martes

JESÚS DE PUNTA DEL ESTE (¿TE MOLESTA MI AMOR?)


una blognovela de
HUGO GIOVANETTI VIOLA
adaptada para el cine por
ÁLVARO MOURE CLOUZET

VIGESIMOSEGUNDA ENTREGA

85 / MORADAS

Se enciende la parte izquierda del escenario. Sale Begoña y entra Francisco, mientras Alma permanece frente a la reja.

Francisco (acurrucándose en el sillón y frotándose la cabeza): Alma. Tengo noticias de tus muchachos.

La esclava traslada primero el banquito y después la palangana.

Francisco: Quita de ahí, que me voy ahora mismo para Gorriti. Solo. Yo vivo y muero solo.

Alma: ¿Qué noticias tenéis?

Francisco: Hace cuatro meses que el General Pinto encerró en los calabozos de la Ciudadela a las esposas de Julián Laguna, Juan Toribio, José Ramírez, José Llupes y Lorenzo Medina. La esposa de don Frutos se salvó de milagro. Acaban de desembarcar dos mil paulistas en San Miguel y Montevideo quebró de ser plaza sitiada, hija. Artigas tuvo que montar el Cuartel General en el Queguay Chico y ahora tampoco existe Purificación.

Alma se inclina sobre la palangana moviendo silenciosamente la boca.

Francisco: Podrás hacer rodar los recursos que quieras por tus 175 pesos en descubierto, pero la libertad del corazón no es cosa de caudillos.

Alma: ¿Cómo así?

Francisco: La libertad del corazón no existe. Somos todos esclavos de los caprichos de otros.

Alma: ¿Os molesta mi amor, vuecencia?

Francisco: Me molesta mi amor. Y estoy dispuesto a destruir tu documento de esclavatura si me aceptas por padre. Nada más.

Alma se arrodilla con las manos trenzadas en actitud orante y los ojos cerrados sobre la palangana.

Francisco: ¿Le estás rezando a Artigas?

Alma: No. Le pido a Satanás que se aparte.

Francisco: Satanás somos todos. ¿Te contaron la historia de la pulpera que se comieron viva los ingleses para encontrar la juventud eterna?

Alma: ¿La juventud eterna? Eso sí que no existe, vuecencia.

Francisco: Ah, maja mía. Pero al menos embriaga. Contemplad los palacios dorados de mi sueño en la península del paraíso.

Alma (señalando la reja): Jesús nos preparó moradas mucho más altas.

Francisco se hinca del otro lado de la palangana y le acaricia amenazadoramente la cabeza a la esclava.

Francisco: Los cuarteles generales de Jesús no me importan.

Alma: Os haría bien llorar.

Francisco: ¿Llorar? Pues me he olvidao.

Francisco hunde la cara en la palangana y la levanta hacia el techo. Alma se levanta y le besa la frente.

