domingo

SERGIO VIERA

“NO TRANSAR CON LA BOLUDEZ VOLÁTIL”

SERGIO VIERA (Uruguay, 1954) se relaciona desde los doce años con integrantes de la Escuela del Sur, realizando estudios sistemáticos de dibujo y pintura con A. Latuf y E. Ribeiro. En la década del setenta se radica en la Argentina, donde prosigue su formación con A. Delmonte.

En 1988 retorna a Montevideo y comienza a desarrollar, paralelamente a su creación plástica, una intensa actividad docente en su taller particular, así como en actividades programas por la Intendencia Municipal de Montevideo (1993-1998) y el Museo Departamental de San José (1995-2000).

Ha realizado murales de grandes dimensiones y escultura en espacios públicos, incursionando también en la cerámica, el diseño de rejas y el grabado. Actualmente forma parte del grupo rioplatense Abya Yala.

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En el catálogo de la reciente exposición realizada por el grupo Abya Yala afirmás que el sueño de construir una civilización humanista ha sido derrotado. ¿Cómo hacemos para que el cambalachismo implantado por el consumismo salvaje se transforme en un pobre triunfo pasajero y el arte vuelva a ser algo sagrado ligado al orden del universo? ¿Cómo impulsás ese religamiento urgente y heroico en tu trabajo tallerístico?

Te diré que no me resulta nada sencillo, sin duda. Si bien el arte es una actividad necesaria para los hombres, no podemos pretender que sea un bálsamo sanador para un enfermo tan grave como es este mundo nuestro, tan carente de sentido político -en la verdadera acepción del término-. Hay que recordar que el arte es reflejo de la sociedad que lo produce y los pocos que enfrentan esta situación con una actitud crítica quedan huérfanos de apoyo institucional alguno.

En el Taller Cruz del Sur que dirijo hace 20 años encaramos esta problemática tratando de hacer comprender que el arte exige humildad. Contra la pretensión de éxito fácil y la urgencia por mostrarse, señalamos otro camino que sólo algunos apoyados en un proceso interior profundo pueden encarar. En este sentido, creemos en la necesidad de valorar el proceso y no el suceso. Este será una consecuencia y no un fin en sí mismo.

La actividad de la Escuela de Cineastas del Uruguay está organizada como una especie de plan de emergencia para combatir la miseria de fe en la validez de una independencia regional con prospectividad cósmica que padece endémicamente el uruguayo aplastado por el slogan del paisito minusválido. ¿No te parece que, al igual que en el fútbol, en el campo del arte existen bases históricas como la Escuela del Sur, por ejemplo, para reflotar una faccionalidad nacional / regional capaz de pintarle celestemente la cara al relativismo cultural global?

Coincido totalmente contigo. Tenemos el privilegio en la plástica, -como también lo hemos tenido en la historia con la ejemplaridad de Artigas, un político comprometido, o la entrega de otros grandes hombres en el deporte más popular- de haber contado en nuestro medio con una figura tan destacada dentro de la modernidad como ha sido Joaquín Torres García, personalidad demasiado criticada en Uruguay, donde hizo un gran esfuerzo pedagógico y marcó toda una época con la importancia de su prédica artística y filosófica. Te digo esto, aunque comprendo que se haya producido esta crítica, cuando la constante para el hombre moderno ha sido huir de todo dogmatismo y quizás también de todo marco. En este sentido, creo posible y necesaria una revalorización de su pensamiento, pues en nuestra época empieza a quedar claro que se ha exagerado con la palabra libertad y sus bondades. La libertad por sí misma, sin responsabilidad y conciencia, es inconducente para el relacionamiento social del hombre.

Por lo tanto, una relectura de los aspectos teóricos del maestro, a pesar de sus contradicciones -como todo hombre es hijo de su tiempo- será hoy más necesaria y útil que ayer. Esto, claro está, siempre y cuando se advierta que estamos padeciendo la banalidad sin rumbo de nuestra época y en consecuencia el arte que esta produce.

¿Cuáles son los valores colectivos mestizos que rescata Abya Yala?

Por valores colectivos me refiero a una forma de ver y de crear que no esté sólo y constantemente en la búsqueda del genio individual. En el arte prehispánico podemos ver innumerables ejemplos.

La palabra mestizaje hace referencia a un proceso de transculturación donde no despreciamos conocimientos artísticos de la cultura occidental pero hablamos de transculturación, no de aculturación. Desafortunadamente la presión hegemónica arrasa con los distintos lenguajes y expresiones que pretendan desmarcarse de esta situación.

¿Tu giro hacia la escultura en piedra marca una intransigencia exasperada en no transar con la boludez volátil?

La cuarta pregunta es casi la contestación que yo te hubiera dado si la hubieras formulado de otra manera. En verdad, el granito y otras piedras de gran dureza fueron materiales utilizados por algunas culturas queriendo contradecir la fugacidad del momento y dejar huella de su paso. Este giro mío hacia la escultura en piedra -aparte del gusto que me produce trabajar con ese material- puede parecer un anacronismo, pero sin duda es una forma de resistencia a creer que las acciones humanas por efímeras que parezcan deban ser intrascendentes y banales.

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