domingo

EDITH SILVEIRA



LA CREENCIA Y LA ESPERANZA EN LA CAPACIDAD
DE TRASCENDENCIA DE LOS SERES HUMANOS

Edith Silveira es ensayista y poeta, pero además se ha dedicado en profundidad a la docencia y la investigación literaria. Egresó del IPA y posteriormente se desempeñó como Profesora Ayudante en la Facultad de Humanidades y Ciencias en los cursos de Estilística correspondientes a las Licenciaturas de Lingüística y Letras.

Desde 1988 es Profesora de Literatura Grado 5 y Profesora adscriptora calificada como formadora de profesores en la práctica docente (CODICEN).

En 2005 comienza a desempeñarse en la UNIVERSIDAD ORT, siendo además propuesta por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad para el curso de Formador de Formadores en Responsabilidad Social Empresarial en el Programa Iberoamericano de Formación de Formadores (Red Iberoamericana de Universidades).

Ha publicado y presentado trabajos ensayísticos en múltiples congresos, conferencias, charlas y membresías.

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-¿Qué importancia tiene en tu formación literaria la precoz redondez bajtiniana que le imprimía Jorge Medina Vidal a su trabajo docente?
-Todo mi trabajo en literatura está marcado por la “redondez bajtiniana” de Jorge Medina Vidal, como tú la mencionas, él fue mi profesor y mi amigo, fui su ayudante en Facultad de Humanidades.

Sin embargo, creo que lo más importante, de ese aspecto de mi formación, se relaciona con la concepción materialista de la historia, que ve el texto como un juego del significante, que produce efectos en el sentido. En mi mirada a la visión bajtiniana que plantea la lengua desde la visión de la comunicación, por lo tanto como re-presentación y re-producción, se le agrega la concepción del texto como productividad, que trabajó el grupo de la revista Tel Quel y sobre todo Julia Kristeva.

-En el ensayo que escribiste sobre Clarice Lispector subrayás la importancia del carácter descolonizador a nivel lingüístico pero también libertario existencialmente -en el sentido de sondear la verticalidad trascendente del texto- que caracterizó a la llamada “generación del 45” en el Brasil. ¿Esta característica no la distancia mucho de la casi positivista generación del 45 uruguaya?

-Ambos movimientos son distintos, el Modernismo brasileño y dentro de él, la última etapa que representa la Generación del 45, propicia una defensa del uso de la variante brasileña del portugués. Se centra en la producción de literatura a partir del uso de la lengua en Brasil, renovando la normatividad y los usos del portugués “do Reino”.

La generación del 45 uruguaya propicia una mirada muy fuerte desde el punto de vista crítico a la literatura producida en Uruguay con anterioridad, sin considerar como central el uso de una variante del español del Río de la Plata para la producción de textos.

La de la generación de 45 del Uruguay es una búsqueda de calidad estética con nuevos parámetros cercanos a la mirada de las vanguardias y al desarrollo de la crítica francesa. 

La generación del 45 en Brasil hace una búsqueda de una lengua brasileña y de un modo de decir y escribir independiente del de la metrópoli, considerando también en esta la calidad estética y los aportes de la nueva teoría.

-Lezama Lima prestó una especialísima atención al multifacético mestizaje barroco que fermentó en el arte latinoamericano. ¿Cuáles son las figuras que te interesan en ese sentido en el Uruguay?

-Sin entrar a analizar cada caso, encuentro cercanías e influencias de la visión de Lezama Lima en autores tan dispares como Mario Levrero, Tarik Carson, Daniel Mella, esta lista no es exhaustiva ni mucho menos. En la construcción de la intertextualidad en América Latina, la huella de Lezama Lima creo que está presente en toda la creación literaria a partir la aparición de su obra.

-¿Por qué no renegás de la búsqueda del Hombre Nuevo que tanta gente parece haber jubilado de golpe? ¿En qué filosofías mesiánicas enraiza tu prospección no utópica?

Espero no estar apoyada en ninguna «filosofía mesiánica». Encuentro sí, que mi prospección hacia el paradigma de un ser humano que se construya crítica y éticamente, está apoyada en la creencia y en la esperanza de la capacidad de trascendencia de los seres humanos.

En ese sentido, nunca podré abandonar la idea utópica de la mejora del ser humano, mi profesión es ya un asumir la esperanza, no otra forma de ejercer la tarea del profesor que seguir con la expectativa de la construcción del hombre nuevo. (Escrito con minúscula a 

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