domingo

MARILUZ SUÁREZ / DESDE MÉXICO

“LA POSMODERNIDAD CAMBALACHESCA
ES RESULTADO DEL CAPITALISMO SALVAJE
EN TODAS SUS CONSECUENCIAS”


Mariluz Suárez (México, 1948) egresó de la Escuela de Escritores de la Sogem, formó parte del taller de dramaturgia de Hugo Argüelles y en 1997 asumió la coordinación del taller libre de poesía de Saúl Ibargoyen.

Paralelamente ha venido desarrollando una intensa y multifacética actividad como dramaturga, performer, narradora, ensayista, conferencista y traductora.

Entre sus obras dramáticas destacamos Las diosas blancas (finalista en el III Concurso “Elena Garro” del lectura Dramatizada, 2002), Animales de hermosa piel, Casting metafísico, Plato de sopa y Un día más.

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Estás invitada por la Escuela de Cineastas del Uruguay a dictar cursos y talleres intensivos en torno a la actividad guionística. ¿En qué puntos pensás que se enlazan esencialmente la actividad del dramaturgo y la del guionista cinematográfico?

Agradezco enormemente la invitación ya que mi interés por lograr que cada día más personas se interesen por la escritura y lectura de textos dramáticos es una tarea que he tratado de llevar a cabo desde hace varios años.

Para hablar de semejanzas entre estas dos actividades me gustaría partir de la principal diferencia que existe entre el teatro y el cine. Los historiadores e investigadores del fenómeno cinematográfico hablan de la “eternización” de lo filmado a diferencia de una representación teatral que siempre estará sujeta al humor de todos y cada uno de los personajes durante la escenificación.

Tanto el dramaturgo, como el guionista son creadores, repetidores, imitadores. La vida real, las experiencias y una imaginación sin límites dan como resultado una obra de teatro o una película. Ambos proporcionan a sus seguidores lo que no sólo entretendrá al público sino tal vez eso que están buscando y no saben cómo decir o entender. Estos creadores deben de llevar a cabo un largo proceso de observación, que no necesariamente es de un tiempo determinado; lo considero largo pues puede continuar después de que la obra esté terminada o puede haber empezado mucho antes de plasmar la primera letra en papel. Hoy en día podremos ver escenografías que comparten la proyección fílmica con la actuación, aunque para mi gusto lo más atractivo de una obra de teatro es lo que recibe el espectador a través del texto y el exitoso desempeño del actor.

¿Qué importancia le asignás a tu interacción dialéctica con el director y los actores en la politextura final de la puesta de tus obras?

En el caso de la dramaturgia considero que me toca una tercera parte del trabajo, las otras dos corresponden al director, a los actores, y las decisiones y camino por recorrer de mi trabajo queda en manos principalmente del director. Yo podría hacer alguna sugerencia y los actores tendrán también que someterse a lo que el director o directora decida. Coincido con Eugène Ionesco, quien en una entrevista señalo enfáticamente: “La création suppose un liberté totale”, así debe de ser para el autor, el director y el autor.

Mijaíl Bajtin subrayó incansablemente que sólo la triangulación filosófica entre el discurso científico, el ético y el estético era capaz de concretar la hipnosis del resplandor absoluto de la verdad simbólica. ¿No pensás que la modernidad del siglo XX descuidó peligrosamente la especificidad del vértice estético, sin el cual no podemos aportar cierta zona inconsciente de nuestro propio tesoro ni siquiera en el discurso de nuestra acción cotidiana?

El “descuido” está más bien en lo ético; lo estético es consecuencia del mercantilismo artístico y de la banalidad. Me parece que en el teatro mexicano actual lo importante es que el autor estructure su texto de manera que sus personajes puedan ser perfectamente reconocibles y esto se logra principalmente como resultado de una firme vocación.

Los críticos del siglo XIX hablaban de: “faltas contra el arte”, “concurrencia escasa” y lo peor de todo era que los autores mexicanos no tenían posibilidad alguna de que sus obras fueran tomadas en cuenta por no venir de Europa, y no hablemos de género, las mujeres tenían que superar un doble impedimento: había que ser extranjera y utilizar pseudónimo. Afortunadamente es otro el panorama actual, de todos modos hay mucho por hacer.

¿Pensás que la humanidad está enferma o que los discursos que genera la posmodernidad cambalachesca están marcando una crisis de crecimiento hacia la adultez y la completud espiritual de la especie?

En el caso específico de México estamos buscando llegar a ser adultos desde tres siglos antes de la llegada de los europeos: ello nos remontaría a la época olmeca. Todo nuestro actual territorio está contaminado por una serie de personajes que o son narcotraficantes o policías corruptos o seres marginados. Para mí no es una humanidad enferma la causante de esto: es sin, lugar a dudas, una larga serie de errores que han desembocado en el caos actual. La posmodernidad “cambalachesca” es resultado del capitalismo salvaje con todas sus consecuencias. Crecen la desigualdad, la pobreza, la frivolidad y el falso individualismo. Las luchas por las libertades y la afirmación de la espiritualidad van juntas; acción social y política liberadora más desarrollo espiritual. Y todo esto es una valiosa veta para la dramaturgia.

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