una blognovela de
HUGO GIOVANETTI VIOLA
adaptada para el cine por
ÁLVARO MOURE CLOUZET
HUGO GIOVANETTI VIOLA
adaptada para el cine por
ÁLVARO MOURE CLOUZET
DOCEAVA ENTREGA
45 / DESCALZOS
-Lo que no se puede creer es que los Carmelitas Calzados que se llevan preso a San Juan de la Cruz y lo torturan como a un luterano sean los buenos de la Contrarreforma -desenfundó la guitarra el Negro Piedra para tocar los dos acordes de El violín de Becho que ya tenía completamente dominados.
-Y lo peor es que se haya tenido que sentir más jediondo que un zorrillo hecho puré en la ruta para saber que era un poeta de veras -sacó el DVD Leonardo.
-Yo me di cuenta que mi viejo se había vuelto un cadáver cuando vi en la televisión el esqueleto del camarada que encontraron en la chacra -se acostó en la tarima del futuro teatrito Paco.
-Porque amar y cantar / eso cuesta -cantó el muchacho recién violado en Las Rosas. -¿Viste que cuando alucina con la monja desnuda parece que se la va a chupar como un helado?
-Y es la misma actriz que hace de Satanás. Y de endemoniada.
-Pero él también hace de Satanás.
-Y la actriz que se escapa a encontrarse con Dios también es él.
-Y Dios también es él.
-¿No podrías parar un poco con la milonga, negro? -se arrancó las chancletas con dos patadas secas Leonardo.
-Perdón.
-Y descalzate. Te lo pido en el nombre de Nuestra Señora.
-Todo bien -relojeó disimuladamente el preso al barman.
-¿Ninguno se dio cuenta que la actriz también hace de Nuestra Señora y cuando aparece al final le pide que se escape y siga siendo un descalzo? Naná y Juana lo cazaron al toque.
-¿Me tengo que sacar las medias también, oficial? -se le atigró el colmillo sano al Negro Piedra.
-No. Te tenés que sacar de adentro el cincuenta y uno por ciento del odio. Y para siempre. Ya. O no entrás nunca más a este Laboratorio. Y vos tenés que actuar, Paco. El guión va a estar pronto enseguida.
-¿Algún otro milagro?
-Cada vez que el programador te reparte una baraja luminosa y te animás a jugarla hay un milagro.
-¿Sabés que nunca entendí bien lo que quiere decir esa palabra? Y no te estoy jodiendo. Pero la usan demasiado.
Entonces sintieron golpear en la puerta-garage y Mariana anunció:
-Les traje a Ojos, coboy. Yo tengo que llevar al Pato a la Asociación Cristiana y vuelvo. Mirá que dentro de un rato empieza el corso de Gorlero y lo va a cubrir J.R. No vayan a perderse a las gatúbelas.
Y cuando Lucía hizo avanzar su bastón recortada en la tarde color jacarandá Paco también se descalzó, asustado.
46 / CORSO
Federica llegó con el móvil a Gorlero y encontró enseguida a Franco, que usaba un traje blanco y celeste a rayas mucho más parecido al de un novio reposteril que al de un gramillero lubolo.
-Vengo a ofrecerte una exclusiva antes que largue el corso -hizo firuletear la galera entre el hormiguerío turístico de la plaza de los artesanos el gnomo.
-Pero por favor -se acomodó los auriculares tratando de que el viento no le desabombara el peinado la mujer inestabilísimamente patizamba. -Si a mí después de la fantasmada del otro día ya no me servís ni para enfriarme la sopa.
-Tengo noticias. Leonardo va a abrir un pub multimedia en la Casa de Naná. Y yo nací para espía.
Y de golpe apareció Rigoletto en el monitor televisivo fingiendo un entusiasmo de enviado especial al sambódromo:
-Queremos contagiarnos de la alegría yorugua, Federica.
-Esto es increíble, J.R. -le arrancó el bastón-chupetín al hombrecito la productora. -Como toda la Punta.
-¿Y qué me puede decir de un carnaval que se conserva verdaderamente afro ese ícono colonial que tenés al lado?
-Yo lo único que no me canso de repetir es que en la Punta el set lo ponemos nosotros pero el jet lo ponen ustedes, papá -se alisó el bigote de gángster de película bogartiana Franco.
-Gracias, pero no te olvides que siempre fuimos y seremos un mismo pueblo. Mirá: te pongo en línea al Rey, que los está siguiendo desde el country.
-Dale. Salud, majestad.
-Majestad jubilada -se ajustó un quimono estampado con guirnaldas que espejaban la fuente central de la piscina Johnny. -Decime: ¿los yoruguas tienen algún método para inventar frases inteligentes desde la escuela o yo me emboco una a cada rato?
-De embocarte una a cada rato no te vas a jubilar nunca, geisha queen -comentó Rigoletto fuera de cámara.
-Yo lo que le quisiera pedir a Federica es que me consiga discos del santo -formó una especie de ñoqui con la trompa el Rey. -El que quiere salirle de telonero a Dios sin condones culturales. ¿Grabó discos?
-Dos y medio -se le transfiguraron el servilismo y la frivolidad a Franco en una adoración de humedad lastimante. -Cuando quieras te llevo los CD y vas a ver que aquí también tenemos jets.
-¿Y cómo se llama el man?
-Leonardo Regusci.
-¿Pero el otro día en el Conrad no anunciaste la salida del tercer disco de Leonardo Regusci, Federica?
-Entendiste mal, precioso -se puso la galera para soplarle un beso a Johnny la mujer ajirafada.
