Capítulo 9
Quiero provocar tus celos
Amado Osho,
Debido a tu genialidad para combinar lo material y lo espiritual e ir más allá de ambos, y como pareces disponer de abundante riqueza en los dos mundos, pienso que muchos no-sannyasins y sannaysins sienten celos de ti. La gente se queja de la abundancia y no quiere propiciarla. Si hay algo que se propicie, es la pobreza. Si estuvieras sentado en una cueva, desnudo, frío, meditando, sería una cosa, pero no es así. Sannyasins que nunca habían soñado con tener un Rolls Royce parecen tener más deseos de él que del estado de meditación, incluso después de pasar años contigo. Pareces provocar más la codicia de lo material que un anhelo por el más allá; al menos ese es el mensaje que algunos están recibiendo. ¿Puedes comentarlo?
Es parte de mi dispositivo para cambiar la estructura misma de la consciencia humana.
El pasado ha encumbrado las actitudes de pobreza, ascéticas, masoquistas. Se respetaba a un hombre cuando renunciaba a todo lo agradable, a todas las comodidades. Se le respetaba por torturarse a sí mismo; cuanto mayor era la tortura, mayor el respeto. Todo el pasado de la humanidad es masoquista, y todas las religiones han contribuido a esa locura.
Mi esfuerzo está dedicado a cambiar este vasto pasado y su influencia. Por eso sólo es un dispositivo. Yo no he estado creando deseos de cosas materialistas en la gente; ya están allí sin que nadie los cree. Sí, han sido reprimidos con tanta fuerza que la gente ni siquiera sabe que los tiene. Yo no los estoy creando; sencillamente quiero retirar la tapadera, la represión, y hacer que la persona se dé cuenta de que desea un Rolls Royce más que la iluminación.
Esta toma de consciencia será un paso básico hacia tú iluminación, porque hace a la persona consciente de su realidad, de su codicia.
No había necesidad de noventa y tres Rolls Royces. No podía usar los noventa y tres Rolls Royces simultáneamente, el mismo modelo, el mismo coche. Pero quería que tuvieras claro que estarías dispuesto a olvidar todos tus deseos de verdad, de amor, de crecimiento espiritual, por tener un Rolls Royce. Estaba creando conscientemente una situación en la que te sentirías celoso.
La función del maestro es muy extraña. Tiene que ayudarte a entender la estructura interna de tu consciencia: está llena de celos.
Todas las tradiciones y todo el pasado han hecho justamente lo contrario. En todas las tradiciones, el supuesto santo vive de tal forma que nunca sientas celos de él. Percibe este punto.
Sentirás simpatía por él, sentirás respeto; pero la respetabilidad no es tu realidad, la simpatía no es tu naturaleza. El santo se está torturando y eso tampoco es su naturaleza. No está siendo natural para poder ganarse el respeto, para satisfacer su ego. No está interesado en el crecimiento espiritual; está interesado en la respetabilidad, en ser adorado como un dios. Y está dispuesto a hacer cualquier cosa para conseguirlo.
Está viviendo una ilusión y está creando una gran ilusión en la gente que viene a él. Les ayuda a sentir que son espirituales, que son religiosos, porque respetan a un santo, porque adoran a un santo. Ellos aún no están preparados para seguir unas disciplinas tan ascéticas, pero esperan que algún día...; ese es su ideal. Olvidan completamente que son seres humanos celosos. Y el santo les está ayudando a olvidar sus celos, les está ayudando a reprimirlos.
Mi trabajo sigue una dirección completamente diferente. Yo quiero provocar tus celos, porque esa es la única forma de librarte de ellos. En primer lugar tienes que saber que los tienes; después podrás soltarlos porque son una desgracia infernal. Pero puedes reprimirlos tanto que ni siquiera surja la posibilidad de soltarlos.
He vivido en la abundancia porque para mí no hay división entre lo material y lo espiritual.
La enseñanza de vivir en la pobreza es peligrosa: seréis materialmente pobres y también espiritualmente pobres, porque no hay división. Yo te he enseñado a vivir como un rico, en la abundancia material y espiritual, ambas. No es una cuestión de si deberías vivir en la abundancia material o espiritual. La cuestión es si deberías vivir en la abundancia, en la riqueza, lo cual es algo completamente natural y existencial. Tu impulso más básico es florecer en la abundancia, conocer todos los colores, conocer todas las canciones, conocer todas las bellezas de la vida.
Pero evidentemente voy a entrar en conflicto con lo viejo, porque todo el pasado humano ha consistido en alabar la pobreza e igualarla con la espiritualidad, lo que es una tontería absoluta.
La espiritualidad es la mayor de las riquezas que le pueden ocurrir al ser humano y contiene en sí todas las demás riquezas. No va en contra de las demás riquezas; simplemente va contra todo tipo de pobreza. Lo que he tratado de hacer es tan radical que por fuerza va a crear antagonismo en todo el mundo, en cada esquina. La gente ha vivido con sus valores durante tanto tiempo que aunque sólo les han dado desgracias, no pueden ver la conexión. Esos valores no les han llenado, no les han hecho felices; pero no ven la conexión.
Quiero que mi gente sea un símbolo... para que todo el mundo tome consciencia de que su miseria está causada por sus valores equivocados, que son pobres porque han respetado la pobreza, y que su comportamiento es muy insano. Por un lado respetan la pobreza y por otro lado dicen: «Sirve a los pobres.» ¡Extraño! Si la pobreza fuera espiritual, entonces lo más espiritual sería hacer pobre a todo el mundo, ayudar a los ricos a ser pobres para que pudieran ser espirituales. ¿Por qué ayudar a los pobres? ¿Quieres destruir su espiritualidad?
Pero hay una gran inconsciencia, una gran ceguera, y yo lucho contra una montaña de inconsciencia, de oscuridad. Naturalmente se enfadarán mucho. Me hubieran amado, me hubieran adorado. Y me hubiera sido muy fácil hacer lo que ellos querían, pero entonces habría continuado con la vieja miseria, con la vieja enfermedad, con la vieja estupidez. Decidí no ayudar a ningún sistema de valores carente de sentido, aunque no fuera un hombre respetable.
Es muy fácil ver por qué los ascetas -la gente autodestructiva dedicada a una especie de lento suicidio- han sido respetados; es porque hacen algo antinatural, porque tú no puedes hacerlo. Están haciendo algo que tú no puedes hacer. Si alguien se pone con la cabeza en el suelo en medio de la calle, inmediatamente habrá una multitud a su alrededor; pero si vas caminando de pie, ¡no reunirás a la multitud!
¿Qué hay en lo que hace ese hombre que atraiga a la multitud? Está haciendo algo que la muchedumbre no puede hacer. Está demostrando la primacía de la mente sobre el cuerpo, del espíritu sobre la naturaleza.
Torturando su cuerpo está demostrando que no es su cuerpo, que no le afecta. Cuando ayuna, deja de dormir o se queda de pie durante días, está demostrando que no puedes hacer lo que él hace; es superior a ti.
Tú también puedes hacer lo que él hace, sólo tienes que ser un poco estúpido, sólo tienes que se un poco suicida, destructivo. Lo Único que necesitas es encontrar un poco de placer en el dolor y te conviertes en un gran santo espiritual.
He buscado cuidadosamente en la historia y no he encontrado a un solo hombre que se revelara contra esta actitud suicida ante la vida, contra esta actitud antivida. Quizá temieran que nadie les iba a escuchar, temían perder su respetabilidad.