86 / MILONGA

-No está mal: peligroso pero cojonudo -paladeó el rocktail purpúreo el barman, aflojándose la corbata. -Y el nombre lo sacaron de aquel disquito donde Alfredo paya con el guitarrista y remata el contrapunto diciendo: No se me olvide de Artigas / el General traicionado.
-Entonces se consteló una causalidad de la arquitectura divina, como les gusta payar a Leonardo y a Zen -le contrabandeó una guiñada el gnomo al Rey. -Porque la copa se llamaba Syd y el que le cambió el nombre fue Johnny. Aparte que yo nunca escuché un contrapunto de Alfredo.
-¿Le contaste que estamos por armar un espectáculo ambientado en el Maldonado de 1818?
-Claro. Y además ya lo vengo preparando para que entienda la grandeza del Protector que nos ordenaba ser libres.
-Perdón que me meta: ¿pero cómo piensan hacer para que actúe la negra?
-Rezaremos, hermano.
-Odio filosofar -se le perlaron los bigotes canallescos al hombrecito. -Pero no hay que olvidarse de lo putas que son las almas.
-Yo daría cualquier cosa por haberte conocido -declamó de golpe el barman. -Por haber vivido entonces / y por tenerte hoy conmigo.
Y mientras el Rey retorcía una especie de asombro acuchillado el hombre se arrancó la corbata de raso para aullar:
-Quisiera poder abrir / una picada en el tiempo / pa meterme historia adentro / y buscarte en el Ayuí / ver la patria junto a ti / como el trueno junto al rayo / como una flor en el tallo / y pa sentirme conforme / con ser polvo en tu uniforme / y sudor en tu caballo. / Para poderte rodear / para seguirte la huella / me habría trepado a una estrella / que te pudiera alcanzar / y cuando fuiste a buscar / un destino fracasado / yo te hubiera acompañado / en cuerpo y en sentimiento / echando en un canto al viento / la gloria de ir a tu lado. Fuerza negra, carajo.
-Seguí cantando que es como si estuviera viendo otra vez a Nuestra Señora -trenzó la perversidad uñosa el autor de Vuelo ciego.
Y en ese momento escucharon a Federica Finkbein gritándole a una sirvienta que ella no precisaba permiso para pasar y el gnomo suspiró:
-Bingo.
-Seguí cantando que acabo de verla salvándonos en la restinga de Lobos. ¿Esa es la milonga de la plaza?
-Tengo un plan, queen -se le refractó escamosamente la solera bermellón en la piscina a la productora. -Opa. Hay visitas.
-Te pedí que llamaras por teléfono antes de venir, Federica.
-¿Y los canarios que actúan en los quilombos te llaman por teléfono?
Entonces Franco saltó para sacar del brazo a la mujer que le llevaba una cabeza y el barman terminó de clarinar la milonga como si levitara.

87 / MUERTO A CABALLO

Entra Micaela y se acuestan junto con Alma en el centro del escenario, que vuelve a resplandecer con una fluorescencia vaporosa.

Micaela: ¿Y cuál era el secreto?

Alma: Ca: lo que me entregó el Alcalde en la capilla era una carta de mi novio. Andresito tomó Corrientes y nombró Comandante General de la Marina a Peitro Canbél.

Micaela: ¿Y en qué corsario sirve tu novio?

Alma: En la goleta Irresistible.

Micaela: ¿Y por qué estás tan triste?

Alma: Porque tu padre me hizo saber que Artigas tiene libertad de corazón y fue como si me clavara una banderilla.

Micaela: Explícate mejor.

Alma: Tu padre come gente. Y sabe que los que no se dejan llevar a la mesa igual que un costillar con cuero entablan cruz. Artigas ya es un muerto a caballo.

Micaela: ¿Cómo el Cid Campeador? Entonces es mucho héroe.

Begoña sale de atrás de la reja llevando una corona de jazmines del país en la cabeza y dos en las manos.

Begoña: Hala. Os convido a un pericón bañado con estrellas.

Micaela: ¿Es que ya te has vaciao el barril, madre?

Begoña (señalando el espacio): No. Me resucitaron las alas de los pies. Y este perlerío infinito es todo el Frontiñán que me apetece. ¿El Alcalde interpuso el recurso por la demasía del dinero, Alma?

Alma (sentándose): Sí, pero el Protector mudó el Cuartel General al Queguay Chico. Ya no habrá ni resmas.

Begoña: Pero Purificación haberá siempre, torrijita. Venga, infantas: coronaos en la corte de los yaguaretés. Y los godos pa Gorriti.

Alma y Micaela se sientan y son coronadas por Begoña. Suena el Pericón de José Pierri Sapere. Alma y Begoña ayudan a Micaela a levantarse y empiezan a bailar en rueda, carcajeando con la imitación de la renguera.

Alma: Os aseguro que Pepe Artigas es capaz de bailar muerto y todo.

