martes

JESÚS DE PUNTA DEL ESTE (¿TE MOLESTA MI AMOR?)


una blognovela de
HUGO GIOVANETTI VIOLA
adaptada para el cine por
ÁLVARO MOURE CLOUZET

CATORCEAVA ENTREGA

53 / LA COMUNIÓN

Mariana llegó al amanecer y encontró a Leonardo musicalizando Tengo mariposas.
-¿Así que el emperradito se quedó en la casa del amigo? -tomó un trago de Coca la mujer por la botella. -Y pensar que le creíste.
-¿Si le creí qué?
-Lo de que no sabía que yo changaba. ¿Pero vos pensás que los guachos de ahora recitan Oblación abracadabra en la plaza y se suben a los gomeros a casarse con las tormentas? En el informativo volvieron a denunciar la escuela de San Carlos donde los matones de quinto y de sexto se la hacen chupar en el baño y los maestros ya no pueden con ellos. O se la harán chupar, también.
-Zen quiere que Paco recite la canción de Silvio con una operación de cataratas en pantalla. El otro día pasaron una en la televisión y es como ver crucificar a una mariposa.
-Pero la operación se supone que te cura.
-Te hice un refuerzo de milanesa.
-¿El Pato comió bien?
-Dos refuerzos.
-¿Y después quieren que mamita no changue? Ahora va a haber que empezar a comprarlas de pollo otra vez porque a los exportadores se les jodió el negocio con los conchinchinos. Y el Negro se la banca.
-Esperá -saltó Leonardo para hundirle la boina a la mujer ya reptantemente descalza. -Quiero que veas el cuarto recién cuando vuelvas del baño.
-Te juro que si Guitarra Negra sale con la mitad de la paciencia que yo les tengo a ustedes me inventan una procesión en la Laguna del Diario.
Entonces el muchacho se tiró boca arriba a escuchar el larguísimo duchazo y al final arrimó la portátil a un graffiti que parecía relampaguear sobre la pared que lindaba con el living-comedor-cocina.
-Y dale con el Tren Fantasma -gateó como una tarántula encapuchada Mariana Ventura hasta la mesa de luz para morder un cigarrillo suelto.
-A ver qué te parece.
-¿Pero qué chanchada hiciste?
-Le estoy enseñando al Pato a que aprenda a esperar.
-Estás enfermo, coboy.
-Cuando fue al quilombo me pidió que le enseñara a tomar la comunión.
-Y a vos lo único que te importa en la vida es crucificar mariposas como si después resucitaran.
-Nací así.
-A mí les faltó crucificarme antes de que naciera.
-Pero cuando me viste en la Torre me tuviste fe.
-¿Quién escribió que un segundo de puro amor te vuelve todo amor?
-Un enfermo con fe.

54 / BUSCAR

-No me digas que le vino la fiebre del grafiteo al primer día de mudarse -se taponeó una mueca más divertida que escandalizada Juana.
-El Macho Jefe los cría y ellos nos chupan el corazón -recogió un gatito de abajo del parrillero Mariana. -Sentate, que ya llegan los barrabrava con los bizcochos. Hoy le tocó salida al Negro Piedra.
-Es que quería hablar contigo, porque hace años que vengo recogiendo material para escribir un politexto sobre Ana Gasquén. ¿Oíste hablar de Ana Gasquén?
-Fue una esclava que le compró la libertad a Francisco Aguilar en la época de Artigas. Más no sé.
-Lo habrás leído en algún libro de Maruja Díaz.
-Sí. Creo que lo dimos en la escuela.
-A mí me contó la historia mi abuela en Pan de Azúcar y ayer te estaba viendo ensayar y me volvió todo a la cabeza, al toque.
-Sí, pero yo no pienso comprar mi libertad. Yo me vendo, nomás. Soy como Caperucita pero revoleo el Negro para que me destripen mejor. ¿Conocés la historia de la pulpera que se morfaron viva tres oficiales católicos la noche de la invasión?
-Me la contó Leonardo el otro día.
-Y él también hace méritos. Mirá: yo fui nurse diez años y te aseguro que el Flaco Jefe nació para amable donante. Los idiotas los llaman santos.
Y de golpe la negra desenfundó un pezón para que la cría salvada de la masacre lo agrietara con radiante dulzura y sonrió:
-¿Ves? Aquí tenés un idiota que precisa leche invisible.
-¿No me lo pasás un poco?
-Faltaba más. Adoptalo, si querés.
-Cómo se llama.
-Alfredo. Che: la que sabe trojas de lo que andás buscando es la madre de Ojos de Plata. Viven frente a lo de Burnett.
-Capaz que voy ahora.
-¿Conocés Canción para un niño de Alfredo?
-No.
-Tratá de no escucharla.
-¿Se me nota tanto?
-Horrible.
Leonardo y el Negro Piedra habían ido a buscar al Pato y Mariana acorraló al chiquilín con un desorbitamiento de dibujo animado:
-Primero te comés el spray y después los bizcochos.
El preso derrengado acompañó a Juana a lo de Ojos de Plata y Leonardo prendió el fuego cantando:
-Qué bien se baila el rock del esqueleto / con el pez en el cráneo.