Decidí desde los primeros días de mi vida que había una cosa de la que tenía que ser consciente: no preocuparme por la respetabilidad. Entonces las cosas son muy sencillas. Entonces puedo hacer lo que es sano y natural. Entonces puedo extender un puente entre la materia y el espíritu, este mundo y el otro.
Y para mí, vivir en la abundancia es la única cosa espiritual del mundo.
Simplemente observa la existencia y su abundancia. ¿Para qué se necesitarían tantas flores distintas en el mundo? Con las rosas habría sido suficiente, pero la existencia es abundante: millones y millones de flores, millones de pájaros, millones de animales; todo es abundante. La naturaleza no es ascética; baila en todas partes, en el mar, en los árboles. Canta en todas partes, en el viento que sopla entre los pinos, en los pájaros...
¿Para qué se necesitan millones de galaxias, cada una de ellas con millones de estrellas? No parece que haya ninguna necesidad, tan sólo que la abundancia es la naturaleza misma de la existencia, que la riqueza es su esencia misma; la existencia no cree en la pobreza. Mira a la naturaleza, mira a la existencia, y verás lo que el ser humano ha hecho contra ella...
Mi esfuerzo es devolver el hombre a su ser natural.
Yo seré condenado, seré criticado. Cada religión, cada tradición, cada moralidad, cada código ético va a condenarme. ¡Eso no me sorprende! Lo espero, porque lo que hago y digo está cambiando el curso mismo de la consciencia humana.
No creo que por torturarte vayas a entrar más fácilmente en meditación; al contrario, si tu cuerpo está agradablemente relajado podrás meditar más fácilmente. No creo que cuando ayunes puedas meditar. Sólo puedes pensar en la comida; sólo soñarás con comida. Pero si estas bien alimentado, bien nutrido, no pensarás en la comida, no será necesario. El cuerpo estará completamente satisfecho, no creará ninguna alteración.
Vivir placenteramente, vivir alegremente, no va en contra de la meditación. En realidad es una necesidad básica para la meditación. He conocido a muchos tipos de ascetas, pero no he visto ninguna inteligencia en ellos, ninguna creatividad. Nunca he visto en sus ojos una luz del más allá, o en sus gestos algún mensaje que no pueda expresarse con palabras. No tienen nada. Simplemente se están muriendo de hambre y lo hacen porque eso satisface su ego, porque cuanto más hambre pasan, cuanto más se torturan a sí mismos, más gente viene a adorarlos.
Para mí sólo es un capítulo insano de la historia humana; tiene que cerrarse.
Ya es hora de que empecemos un nuevo capítulo -natural, existencial, que afirme la vida-, y que cree un puente entre el cuerpo y el alma... no un muro, sino un puente.
No hay necesidad de conflicto y de guerra. No vas a conseguir nada luchando contigo mismo; simplemente te irás destruyendo lentamente. Y los que llamas santos son en su mayoría enfermos mentales que han puesto enferma a toda la humanidad.
Tu pregunta es significativa. Me han preguntado una y otra vez: «En todas partes se respeta a la gente espiritual, ¿por qué te opones tanto a ellos?».
Yo dije: «Sólo hay una cosa cierta: o ellos no son espirituales o yo no soy espiritual. No podemos ser espirituales al mismo tiempo, eso está claro. En lo que a mí respecta, yo digo que están enfermos, que no son espirituales, y que son adorados por una sociedad enferma.»
Es un círculo vicioso: la sociedad crea a un santo enfermo, el santo enfermo crea una sociedad enferma; y se sigue así indefinidamente. Yo no participo en esta enfermedad, en lo que llaman espiritualidad. Sólo soy un ser humano alegre, pleno. ¿Qué más quieres? ¿Y qué otra cosa puede ser la espiritualidad?
Queremos que la gente se sienta plena y alegre, y este viaje hacia la satisfacción, la plenitud, la iluminación, debería empezar por el cuerpo. No puedes empezar en ninguna otra parte. Sólo puedes empezar por el principio. No puedes ignorar las raíces y pasar a ensalzar las flores. Si no cuidas de las raíces, las flores morirán y tendrás que reemplazarlas por otras de plástico. ¿Existe algún conflicto entre las raíces y las flores? Es la misma savia, y tienes que empezar por las raíces, porque las flores sólo aparecerán al final.
Pero en la humanidad nos hemos comportado como si estuviéramos locos. No nos hemos preocupado de las raíces y únicamente hemos hablado de las flores. Hablamos de que la gente sea no violenta, de que sea compasiva, amorosa; tanto que llegues a amar a tu enemigo, tanto que incluso puedas amar a tu vecino. Hablamos de flores pero a nadie le interesan las raíces.
La pregunta es: «¿Por qué no somos seres amorosos?».
No se trata de ser amoroso con esta persona, o con la otra, con el amigo o con el enemigo. La cuestión es si eres amoroso o no. ¿Amas tu propio cuerpo? ¿Te has preocupado alguna vez de tocar tu propio cuerpo con una caricia amorosa? ¿Te amas a ti mismo? No, todas las religiones te enseñan a odiarte: eres una persona torcida y te tienes que poner al derecho; eres un pecador y tienes que convertirte en un santo. ¿Cómo puedes amarte a ti mismo? Ni siquiera puedes aceptarte. ¡Éstas son las raíces!
Yo te enseñaré a amarte. Y si puedes amarte a ti mismo, si puedes disfrutar de ser tú mismo, entonces tu amor se extenderá de manera natural. Se convertirá en un aura que te rodea; amarás a tus amigos y en cierto sentido también amarás a tus enemigos; porque al igual que te definen tus amigos, también te definen tus enemigos.
Recuerdo un incidente reciente. En India, antes de que el país se independizara, hubo una gran lucha entre los hindúes y los musulmanes, porque los hindúes querían que el país siguiera unificado, que no se dividiera. Esto les era favorable porque eran la religión mayoritaria. Si la India seguía unificada, entonces los musulmanes nunca tendrían la posibilidad de llegar al poder; son la segunda religión mayoritaria.
Los musulmanes querían un país separado por sus propias razones: «Tenemos una lengua diferente, tenemos una religión diferente, tenemos una raza diferente, no podemos vivir juntos.» Pero la razón básica no era el lenguaje, ni la cultura, ni la raza: hindúes y musulmanes habían estado viviendo juntos durante dos mil años, por tanto ese no era el problema. La cuestión real era que si tenían un país separado, tendrían el poder.
El líder que no quería dividir India era Mahatma Gandhi, y el líder que quería dividir India y crear un nuevo país -Pakistán- para los musulmanes, era Mohammed AJi Jinnah. Fueron archienemigos durante toda su vida.
En 1948 Gandhi fue asesinado de un tiro. En ese momento Mohammed AIi Jinnah era el gobernador general de Pakistán. Estaba sentado en su jardín cuando le llegó la noticia de que Gandhi había sido asesinado. La persona que le llevó la noticia pensó que se alegraría al oírla: su enemigo mortal había muerto. Pero se quedó sorprendida: Jinnah se puso triste, entró en su casa y dijo a su secretario que no le molestara nadie. «Si Gandhi ha muerto, gran parte de mí ha muerto también, porque nos definíamos mutuamente.
Una gran intuición: el enemigo te define, de la misma forma que lo hace el amigo. Jinnah sólo vivió un año más y nunca volvió a ser tan feliz como antes; aquel último año fue un año triste. Sin Gandhi había una brecha, una gran brecha... Una enemistad de toda la vida es una relación, una relación profunda. Por eso el hombre inteligente también amará a su enemigo, no por un motivo espiritual, sino por la simple razón de que le define, es parte de su existencia. Sin él hay una brecha que nadie puede llenar.
