodiosas y las elevadas- se pueden utilizar como energía vital.

Hay que decir también que a veces, cuando un hombre se vuelve más libre y se acerca más a la Mujer Esqueleto, su amante se vuelve más recelosa y tiene que hacer un esfuerzo para desenredar y observar el sueño que devuelve la inocencia y para aprender a confiar en la naturaleza de la Vida / Muerte / Vida. Cuando ambos ya se han iniciado debidamente, adquieren el poder de suavizar cualquier herida y sobrevivir a cualquier dolor.

A veces una persona teme "dormirse" en presencia de otra, regresar a la inocencia psíquica o que la otra persona se aproveche de ella. Se trata de seres que proyectan toda suerte de motivos en los demás y no confían en sí mismos.

Sin embargo, no es de sus amantes de quienes desconfían. Es que todavía no se han hecho a la idea de la naturaleza de la Vida / Muerte / Vida. Es que todavía tienen que aprender a confiar en la naturaleza de la Muerte. Tal como ocurre en el sueño, la naturaleza de la Vida / Muerte / Vida en su forma más salvaje es tan sencilla como una suave exhalación (final) e inhalación (comienzo). La única confianza que se requiere es la de saber que, cuando se produce un final, habrá otro comienzo.

Para poder hacerlo, si tenemos suerte, es necesario que nos dejemos llevar y nos deslicemos hacia la confianza cediendo a su tirón. El camino más difícil consiste en arrojarnos a la fuerza a un estado mental confiado, tratando de eliminar todas las condiciones, todos los "sí" y los "si por lo menos". Sin embargo, normalmente no tiene sentido esperar a que nos sintamos lo bastante fuertes como para confiar, pues este día jamás llegará. Por consiguiente, hay que arriesgarse a pensar que todo lo que la cultura nos ha enseñado a creer acerca de la naturaleza de la Vida / Muerte / Vida es falso y que nuestros instintos tienen razón.

Para que prospere el amor, el compañero tiene que confiar en que cualquier cosa que ocurra será transformativa. El hombre o la mujer tienen que entrar en este estado de sueño que devuelve a las persona, una sabia inocencia que crea y re-crea, tal como debe ser, las más profundas espirales de la experiencia de la Vida / Muerte / Vida.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+