55 / ENAMORADO

Lucía hizo pasar a Juana y al Negro Piedra a un patio emparrado donde su madre y su abuela tomaban mate dulce. La viejita sorbía tapándose el hoyo de una traqueostomía con un dedo-zarcillo, y el gato recién adoptado por la actriz saltó a ovillársele doradamente en la falda.
-El decreto final firmado por Artigas hace referencia a Ana Gandara y no a Ana Gasquén -señaló uno de los libros que fue a buscar adentro la madre de Lucía. -Y otro dato que no figura en el diccionario biográfico de Maruja es que la esclava de Aguilar esperó hasta 1818 porque quería casarse libre. La tradición oral agrega que se había enamorado de un fernandino que en ese momento peleaba en la flota corsaria de Pedro Campbell.
-Cuidado porque voy a destapar el ojo verde -devolvió el mate la abuela de la muchacha. -Cuando se habla de Artigas hay que tener cuidado con Satanás. Este gato está muy enamorado.
-Se llama Alfredo -recogió un jazmín del país que giraba al lado del termo Juana. -Le pusieron así por Zitarrosa.
-¿Y cuándo piensan estrenar el espectáculo de Zitarrosa?
-En un mes, más o menos. Pero yo me voy a largar a escribir El alma cimarrona hoy mismo. Toda con música de Pierri Sapere.
La historiadora ofreció la frescura de una sonrisa que parecía manarle desde un tesoro oceánico:
-Lo único que me faltaba ver en este desierto era un Laboratorio de Artes.
-Y nos va a salir bien, señora -se desensimismó de la contemplación de Lucía el Negro Piedra.
-No, Alfredo -se apretó el hoyo de la trasqueostomía la viejita igual que si fuera un timbre. -Aquí está Satanás.
-Tomá -le dio a morder la flor estrellada Juana al gato.
-¿Querés llevarte los libros para fotocopiar algo?
-Sí. Muchísimas gracias.
-¿A quién fue que se le ocurrió llamarle Ojos de Plata a Lucía?
-A Leonardo Regusci.
-Ese muchacho es pariente de Justo, un carolino amigo de mi padre que murió peleando con Aparicio. Magdalena Tomillo quedó esperándolo toda la vida.
-Los muchachos se tienen que ir, mamá.
-Pero que se vayan sabiendo que yo en ciento cuatro años casi nunca escuché decir la verdad sobre Artigas.
-Pero estabas hablando de Justo Regusci.
-Y ustedes estaban hablando de la mulata Gasquén. Y para Artigas valía más un jazmín del país que cualquier estrella. Y a los gatos enamorados se les pone Regusci de apellido.

56 / LA FOTO

El tercer cuadrante se filmó apenas estuvo ensayado, porque el cantor y Guitarra Negra terminaban bailando un candombe que iba a aparecer solamente en pantalla.
Paco había encontrado una foto sacada en La claraboya amarilla donde resplandecía abrazado con su padre y un flaquísimo Alfredo, y la pegaron en el espejo que colgaba entre la cama y el cajón de tomates.
-Pero mirá la pinta que tenías -improvisó Mariana mientras ayudaban a entrajetarse a Paco junto con Ojos de Plata. -El zorzal de Punta del Este. A ver, flaca: andá soltando el hueso que hoy este punto es mío.
Y después que Lucía dejó de hacer el nudo de la corbata y se fetalizó cortinada por un rulerío relampagueante el hombre gritó:
-Mierda: ya no sé ni quién soy.
Y ni siquiera pudo acompañar la carcajada general que interrumpió la toma y se agachó cantando:
-El muchacho que fui que responda.
-Tranquilo -salió de atrás de la cámara Zen mientras le hacía una seña a Leonardo para que se acercara a la tarima.
-Perdón -suspiró el barman, que era menos parecido a Zitarrosa que su padre pero ahora derramaba una orfandad ocular excavada en el barro sublevado del personaje. -Vamos de nuevo.
-¿Te sentís bien?
-Sí. Pero no quisiera seguir viendo esa foto.
Zen la despegó enseguida y después de pañuelearse el perfume inmaculado de la calva murmuró:
-Un gran ensayo. Te aseguro que el agua se nos está poniendo a punto de chocolate, maestro.
Entonces Ojos de Plata se incorporó para apoyar el bastón en la abismalidad celeste del espejo y jadeó:
-Vi un ángel junto a mí hacia el lado izquierdo en forma corporal… No era grande sino pequeño, muy hermoso, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos que parece todos se abrasan…Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle me parecía que las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay que desear que se quite ni se contenta el alma con menos que Dios. ¿Te suena, Leonardo?
-Ese es el éxtasis de Santa Teresa que esculpió Bernini.
-Mi abuela me lo leía cada vez que escuchábamos a Zitarrosa.
-Y a ese ángel lo matás o vivís ensartado -le besó el lomo de gomina la negra a Paco, que ahora ensobraba la foto como si lo quemara.

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