La cuestión no es: «Ama a tus enemigos», tal como Jesús lo dice. Eso simplemente es egoísmo: ama a tus enemigos porque eres un ser espiritualmente superior y ellos sólo son seres ordinarios; por eso ámales y enséñales el camino de la verdadera espiritualidad. Pero sólo estás satisfaciendo tu ego.
Yo también digo: «Ámale», pero no por las mismas razones. Yo digo: «Ámale» porque te define; es parte de ti, de la misma forma que tú eres parte de él; no sólo el amigo, también el enemigo. Eso no te hace ser «más santo que él». Simplemente se trata de comprender cómo funciona la psicología humana.
Ámate a ti mismo. Pero sólo puedes amarte si abandonas la idea de que eres un pecador. Y puedes abandonar la idea de ser un pecador si abandonas la idea de que hay un dios.
Si existe Dios, eres un pecador; no puedes ser otra cosa. Si existe Dios, eres un pecador. Has sido expulsado del reino de Dios, y sólo volverás a ser aceptado si eres obediente; tan obediente que pierdas tu individualidad en favor de un dios hipotético al que nunca has visto y al que nunca verás.
Tus religiones no te permiten amarte a ti mismo y además te cuentan todas esas mentiras de amar a tus enemigos y de amar a tus vecinos. Pero ahora puedes ver la verdadera cuestión. Si no puedes amarte a ti mismo, no puedes amar a nadie más en el mundo. Esa energía amorosa tiene que salir del corazón, y allí, allí hay un pecador, condenado, esperando ser arrojado al fuego del infierno.
He oído... En la Edad Media cuando la gente, particularmente las mujeres, era más inocente, más simple, había predicadores cristianos que les amenazaban describiéndoles con todo detalle las torturas que sufrirían. Y era habitual que las mujeres se desmayaran en la iglesia escuchando el sermón, porque el fuego del infierno y los detalles les volvían locas. Ahora piensa en esas mujeres, ¿van a poder aceptarse tal como son?: ¡No!
Todas las religiones del mundo se apoyan en una sola palabra: así es como debería ser. La palabra es «deberías», la palabra no es «ser». Se condena el «ser» y se ensalza el «deberías»; y el «deberías» es opuesto al «ser».
No puedes amarte a ti mismo, tu esposa no puede amarse a sí misma; y supuestamente ambos deberíais amaros mutuamente. No entiendo cómo podría ocurrir. Puedes aparentar, pero básicamente odiarás, porque tu esposa sabe que le estás arrastrando más dentro del infierno y tú sabes que ella también te está haciendo entrar más dentro del infierno; ¿cómo podéis amaros? Jesús es listo. Habla de amar a los enemigos, pero no dice nada de amar a las esposas. Y es extraño porque esa debería ser la primera cosa a recordar: «Amad a vuestros esposos». Pero no, estás cosas no se mencionan.
Las religiones han estado hablando de las flores; yo estoy trabajando con las raíces. Y estoy en contra de las flores de plástico. Las flores reales tienen muchas diferencias; las flores de plástico son permanentes, el amor de plástico también será permanente. La flor real no es permanente, está cambiando en todo momento. Hoy está bailando al viento, al sol, bajo la lluvia. Mañana no podrás encontrarla; habrá desaparecido tan misteriosamente como apareció. El amor real es como una flor real. Pero todas las religiones te enseñan un amor de plástico. Y después destruyen la posibilidad de poder conocer una flor real. La flor real tiene fragancia; la flor de plástico no puede contribuir a tu vida de ninguna forma. Sólo parece una flor, no es una flor. La flor de plástico es fácil. No tienes que regarla, no tienes que cuidar sus raíces. Las flores reales requieren cierta creatividad de tu parte. Todos los valores reales requieren creatividad.
Simplemente mira a los santos: ninguno de ellos es creativo. Todas sus cualidades son irrisorias: una persona puede estar enterrada durante siete días y cuando lo desentierras sigue vivo; se ha convertido en un gran santo. Pero yo no veo ninguna contribución, ninguna creatividad en eso. Puede quedarse enterrado setecientos años, ¡qué más da! ¿Cómo puede convertirse en santo por estar una semana enterrado en una tumba gracias a que ha aprendido una técnica para suspender la respiración?
Paul Brunton era un gran buscador que iba de país en país por todo Oriente a principios de siglo y se encontró con muchas personas que eran veneradas como santas. En Ajmer, en India, se encontró con un santo musulmán que podía sacarse los ojos de las órbitas; esa era su única cualidad. Y era venerado en todas partes, porque ¡estaba haciendo lo imposible! Se encontró con un yogui hindú que era capaz de beber cualquier tipo de veneno. Había mostrado sus proezas en muchas uni¬versidades: en Oxford, en Cambrigde, en Benarés, en Calcuta. Pero en Calcuta le ocurrió un accidente. Sólo podía retener el veneno en su cuerpo, sin que pasara a la sangre, durante media hora: no era capaz de retenerlo más tiempo. Había estado aprendiendo a hacerlo durante toda su vida, pero en Calcuta el tráfico le derrotó.
En India, como sabes, hay mucho tráfico; vehículos de todos los siglos se mueven por la calle: carros de bueyes, coches de caballos, burros, carros tirados por camellos, automóviles, autobuses, tranvías. Particularmente en Calcuta encontrarás todos los siglos juntos moviéndose por la calle. Todo está disponible, desde el primer vehículo inventado por el hombre hasta el último automóvil. Sólo tienes que quedarte a un lado de la carretera y observar.
Se quedó atascado en el tráfico y no pudo llegar a tiempo al lugar donde iba a vomitar; ese era todo su arte. Podía tener el veneno dentro durante media hora, después vomitaba para no dejar que entrara en su flujo sanguíneo. Pero se retrasó; el veneno entró en su flujo sanguíneo y le mató. Era un famoso santo reconocido en todo el mundo. ¿Cuál era su contribución?
No puedo concebir que estas personas puedan ser llamadas santas. Quizá se les podría considerar como cierto tipo de expertos; tienen cierta experiencia, pero no tienen nada que ver con la espiritualidad. Habéis estado adorando el disparate total en nombre de la espiritualidad. Y detrás de ese disparate está la persona real: sufriente, descuidada, desapercibida. A nadie le importa la persona ni sus problemas; nadie responde a su necesidad real.
Todo mi esfuerzo consiste en proponer un nuevo comienzo. Está claro que todo el mundo me va a condenar. Pero no importa, ¡a quién le preocupa!
Sólo me importan los que están preparados para cambiar el curso de la consciencia humana. Yo ofenderé a los demás, les enfadaré, les irritaré, despertaré celos en ellos. Éstas son mis estrategias. Estoy exponiendo quienes son realmente. Si son inteligentes, lo comprenderán.
Noventa y tres Rolls Royces..., pero no he mirado atrás para ver qué les ha ocurrido. No eran míos y soy tan feliz sin ellos como lo era con ellos. Nunca fui a verlos en el garaje. El director del garaje, Avesh, está aquí. Yo solía decirle: «Uno de estos días voy a venir», pero ese día nunca llegó. Nunca vi esos coches juntos. Era él el que traía un coche u otro para dar un paseo de una hora, él elegía el coche. Y no he mirado atrás.
Esos coches cumplieron con su propósito. Crearon celos en toda América, en toda la gente superrica. Si hubieran sido lo suficientemente inteligentes, en lugar de ser mis enemigos, habrían tratado de venir a mí para encontrar la forma de librarse de sus celos, porque el problema lo tienen ellos. Los celos son un fuego que te quema y te quema profundamente. Estás en manos de otra persona.