Begoña: Mientras sirvió en la Plaza me pedía anotación en todas las tertulias. Pero una vez llevaba a las dos niñas que enterró en Montevideo montadas en los ojos y casi me arrodillo.

Micaela: Yo lo veía subir a despatarrarse en la Torre del Vigía y una vez padre dijo que los que se enamoran de las estrellas son más tontos que los perros.

Begoña y Alma se miran sonriendo.

Alma: Vale, que lo más santo que veréis en este infierno es un perro enamorado de un hombre porque sí. O por nada.

Begoña (mientras finaliza la música y haciendo una reverencia): En la tertulia de las locas la locura no existe.

88 / OTROS PODRÁN

-Me parece que el padre Fidel está confundido -aceptó un tercer rocktail el barman. -El que hacía equilibrismo chiflando a Mozart era Sabino Regusci, porque el sueco Jonás medía como dos metros. Lo que pasa es que el gran amor del gringo había sido la famosa Elvira Madigan y el pariente de Leonardo le ilustraba los sermones.
-Y después murió peleando con Aparicio.
-No. El que cayó en la patriada del 4 fue el hermano menor, Justo. Sabino era saravista pero el día que desembarcaron a la Virgen del Santander en el 86 se enamoró tan perdidamente de Carolina Tomillo, una copetuda fernandina, que terminó raptándola y fugándose a Buenos Aires. Allí se casaron y tuvieron tres hijos.
-Voilà. Y ese fue el tío-bisabuelo de Leonardo que murió pintando murales en un manicomio.
-Se salvó nada más que Natacha. Los mellizos y Carolina se volvieron de luz enseguida. Mirá: esta es una carta que nos fotocopió Leonardo en el Laboratorio. Se la mandó Sabino a un amigo carolino y estuvo perdida décadas hasta que don Hugo la recuperó. Una carta y un soneto. Te la leo.
-Por favor.
-No tiene puntos ni comas. Lucas te necesito para que me oigas anteayer se murieron los mellizos Teobaldo y Juan Natacha es la única que sabe que de veras se volvieron de luz yo casi no sé nada cuanto más me conozco más conozco que lo único que importa es que los demás viven y que debo ayudarlos a vivir si pudiera mandar un Sabino con cada mujer que me compra verdura y un Sabino con todas las muchachas que se tambalean y las parejas que se quiebran un Sabino sentado en el techo de cada ropero y traerlos a este reino del Faro que me encorva más que el dolor hermano te aseguro que pasa porque cuando me inclino ilumina la cara de la gente todos saben que ya soy invencible pero a veces cuando atravieso de madrugada la cortina tiemblo en el pozo negro y entonces pienso otros podrán podrán y al volver de la calle agarro la guitarra y hago cantar a Carolina y bailar a Natacha y pinto escribo poemas lo único que me importa es ser hermoso pero para los otros purísimo sagrado y cuando toco un alma me parece que escribo la historia de Dios y en la hora más espantosa de la muerte me acurruco a lamer a Carolina y rezo poco pero sueño mucho nunca lo busco a Dios pero lo encuentro. S.
-Qué problema precioso -aspiró una raya como si quisiera momificarse con arsénico el Rey. -Uno trata de no buscar a Dios pero Él te encuentra igual. ¿Y el soneto?
-Elvira Madigan. La estación del paisaje delicado / que concibiera Wolgfang Amadeo / lo verdaderamente verde y dado / más allá del llover del mausoleo / glorioso rostro una muchacha veo / caminar sobre algún hilo dorado / y en el brotar de su equilibrio leo / lo estival lo intimal lo aparaisado / lo estelar lo total lo conmovible / si un campanazo de dolor arranca / furiosamente al viento el sol visible / pianamente otra vez la paz se estanca / y arderá una ternura en el poniente / como un himno a la luz serenamente.
-Esto te hace olvidar que hay tantas almas putas.

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