miércoles

ALGO MÁS SOBRE J. D. SALINGER


LA INCONTROBLE IMPUNIDAD DEL ÉXITO
Por Lacey Forburgh
 (The New York Times, 3 de Noviembre de 1974)
Molesto por la publicación no autorizada de sus primeros y tempranos trabajos, el reclusivo autor J. D Salinger rompió la semana pasada un silencio público de más de veinte años, denunciando y revelando lo difícil que le es lidiar con trabajos que nunca debieron ser publicados en vida.
Hablando por teléfono desde Cornish, N. H, en donde reside, el autor de 55 años cuyo último trabajo publicado ha sido Raise high, carpenter the roof bean y Seymour: an introduction en 1962, refirió: “Hay una paz maravillosa en no publicar. Es una tranquilidad. Una calma. Publicar es una terrible invasión a mi privacidad. Me gusta escribir. Amo escribir. Pero sólo para mí y para mi propio placer”.
Aunque acusó querer hablar “sólo unos minutos”, el autor que alcanzó renombre literario y el culto de una enorme devoción a causa de su inaccesibilidad luego de la publicación de The Catcher in the Rye en 1951, habló durante más de media hora de su trabajo, su obsesión por la privacidad y su incierta visión sobre la publicación.
Este encuentro con Mr. Salinger, por momentos cálido y encantador y por otros bastante tenso y escabroso, se cree el primero desde 1953, cuando le concedió una entrevista a un muchacho para la publicación estudiantil del Colegio de Cornish.
Lo que mueve a Salinger a hablar en la que describió como “una noche lluviosa, fría y ventosa en Cornish” es su visión acerca de las últimas y más severas invasiones a su mundo privado: la publicación de The Complete Uncollected Short Stories of J.D Salinger / Vols. 1 and 2.
Durante los últimos dos meses, unas 25000 copias de estos libros, a un precio de entre 3 a 5 dólares cada volumen, se vendieron primero aquí en San Francisco, luego en Nueva York, Chicago y algunos sitios más, según refirieron Salinger, sus abogados y algunos libreros del país.
“Algunas historias de mi propiedad fueron robadas” dijo Salinger. “Alguien se las apropió. Es un acto ilícito. Es injusto. Suponte que tienes un abrigo que te gusta y alguien entra a tu armario y te lo roba. Así es cómo me siento”.
Entre 1940 y 1948 Salinger escribió relatos para diferentes revistas, Saturday Evening PostEsquire y Colliers, incluso dos acerca del turbulento y sensible héroe de The Catcher in the Rye.
Prefigurando lo que serían sus escritos posteriores, los relatos conciernen a jóvenes soldados, muchachos que comen yemas de huevos, chicas con “encantadoras, incómodas” sonrisas y niños que nunca reciben cartas.
Se venden como pan caliente
“Se venden como pan caliente” dijo un librero de San Francisco: “Todo el mundo quiere un ejemplar”.
Mientras que The Catcher in the Rye aún sigue vendiéndose a un promedio de 25000 copias al año, el contenido de estas publicaciones no autorizadas sólo ha estado disponible en las revistas de algunas librerías.
“Los escribí hace un tiempo ya” dijo Salinger en relación a los relatos, “y nunca tuve intención de publicarlos. Quisiera que murieran de muerte natural”. (…) “No intento esconder mis pecados de juventud. Es sólo que no creo que merezcan ser publicados”.
Desde abril, copias de The Complete Uncollected Short Stories of J. D. Salinger / Vols 1 and 2, han sido reportadas de tráfico en persona por las librerías a 1.50 cada pieza, por hombres que siempre decían llamarse John Greenberg y venir de Berkeley, Calif. Las descripciones varían de ciudad en ciudad.
Uno de estos traficantes le dijo a Andreas Brown, director de Gotham Book Mart en Nueva York, que ni él ni sus asociados pensaban meterse en problemas por esta empresa ya que, como cuenta Mr. Brown, “siempre estamos a tiempo de negociar con los abogados de Salinger y no volver a hacerlo”.
Mr. Brown, que describió al joven como un “hippie, del tipo intelectual, típico estudiante de Berkeley” contó que al preguntarle al chico por qué lo hacía, éste le respondió que “era un fan de Salinger y que creía que los relatos debían estar al alcance del público”. “Le pregunté cómo creía que podría sentirse Salinger” y me dijo que “pensamos en hacer los libros lo suficientemente atractivos, así que no deberían importarle”.
Gotham se rehusó a vender los libros y alertó a Salinger del hecho. “Es irritante” opinó Salinger, quien dice aún poseer los derechos de autor de los relatos: “Es verdaderamente irritante. Estoy muy enfadado.”
Según Neil L. Shapiro, uno de los abogados de Salinger, la publicación o venta de los relatos sin el permiso de Salinger viola la Ley Federal de derechos de autor. Un juicio civil en nombre de Mr. Salinger contra “John Greenberg” y 17 librerías de largo alcance -entre ellas, Brentano’s- fue abierto el último mes en la Corte del Distrito Federal alegando violación a la ley de derechos de autor.
El autor busca un mínimo de 250000 dólares por daños y perjuicios y desagravio personal. Desde entonces, los relatos gozaron de la venta no autorizada y según Mr. Shapiro, aún cabe la posibilidad de un pago de 4500 a 90000 dólares por libro vendido. La acción legal posterior fue llevada a cabo contra las librerías de todas las ciudades. El misterioso editor continúa prófugo.
“Es asombroso que ni las leyes o las órdenes puedan hacer algo al respecto” dijo Salinger: “¿Por qué, si te roban un viejo colchón de tu ático, en seguida encuentran al culpable? En este caso ni siquiera lo buscan”.
El debate
Al argumentar su oposición a la republicación de sus primeros trabajos, Salinger acusa que fueron el fruto de un período en el que intentaba empezar a ser escritor, escritos febriles, “destinados a las revistas”.
De pronto, se interrumpe. “Esto no tiene nada que ver con este tipo Greenberg” dice: “Sólo intento proteger la privacidad que he perdido”.
Desde hace años, muchos periódicos y revistas envían corresponsales a su casa de campo en Cornish, pero el autor da la vuelta y se aleja si alguien se le acerca en la calle, y se dice que se enemistó con algunos amigos porque haber hablado con los reporteros. Ha habido artículos acerca de su correspondencia, sus compras y su vida reclusiva, pero nunca entrevistas.
Pero la semana pasada respondió a un cuestionario de preguntas que temprano en la mañana le acercó su agente literario en Nueva York, Dorothy Holding.
“¿Espera volver a publicar pronto?”.
Se hace una pausa.
“No sé qué tan pronto lo haga”.
Vuelve a hacerse otra pausa y luego Salinger empieza a hablar rápidamente acerca de lo mucho que está escribiendo, largas horas, todos los días. Dice no tener compromisos con nadie para un próximo libro.
“No es que necesariamente quiera publicar póstumamente” dice: “pero me gusta escribir para mí mismo”. (…) “Pago por esta actitud, soy conocido como un extraño, un tipo distante. Pero todo lo que hago es tratar de protegerme a mí y a mí trabajo”. (…) “Sólo quiero que esto acabe. Es intrusivo. He sobrevivido a muchas cosas” dice en lo que sería el fin de la conversación, “y probablemente sobreviva a esta también.”
(Traducción: Martín Abadía)

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