Yo sólo era un turista y alteré a toda América. Tenían suficiente dinero; podrían haber comprado más Rolls Royces si hubieran querido. Pero tampoco tenían valor para eso. Me condenaban diciendo que soy un materialista. Y os vais a sorprender; uno de los obispos que siempre me estaba condenando por materialista, me escribió una carta en privado que decía: «Sería muy compasivo de tu parte que donaras un Rolls Royce a mi iglesia. Para ti no supondrá ninguna diferencia -de noventa y tres a noventa y dos- pero marcaría un gran diferencia para noso¬tros.» Y cada domingo me estaba condenando. No condenaba mi materialismo; lo que quería era ocultar sus celos.
Los políticos, los ricos, podían arreglárselas por sí mismos, ¿de qué se preocupaban? Lo que les preocupaba es que un turista, que ni siquiera tenía un visado en regla, había derrotado a los super-ricos; ¡les dolía! Si hubieran sido lo suficientemente inteligentes, habrían comprendido que había un propósito detrás de los Rolls Royces. No podían ser únicamente para dar paseos de una hora. Para eso, con un Rolls Royce bastaba.
Todo lo que he hecho en mi vida tiene un propósito. Es un dispositivo para sacar algo de ti de lo que no eres consciente.
Si eres inteligente querrás librarte de ello porque es un veneno que te está matando. Una mente celosa es incapaz de amar; una mente celosa es incapaz de alegrarse; y no sólo es incapaz de alegrarse, es incapaz de ver alegres a los demás. Este tipo de gente llena la Tierra. Y los que llamáis santos no han sido una ayuda para ellos, sino que les han explotado.
¡Es de risa! Los santos te explotan siendo pobres, torturándose; te ayudan a no sentirte celoso, a no sentirte herido. Están protegiendo tu ego. Y no es algo unilateral. Por eso es tan divertido. Es un juego extraño: te ayudan a continuar en tu miseria, en tu locura, y tú les ayudas a seguir con su vida suicida, torturada; una conspiración mutua urdida por ambas partes para mantenerse en el infierno.
La comuna de América también era un dispositivo. Hizo su trabajo. Hizo consciente a la gente de que se puede estar alegre, se puede ser amoroso en esta Tierra; no tienes que esperar al Cielo. Y no puedo ver, no puedo entender..., una persona que nunca haya bailado y cantado aquí, cuando vaya al cielo y le den un arpa, ¿qué va a hacer con ella? ¡Se sentirá perdida! Se preguntará: «¿Qué es esta cosa, qué se supone que tengo que hacer con ella?».
Sólo mi gente sabrá qué hacer inmediatamente, cualquiera que sea el instrumento de que dispongan. No es únicamente una cuestión de sentirse alegre..., también hay otras cosas. Si aquí has estado torturándote toda la vida, ¿qué vas a hacer en el cielo? Esa autotortura se ha convertido en tu segunda naturaleza.
Recuerdo una historia... Había un hombre precioso Eknath, que fue a hacer una peregrinación con sus discípulos. Un ladrón muy conocido se le acercó y preguntó al maestro: «Aunque soy un pecador –tú me conoces, todo el mundo sabe que soy un ladrón- me ha surgido un gran deseo de ir a la peregrinación contigo, si permites que te acompañe. Van a ir treinta personas; otra más no supone una gran diferencia...».
Eknath dijo: «No hay problema, pero existe una condición: mientras estés conmigo, y van a ser nueve meses» -porque iban a estar viajando a pie por todo el país, visitando todos los lugares sagrados, cantando y bailando- «no robarás nada a la gente del grupo o a la gente de los pueblos donde paremos. Tendrás que abandonar tu arte durante nueve meses. Si me lo prometes, estás admitido.»
El hombre dijo: “Prometo absolutamente que no robaré nada en los próximos nueve meses.” Pero a los dos o tres días comenzaron los problemas. Empezó a ocurrir algo extraño: el dinero de uno se encontraba en el equipaje de otro, el abrigo de uno en la bolsa de otro. Extraño... faltaban cosas por un lado pero aparecían por otro.
Finalmente Eknath tuvo que permanecer una noche despierto para ver qué estaba ocurriendo porque el ambiente estaba muy alterado. Cada mañana tenías que buscar dónde estaban tus cosas; siempre las encontrabas, pero era una molestia innecesaria. Eknath sospechaba que aquel hombre podría ser la causa del problema; y lo era. En medio de la noche comenzó a cambiar las cosas de sitio y Eknath le pilló con las manos en la masa. Le dijo: «Me prometiste que no robarías.»
Él respondió: «Estoy siendo totalmente fiel a mi promesa; no estoy robando. Pero nunca te prometí que no cambiaría las cosas de una bolsa a otra; eso no es robar. No pongo las cosas de nadie en mi bolsa. Sólo estoy practicando...; si no, en nueve meses podría olvidar mi arte completamente. Y, además, no puedo dormir a menos que practique un poco. Es un hábito de toda la vida.»
Eknath dijo: «Entiendo tu problema, pero tú también tienes que entender el mío: cada mañana todo el mundo se siente molesto y enfadado; desaparece el dinero de uno, se pierde la camisa de otro, la manta del tercero. Y cada mañana tenemos que dedicar una hora a buscarlo todo; no hay necesidad de que sea así.»
Pero el ladrón le respondió: «Tendrás que tolerar que haga esto. No te prometí que no lo haría. Y no me estoy excediendo: me basta con una hora por la noche y ya puedo irme a dormir tranquilo.»
Un hombre que se ha torturado durante toda su vida. Crees que podrá alegrarse en el cielo? Se habrá olvidado de sonreír, se habrá olvidado de lo que significa la alegría. No, yo os digo que todo el pasado de la humanidad ha sido repugnante e insano; ha creado un tipo de espiritualidad que no es más que otro nombre para la esquizofrenia. Tengo que luchar contra ello, a cualquier precio.
Alguien tiene que levantar la mano y decirle a la gente: «Os han descarriado. Vuestras desgracias son la prueba; no hace falta ninguna otra.»
Amado Osho,
Recientemente he leído un viejo proverbio: El hombre que ame a una mujer, sin duda perderá la cabeza; pero el hombre que ame a dos mujeres - perderá su alma. ¿Contiene alguna verdad que se pueda entender?
Estoy seguro de que esta pregunta es de Milarepa!
Es verdad: si amas a una mujer perderás la cabeza; si amas a dos mujeres perderás el alma. Pero si sigues amando, no te quedará nada que perder, ¡con la segunda estás acabado!
Cuando vino Milarepa, pregunté a Vivek: «¿Ha traído la guitarra? ¿Y qué más hace?».
Ella dijo: «No hace nada más; sólo toca la guitarra y persigue a las mujeres.»
Yo dije: «Pregunta a ver si tiene la guitarra; porque perseguir mujeres todo el día no es bueno para su salud. Así es que, de vez en cuando, para descansar, puede tocar la guitarra.»
Pero no ha traído la guitarra. Creo que deberíais conseguirle una guitarra porque lo ha perdido todo. Ahora que ya no tiene que preocuparse de perder nada; puede seguir persiguiendo mujeres...
Por eso el proverbio se detiene en dos mujeres, porque con la tercera ya no te queda nada que perder. Y es bueno ir más allá de la segunda, porque así te harás realmente humilde, no tendrás nada.
Para mí eso es la espiritualidad.
Amado Osho,
Debido a tu genialidad para combinar lo material y lo espiritual e ir más allá de ambos, y como pareces disponer de abundante riqueza en los dos mundos, pienso que muchos no-sannyasins y sannaysins sienten celos de ti. La gente se queja de la abundancia y no quiere propiciarla. Si hay algo que se propicie, es la pobreza. Si estuvieras sentado en una cueva, desnudo, frío, meditando, sería una cosa, pero no es así. Sannyasins que nunca habían soñado con tener un Rolls Royce parecen tener más deseos de él que del estado de meditación, incluso después de pasar años contigo. Pareces provocar más la codicia de lo material que un anhelo por el más allá; al menos ese es el mensaje que algunos están recibiendo. ¿Puedes comentarlo?
Es parte de mi dispositivo para cambiar la estructura misma de la consciencia humana.
El pasado ha encumbrado las actitudes de pobreza, ascéticas, masoquistas. Se respetaba a un hombre cuando renunciaba a todo lo agradable, a todas las comodidades. Se le respetaba por torturarse a sí mismo; cuanto mayor era la tortura, mayor el respeto. Todo el pasado de la humanidad es masoquista, y todas las religiones han contribuido a esa locura.
Mi esfuerzo está dedicado a cambiar este vasto pasado y su influencia. Por eso sólo es un dispositivo. Yo no he estado creando deseos de cosas materialistas en la gente; ya están allí sin que nadie los cree. Sí, han sido reprimidos con tanta fuerza que la gente ni siquiera sabe que los tiene. Yo no los estoy creando; sencillamente quiero retirar la tapadera, la represión, y hacer que la persona se dé cuenta de que desea un Rolls Royce más que la iluminación.
Esta toma de consciencia será un paso básico hacia tú iluminación, porque hace a la persona consciente de su realidad, de su codicia.
No había necesidad de noventa y tres Rolls Royces. No podía usar los noventa y tres Rolls Royces simultáneamente, el mismo modelo, el mismo coche. Pero quería que tuvieras claro que estarías dispuesto a olvidar todos tus deseos de verdad, de amor, de crecimiento espiritual, por tener un Rolls Royce. Estaba creando conscientemente una situación en la que te sentirías celoso.
La función del maestro es muy extraña. Tiene que ayudarte a entender la estructura interna de tu consciencia: está llena de celos.
Todas las tradiciones y todo el pasado han hecho justamente lo contrario. En todas las tradiciones, el supuesto santo vive de tal forma que nunca sientas celos de él. Percibe este punto.
Sentirás simpatía por él, sentirás respeto; pero la respetabilidad no es tu realidad, la simpatía no es tu naturaleza. El santo se está torturando y eso tampoco es su naturaleza. No está siendo natural para poder ganarse el respeto, para satisfacer su ego. No está interesado en el crecimiento espiritual; está interesado en la respetabilidad, en ser adorado como un dios. Y está dispuesto a hacer cualquier cosa para conseguirlo.
Está viviendo una ilusión y está creando una gran ilusión en la gente que viene a él. Les ayuda a sentir que son espirituales, que son religiosos, porque respetan a un santo, porque adoran a un santo. Ellos aún no están preparados para seguir unas disciplinas tan ascéticas, pero esperan que algún día...; ese es su ideal. Olvidan completamente que son seres humanos celosos. Y el santo les está ayudando a olvidar sus celos, les está ayudando a reprimirlos.
Mi trabajo sigue una dirección completamente diferente. Yo quiero provocar tus celos, porque esa es la única forma de librarte de ellos. En primer lugar tienes que saber que los tienes; después podrás soltarlos porque son una desgracia infernal. Pero puedes reprimirlos tanto que ni siquiera surja la posibilidad de soltarlos.
He vivido en la abundancia porque para mí no hay división entre lo material y lo espiritual.
La enseñanza de vivir en la pobreza es peligrosa: seréis materialmente pobres y también espiritualmente pobres, porque no hay división. Yo te he enseñado a vivir como un rico, en la abundancia material y espiritual, ambas. No es una cuestión de si deberías vivir en la abundancia material o espiritual. La cuestión es si deberías vivir en la abundancia, en la riqueza, lo cual es algo completamente natural y existencial. Tu impulso más básico es florecer en la abundancia, conocer todos los colores, conocer todas las canciones, conocer todas las bellezas de la vida.
Pero evidentemente voy a entrar en conflicto con lo viejo, porque todo el pasado humano ha consistido en alabar la pobreza e igualarla con la espiritualidad, lo que es una tontería absoluta.
La espiritualidad es la mayor de las riquezas que le pueden ocurrir al ser humano y contiene en sí todas las demás riquezas. No va en contra de las demás riquezas; simplemente va contra todo tipo de pobreza. Lo que he tratado de hacer es tan radical que por fuerza va a crear antagonismo en todo el mundo, en cada esquina. La gente ha vivido con sus valores durante tanto tiempo que aunque sólo les han dado desgracias, no pueden ver la conexión. Esos valores no les han llenado, no les han hecho felices; pero no ven la conexión.
Quiero que mi gente sea un símbolo... para que todo el mundo tome consciencia de que su miseria está causada por sus valores equivocados, que son pobres porque han respetado la pobreza, y que su comportamiento es muy insano. Por un lado respetan la pobreza y por otro lado dicen: «Sirve a los pobres.» ¡Extraño! Si la pobreza fuera espiritual, entonces lo más espiritual sería hacer pobre a todo el mundo, ayudar a los ricos a ser pobres para que pudieran ser espirituales. ¿Por qué ayudar a los pobres? ¿Quieres destruir su espiritualidad?
Pero hay una gran inconsciencia, una gran ceguera, y yo lucho contra una montaña de inconsciencia, de oscuridad. Naturalmente se enfadarán mucho. Me hubieran amado, me hubieran adorado. Y me hubiera sido muy fácil hacer lo que ellos querían, pero entonces habría continuado con la vieja miseria, con la vieja enfermedad, con la vieja estupidez. Decidí no ayudar a ningún sistema de valores carente de sentido, aunque no fuera un hombre respetable.
Es muy fácil ver por qué los ascetas -la gente autodestructiva dedicada a una especie de lento suicidio- han sido respetados; es porque hacen algo antinatural, porque tú no puedes hacerlo. Están haciendo algo que tú no puedes hacer. Si alguien se pone con la cabeza en el suelo en medio de la calle, inmediatamente habrá una multitud a su alrededor; pero si vas caminando de pie, ¡no reunirás a la multitud!
¿Qué hay en lo que hace ese hombre que atraiga a la multitud? Está haciendo algo que la muchedumbre no puede hacer. Está demostrando la primacía de la mente sobre el cuerpo, del espíritu sobre la naturaleza.
Torturando su cuerpo está demostrando que no es su cuerpo, que no le afecta. Cuando ayuna, deja de dormir o se queda de pie durante días, está demostrando que no puedes hacer lo que él hace; es superior a ti.
Tú también puedes hacer lo que él hace, sólo tienes que ser un poco estúpido, sólo tienes que se un poco suicida, destructivo. Lo Único que necesitas es encontrar un poco de placer en el dolor y te conviertes en un gran santo espiritual.
He buscado cuidadosamente en la historia y no he encontrado a un solo hombre que se revelara contra esta actitud suicida ante la vida, contra esta actitud antivida. Quizá temieran que nadie les iba a escuchar, temían perder su respetabilidad.
Decidí desde los primeros días de mi vida que había una cosa de la que tenía que ser consciente: no preocuparme por la respetabilidad. Entonces las cosas son muy sencillas. Entonces puedo hacer lo que es sano y natural. Entonces puedo extender un puente entre la materia y el espíritu, este mundo y el otro.
Y para mí, vivir en la abundancia es la única cosa espiritual del mundo.
Simplemente observa la existencia y su abundancia. ¿Para qué se necesitarían tantas flores distintas en el mundo? Con las rosas habría sido suficiente, pero la existencia es abundante: millones y millones de flores, millones de pájaros, millones de animales; todo es abundante. La naturaleza no es ascética; baila en todas partes, en el mar, en los árboles. Canta en todas partes, en el viento que sopla entre los pinos, en los pájaros...
¿Para qué se necesitan millones de galaxias, cada una de ellas con millones de estrellas? No parece que haya ninguna necesidad, tan sólo que la abundancia es la naturaleza misma de la existencia, que la riqueza es su esencia misma; la existencia no cree en la pobreza. Mira a la naturaleza, mira a la existencia, y verás lo que el ser humano ha hecho contra ella...
Mi esfuerzo es devolver el hombre a su ser natural.
Yo seré condenado, seré criticado. Cada religión, cada tradición, cada moralidad, cada código ético va a condenarme. ¡Eso no me sorprende! Lo espero, porque lo que hago y digo está cambiando el curso mismo de la consciencia humana.
No creo que por torturarte vayas a entrar más fácilmente en meditación; al contrario, si tu cuerpo está agradablemente relajado podrás meditar más fácilmente. No creo que cuando ayunes puedas meditar. Sólo puedes pensar en la comida; sólo soñarás con comida. Pero si estas bien alimentado, bien nutrido, no pensarás en la comida, no será necesario. El cuerpo estará completamente satisfecho, no creará ninguna alteración.
Vivir placenteramente, vivir alegremente, no va en contra de la meditación. En realidad es una necesidad básica para la meditación. He conocido a muchos tipos de ascetas, pero no he visto ninguna inteligencia en ellos, ninguna creatividad. Nunca he visto en sus ojos una luz del más allá, o en sus gestos algún mensaje que no pueda expresarse con palabras. No tienen nada. Simplemente se están muriendo de hambre y lo hacen porque eso satisface su ego, porque cuanto más hambre pasan, cuanto más se torturan a sí mismos, más gente viene a adorarlos.
Para mí sólo es un capítulo insano de la historia humana; tiene que cerrarse.
Ya es hora de que empecemos un nuevo capítulo -natural, existencial, que afirme la vida-, y que cree un puente entre el cuerpo y el alma... no un muro, sino un puente.
No hay necesidad de conflicto y de guerra. No vas a conseguir nada luchando contigo mismo; simplemente te irás destruyendo lentamente. Y los que llamas santos son en su mayoría enfermos mentales que han puesto enferma a toda la humanidad.
Tu pregunta es significativa. Me han preguntado una y otra vez: «En todas partes se respeta a la gente espiritual, ¿por qué te opones tanto a ellos?».
Yo dije: «Sólo hay una cosa cierta: o ellos no son espirituales o yo no soy espiritual. No podemos ser espirituales al mismo tiempo, eso está claro. En lo que a mí respecta, yo digo que están enfermos, que no son espirituales, y que son adorados por una sociedad enferma.»
Es un círculo vicioso: la sociedad crea a un santo enfermo, el santo enfermo crea una sociedad enferma; y se sigue así indefinidamente. Yo no participo en esta enfermedad, en lo que llaman espiritualidad. Sólo soy un ser humano alegre, pleno. ¿Qué más quieres? ¿Y qué otra cosa puede ser la espiritualidad?
Queremos que la gente se sienta plena y alegre, y este viaje hacia la satisfacción, la plenitud, la iluminación, debería empezar por el cuerpo. No puedes empezar en ninguna otra parte. Sólo puedes empezar por el principio. No puedes ignorar las raíces y pasar a ensalzar las flores. Si no cuidas de las raíces, las flores morirán y tendrás que reemplazarlas por otras de plástico. ¿Existe algún conflicto entre las raíces y las flores? Es la misma savia, y tienes que empezar por las raíces, porque las flores sólo aparecerán al final.
Pero en la humanidad nos hemos comportado como si estuviéramos locos. No nos hemos preocupado de las raíces y únicamente hemos hablado de las flores. Hablamos de que la gente sea no violenta, de que sea compasiva, amorosa; tanto que llegues a amar a tu enemigo, tanto que incluso puedas amar a tu vecino. Hablamos de flores pero a nadie le interesan las raíces.
La pregunta es: «¿Por qué no somos seres amorosos?».
No se trata de ser amoroso con esta persona, o con la otra, con el amigo o con el enemigo. La cuestión es si eres amoroso o no. ¿Amas tu propio cuerpo? ¿Te has preocupado alguna vez de tocar tu propio cuerpo con una caricia amorosa? ¿Te amas a ti mismo? No, todas las religiones te enseñan a odiarte: eres una persona torcida y te tienes que poner al derecho; eres un pecador y tienes que convertirte en un santo. ¿Cómo puedes amarte a ti mismo? Ni siquiera puedes aceptarte. ¡Éstas son las raíces!
Yo te enseñaré a amarte. Y si puedes amarte a ti mismo, si puedes disfrutar de ser tú mismo, entonces tu amor se extenderá de manera natural. Se convertirá en un aura que te rodea; amarás a tus amigos y en cierto sentido también amarás a tus enemigos; porque al igual que te definen tus amigos, también te definen tus enemigos.
Recuerdo un incidente reciente. En India, antes de que el país se independizara, hubo una gran lucha entre los hindúes y los musulmanes, porque los hindúes querían que el país siguiera unificado, que no se dividiera. Esto les era favorable porque eran la religión mayoritaria. Si la India seguía unificada, entonces los musulmanes nunca tendrían la posibilidad de llegar al poder; son la segunda religión mayoritaria.
Los musulmanes querían un país separado por sus propias razones: «Tenemos una lengua diferente, tenemos una religión diferente, tenemos una raza diferente, no podemos vivir juntos.» Pero la razón básica no era el lenguaje, ni la cultura, ni la raza: hindúes y musulmanes habían estado viviendo juntos durante dos mil años, por tanto ese no era el problema. La cuestión real era que si tenían un país separado, tendrían el poder.
El líder que no quería dividir India era Mahatma Gandhi, y el líder que quería dividir India y crear un nuevo país -Pakistán- para los musulmanes, era Mohammed AJi Jinnah. Fueron archienemigos durante toda su vida.
En 1948 Gandhi fue asesinado de un tiro. En ese momento Mohammed AIi Jinnah era el gobernador general de Pakistán. Estaba sentado en su jardín cuando le llegó la noticia de que Gandhi había sido asesinado. La persona que le llevó la noticia pensó que se alegraría al oírla: su enemigo mortal había muerto. Pero se quedó sorprendida: Jinnah se puso triste, entró en su casa y dijo a su secretario que no le molestara nadie. «Si Gandhi ha muerto, gran parte de mí ha muerto también, porque nos definíamos mutuamente.
Una gran intuición: el enemigo te define, de la misma forma que lo hace el amigo. Jinnah sólo vivió un año más y nunca volvió a ser tan feliz como antes; aquel último año fue un año triste. Sin Gandhi había una brecha, una gran brecha... Una enemistad de toda la vida es una relación, una relación profunda. Por eso el hombre inteligente también amará a su enemigo, no por un motivo espiritual, sino por la simple razón de que le define, es parte de su existencia. Sin él hay una brecha que nadie puede llenar.
La cuestión no es: «Ama a tus enemigos», tal como Jesús lo dice. Eso simplemente es egoísmo: ama a tus enemigos porque eres un ser espiritualmente superior y ellos sólo son seres ordinarios; por eso ámales y enséñales el camino de la verdadera espiritualidad. Pero sólo estás satisfaciendo tu ego.
Yo también digo: «Ámale», pero no por las mismas razones. Yo digo: «Ámale» porque te define; es parte de ti, de la misma forma que tú eres parte de él; no sólo el amigo, también el enemigo. Eso no te hace ser «más santo que él». Simplemente se trata de comprender cómo funciona la psicología humana.
Ámate a ti mismo. Pero sólo puedes amarte si abandonas la idea de que eres un pecador. Y puedes abandonar la idea de ser un pecador si abandonas la idea de que hay un dios.
Si existe Dios, eres un pecador; no puedes ser otra cosa. Si existe Dios, eres un pecador. Has sido expulsado del reino de Dios, y sólo volverás a ser aceptado si eres obediente; tan obediente que pierdas tu individualidad en favor de un dios hipotético al que nunca has visto y al que nunca verás.
Tus religiones no te permiten amarte a ti mismo y además te cuentan todas esas mentiras de amar a tus enemigos y de amar a tus vecinos. Pero ahora puedes ver la verdadera cuestión. Si no puedes amarte a ti mismo, no puedes amar a nadie más en el mundo. Esa energía amorosa tiene que salir del corazón, y allí, allí hay un pecador, condenado, esperando ser arrojado al fuego del infierno.
He oído... En la Edad Media cuando la gente, particularmente las mujeres, era más inocente, más simple, había predicadores cristianos que les amenazaban describiéndoles con todo detalle las torturas que sufrirían. Y era habitual que las mujeres se desmayaran en la iglesia escuchando el sermón, porque el fuego del infierno y los detalles les volvían locas. Ahora piensa en esas mujeres, ¿van a poder aceptarse tal como son?: ¡No!
Todas las religiones del mundo se apoyan en una sola palabra: así es como debería ser. La palabra es «deberías», la palabra no es «ser». Se condena el «ser» y se ensalza el «deberías»; y el «deberías» es opuesto al «ser».
No puedes amarte a ti mismo, tu esposa no puede amarse a sí misma; y supuestamente ambos deberíais amaros mutuamente. No entiendo cómo podría ocurrir. Puedes aparentar, pero básicamente odiarás, porque tu esposa sabe que le estás arrastrando más dentro del infierno y tú sabes que ella también te está haciendo entrar más dentro del infierno; ¿cómo podéis amaros? Jesús es listo. Habla de amar a los enemigos, pero no dice nada de amar a las esposas. Y es extraño porque esa debería ser la primera cosa a recordar: «Amad a vuestros esposos». Pero no, estás cosas no se mencionan.
Las religiones han estado hablando de las flores; yo estoy trabajando con las raíces. Y estoy en contra de las flores de plástico. Las flores reales tienen muchas diferencias; las flores de plástico son permanentes, el amor de plástico también será permanente. La flor real no es permanente, está cambiando en todo momento. Hoy está bailando al viento, al sol, bajo la lluvia. Mañana no podrás encontrarla; habrá desaparecido tan misteriosamente como apareció. El amor real es como una flor real. Pero todas las religiones te enseñan un amor de plástico. Y después destruyen la posibilidad de poder conocer una flor real. La flor real tiene fragancia; la flor de plástico no puede contribuir a tu vida de ninguna forma. Sólo parece una flor, no es una flor. La flor de plástico es fácil. No tienes que regarla, no tienes que cuidar sus raíces. Las flores reales requieren cierta creatividad de tu parte. Todos los valores reales requieren creatividad.
Simplemente mira a los santos: ninguno de ellos es creativo. Todas sus cualidades son irrisorias: una persona puede estar enterrada durante siete días y cuando lo desentierras sigue vivo; se ha convertido en un gran santo. Pero yo no veo ninguna contribución, ninguna creatividad en eso. Puede quedarse enterrado setecientos años, ¡qué más da! ¿Cómo puede convertirse en santo por estar una semana enterrado en una tumba gracias a que ha aprendido una técnica para suspender la respiración?
Paul Brunton era un gran buscador que iba de país en país por todo Oriente a principios de siglo y se encontró con muchas personas que eran veneradas como santas. En Ajmer, en India, se encontró con un santo musulmán que podía sacarse los ojos de las órbitas; esa era su única cualidad. Y era venerado en todas partes, porque ¡estaba haciendo lo imposible! Se encontró con un yogui hindú que era capaz de beber cualquier tipo de veneno. Había mostrado sus proezas en muchas uni¬versidades: en Oxford, en Cambrigde, en Benarés, en Calcuta. Pero en Calcuta le ocurrió un accidente. Sólo podía retener el veneno en su cuerpo, sin que pasara a la sangre, durante media hora: no era capaz de retenerlo más tiempo. Había estado aprendiendo a hacerlo durante toda su vida, pero en Calcuta el tráfico le derrotó.
En India, como sabes, hay mucho tráfico; vehículos de todos los siglos se mueven por la calle: carros de bueyes, coches de caballos, burros, carros tirados por camellos, automóviles, autobuses, tranvías. Particularmente en Calcuta encontrarás todos los siglos juntos moviéndose por la calle. Todo está disponible, desde el primer vehículo inventado por el hombre hasta el último automóvil. Sólo tienes que quedarte a un lado de la carretera y observar.
Se quedó atascado en el tráfico y no pudo llegar a tiempo al lugar donde iba a vomitar; ese era todo su arte. Podía tener el veneno dentro durante media hora, después vomitaba para no dejar que entrara en su flujo sanguíneo. Pero se retrasó; el veneno entró en su flujo sanguíneo y le mató. Era un famoso santo reconocido en todo el mundo. ¿Cuál era su contribución?
No puedo concebir que estas personas puedan ser llamadas santas. Quizá se les podría considerar como cierto tipo de expertos; tienen cierta experiencia, pero no tienen nada que ver con la espiritualidad. Habéis estado adorando el disparate total en nombre de la espiritualidad. Y detrás de ese disparate está la persona real: sufriente, descuidada, desapercibida. A nadie le importa la persona ni sus problemas; nadie responde a su necesidad real.
Todo mi esfuerzo consiste en proponer un nuevo comienzo. Está claro que todo el mundo me va a condenar. Pero no importa, ¡a quién le preocupa!
Sólo me importan los que están preparados para cambiar el curso de la consciencia humana. Yo ofenderé a los demás, les enfadaré, les irritaré, despertaré celos en ellos. Éstas son mis estrategias. Estoy exponiendo quienes son realmente. Si son inteligentes, lo comprenderán.
Noventa y tres Rolls Royces..., pero no he mirado atrás para ver qué les ha ocurrido. No eran míos y soy tan feliz sin ellos como lo era con ellos. Nunca fui a verlos en el garaje. El director del garaje, Avesh, está aquí. Yo solía decirle: «Uno de estos días voy a venir», pero ese día nunca llegó. Nunca vi esos coches juntos. Era él el que traía un coche u otro para dar un paseo de una hora, él elegía el coche. Y no he mirado atrás.
Esos coches cumplieron con su propósito. Crearon celos en toda América, en toda la gente superrica. Si hubieran sido lo suficientemente inteligentes, en lugar de ser mis enemigos, habrían tratado de venir a mí para encontrar la forma de librarse de sus celos, porque el problema lo tienen ellos. Los celos son un fuego que te quema y te quema profundamente. Estás en manos de otra persona.
Yo sólo era un turista y alteré a toda América. Tenían suficiente dinero; podrían haber comprado más Rolls Royces si hubieran querido. Pero tampoco tenían valor para eso. Me condenaban diciendo que soy un materialista. Y os vais a sorprender; uno de los obispos que siempre me estaba condenando por materialista, me escribió una carta en privado que decía: «Sería muy compasivo de tu parte que donaras un Rolls Royce a mi iglesia. Para ti no supondrá ninguna diferencia -de noventa y tres a noventa y dos- pero marcaría un gran diferencia para noso¬tros.» Y cada domingo me estaba condenando. No condenaba mi materialismo; lo que quería era ocultar sus celos.
Los políticos, los ricos, podían arreglárselas por sí mismos, ¿de qué se preocupaban? Lo que les preocupaba es que un turista, que ni siquiera tenía un visado en regla, había derrotado a los super-ricos; ¡les dolía! Si hubieran sido lo suficientemente inteligentes, habrían comprendido que había un propósito detrás de los Rolls Royces. No podían ser únicamente para dar paseos de una hora. Para eso, con un Rolls Royce bastaba.
Todo lo que he hecho en mi vida tiene un propósito. Es un dispositivo para sacar algo de ti de lo que no eres consciente.
Si eres inteligente querrás librarte de ello porque es un veneno que te está matando. Una mente celosa es incapaz de amar; una mente celosa es incapaz de alegrarse; y no sólo es incapaz de alegrarse, es incapaz de ver alegres a los demás. Este tipo de gente llena la Tierra. Y los que llamáis santos no han sido una ayuda para ellos, sino que les han explotado.
¡Es de risa! Los santos te explotan siendo pobres, torturándose; te ayudan a no sentirte celoso, a no sentirte herido. Están protegiendo tu ego. Y no es algo unilateral. Por eso es tan divertido. Es un juego extraño: te ayudan a continuar en tu miseria, en tu locura, y tú les ayudas a seguir con su vida suicida, torturada; una conspiración mutua urdida por ambas partes para mantenerse en el infierno.
La comuna de América también era un dispositivo. Hizo su trabajo. Hizo consciente a la gente de que se puede estar alegre, se puede ser amoroso en esta Tierra; no tienes que esperar al Cielo. Y no puedo ver, no puedo entender..., una persona que nunca haya bailado y cantado aquí, cuando vaya al cielo y le den un arpa, ¿qué va a hacer con ella? ¡Se sentirá perdida! Se preguntará: «¿Qué es esta cosa, qué se supone que tengo que hacer con ella?».
Sólo mi gente sabrá qué hacer inmediatamente, cualquiera que sea el instrumento de que dispongan. No es únicamente una cuestión de sentirse alegre..., también hay otras cosas. Si aquí has estado torturándote toda la vida, ¿qué vas a hacer en el cielo? Esa autotortura se ha convertido en tu segunda naturaleza.
Recuerdo una historia... Había un hombre precioso Eknath, que fue a hacer una peregrinación con sus discípulos. Un ladrón muy conocido se le acercó y preguntó al maestro: «Aunque soy un pecador –tú me conoces, todo el mundo sabe que soy un ladrón- me ha surgido un gran deseo de ir a la peregrinación contigo, si permites que te acompañe. Van a ir treinta personas; otra más no supone una gran diferencia...».
Eknath dijo: «No hay problema, pero existe una condición: mientras estés conmigo, y van a ser nueve meses» -porque iban a estar viajando a pie por todo el país, visitando todos los lugares sagrados, cantando y bailando- «no robarás nada a la gente del grupo o a la gente de los pueblos donde paremos. Tendrás que abandonar tu arte durante nueve meses. Si me lo prometes, estás admitido.»
El hombre dijo: “Prometo absolutamente que no robaré nada en los próximos nueve meses.” Pero a los dos o tres días comenzaron los problemas. Empezó a ocurrir algo extraño: el dinero de uno se encontraba en el equipaje de otro, el abrigo de uno en la bolsa de otro. Extraño... faltaban cosas por un lado pero aparecían por otro.
Finalmente Eknath tuvo que permanecer una noche despierto para ver qué estaba ocurriendo porque el ambiente estaba muy alterado. Cada mañana tenías que buscar dónde estaban tus cosas; siempre las encontrabas, pero era una molestia innecesaria. Eknath sospechaba que aquel hombre podría ser la causa del problema; y lo era. En medio de la noche comenzó a cambiar las cosas de sitio y Eknath le pilló con las manos en la masa. Le dijo: «Me prometiste que no robarías.»
Él respondió: «Estoy siendo totalmente fiel a mi promesa; no estoy robando. Pero nunca te prometí que no cambiaría las cosas de una bolsa a otra; eso no es robar. No pongo las cosas de nadie en mi bolsa. Sólo estoy practicando...; si no, en nueve meses podría olvidar mi arte completamente. Y, además, no puedo dormir a menos que practique un poco. Es un hábito de toda la vida.»
Eknath dijo: «Entiendo tu problema, pero tú también tienes que entender el mío: cada mañana todo el mundo se siente molesto y enfadado; desaparece el dinero de uno, se pierde la camisa de otro, la manta del tercero. Y cada mañana tenemos que dedicar una hora a buscarlo todo; no hay necesidad de que sea así.»
Pero el ladrón le respondió: «Tendrás que tolerar que haga esto. No te prometí que no lo haría. Y no me estoy excediendo: me basta con una hora por la noche y ya puedo irme a dormir tranquilo.»
Un hombre que se ha torturado durante toda su vida. Crees que podrá alegrarse en el cielo? Se habrá olvidado de sonreír, se habrá olvidado de lo que significa la alegría. No, yo os digo que todo el pasado de la humanidad ha sido repugnante e insano; ha creado un tipo de espiritualidad que no es más que otro nombre para la esquizofrenia. Tengo que luchar contra ello, a cualquier precio.
Alguien tiene que levantar la mano y decirle a la gente: «Os han descarriado. Vuestras desgracias son la prueba; no hace falta ninguna otra.»
Amado Osho,
Recientemente he leído un viejo proverbio: El hombre que ame a una mujer, sin duda perderá la cabeza; pero el hombre que ame a dos mujeres - perderá su alma. ¿Contiene alguna verdad que se pueda entender?
Estoy seguro de que esta pregunta es de Milarepa!
Es verdad: si amas a una mujer perderás la cabeza; si amas a dos mujeres perderás el alma. Pero si sigues amando, no te quedará nada que perder, ¡con la segunda estás acabado!
Cuando vino Milarepa, pregunté a Vivek: «¿Ha traído la guitarra? ¿Y qué más hace?».
Ella dijo: «No hace nada más; sólo toca la guitarra y persigue a las mujeres.»
Yo dije: «Pregunta a ver si tiene la guitarra; porque perseguir mujeres todo el día no es bueno para su salud. Así es que, de vez en cuando, para descansar, puede tocar la guitarra.»
Pero no ha traído la guitarra. Creo que deberíais conseguirle una guitarra porque lo ha perdido todo. Ahora que ya no tiene que preocuparse de perder nada; puede seguir persiguiendo mujeres...
Por eso el proverbio se detiene en dos mujeres, porque con la tercera ya no te queda nada que perder. Y es bueno ir más allá de la segunda, porque así te harás realmente humilde, no tendrás nada.
Para mí eso es la espiritualidad.
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