47 / MIEDO
Zen empezaba la licencia el sábado y trajo a Juana, que tenía vacaciones en Secundaria hasta fin de carnaval. Mariana le repartió al grupo las fotocopias del primer cuadrante del guión y Leonardo leyó en voz alta:
La acción transcurre en dos niveles espaciales: una base escénica donde hay una mesa y un escenario más alto con una pantalla. Luz tenue. Alfredo sentado en la mesa, de espaldas al escenario. Quimono negro y ojotas, despeinado, tomando mate y fumando. Una botella de whisky, dos vasos, tres ceniceros y tres cajas de cigarrillos. En una punta del escenario Guitarra Negra alisa un traje oscuro, una camisa y una corbata que cuelgan de un perchero. Está pintarrajeada y vestida de negro, con detalles plateados. Guitarra Blanca está en el otro rincón, en posición fetal y vestida con una especie de camisón entulado, tableado y volador. En el escenario hay un espejo y un cajón lleno de tomates, uno de ellos pinchado con agujas enhebradas. En el fondo hay una cama destendida, con una guitarra encima y unos zapatos debajo. Desde el principio, viene sonando Barrio Sur.
Alfredo (como mirando por una ventana): Hay un viento que viene del mar. Dónde irá.
Guitarra Negra (bajando del escenario y olfateando): Resaca.
Alfredo: Madre.
Guitarra Negra: Madre tu madrina.
Alfredo: Por los médanos blancos, sin decir nada, se fue mi padre.
Negra (escupe): Pa. El atardecer te puso blandito. Ya se viene otra noche con gusto a cenicero.
Alfredo: Dice mi padre que el sol brillará sobre el pueblo que sueña.
Blanca (canta con la mirada duplicada en la pantalla): Por favor no te sigas muriendo.
Alfredo: Es la muer / es la muerte que ya vendrá / galopan / galopando en la oscuridad / por el mar / por el mar aparecerá / ya soy vie / ya soy viejo y sé que vendrá.
Blanca le agarra una mano a Alfredo en la pantalla y se la pone sobre su vientre.
Negra: Vení a bailar conmigo, flaco.
Alfredo (parándose para recoger el tomate agujado): Vos andate a la mierda.
Negra (mientras suena la última estrofa de El violín de Becho): Y si no estoy yo quién te creés que te va a sacar a cantar mañana.
Durante el riff de la canción Alfredo sube al escenario con un vaso de whisky y levanta llorando el tomate agujado. Blanca se acerca a reconocerle la cara con las manos.
Negra: Ya empezaste a moquear. Terminala con ese tomate podrido.
Alfredo baja, se sienta y sigue fumando y tomando. La Negra se sirve y pasea entre el público, con la mirada agigantada en la pantalla.
Negra (señalando a la gente): Y ustedes también están muertos de miedo como este coso. ¿No?
Blanca besa el tomate agujado en la pantalla.
Negra (acercándose a Alfredo y sacudiendo la mesa): ¿No te acordás que tenés un pueblo en la garganta, carajo?
48 / FIAR
-Permiso -se le cayó la gorra a Franco cuando empujó la puerta-garage entreabierta del galpón. -¿Y esta bomba, muchachos?
Leonardo enderezó las hojas recién leídas y dijo:
-¿Qué hacés, gatúbelo?
-¿Vos sabés que la nota que me hicieron en Gorlero la vieron en quince países? Todavía me siguen llegando mails.
-Y Capaz que los Curotto te pueden mandar a buscar a Madrid para que lo consueles a Senequilla con un buen choto uruguayo -ladró Juana. -O le juegues pingpones tanáticos a Maldito Rodríguez y lo convenzas que en la plaza de la Torre los gusanos no saben comer almas.
-Tranquila, flaca. Mejor me voy contigo a Buzios a currar japoneses -le señaló las fotocopias el gnomo a Paco. -¿Sabés que podés dar un Alfredo infernal, milico? Me encantó lo que oí.
-¿Vos sos el hijo del pintor del Taller Torres-García que vivía en San Carlos? -sonrió incontaminadamente Ojos de Plata.
-No me digas que vos sos la hermanita de Horacio.
-Ya tengo dieciocho.
-El otro día vi un mural precioso del Mono en Gorlero.
-A mí me va a pintar uno en el fondo porque el dueño está afín -puso cara de puta en acción Mariana. -¿Así que te gustó el guión de Miss Punta Ballena?
-¿Es todo tuyo, mamita?
-La idea fue del Flaco Jefe. Pero el primer cuadrante me llovió salado y a fin de semana ya les entrego el borrador completo. ¿Y usted qué opina, maestro Zen?
-Que hay que empezar a pasar la letra ahora mismo y hacer tomas mañana mismo. ¿Esa canción que aparece como tartamudeada es de Alfredo?
-No. Es un pedazo de Santa María de Iquique, una cantata de los Quilapayún que se pasaba escuchando mi abuela. ¿Por qué no le mostrás las instalaciones del Laboratorio a nuestro representante internacional?
Entonces el cineasta se bajó los lentes-moscón y guió a Franco hasta el cuarto recién repintado de Leonardo, donde acababan de agregar dos cuchetas y otra computadora:
-En un mes Paco pone en forma el baño para que lo habilite la Intendencia y arrancamos con el Odín artiguista.
-Genial. Los porteños se mueren cuando vean esto. A mí me tienen podrido preguntándome por qué no se hace algo en serio con Zitarrosa en este país. Los giles siguen creyendo que acá hay cultura en serio.
-Mirá que no se van a morir nada más que los porteños -los esperaba en el galpón la negra, sosteniendo el 38 de Paco con aparatosidad televisiva. -A ver, Judas: volvé a mandarte el verso de que el otro día te fié el Negro.
Y el gramillero lubolo pegó una agachada de rana tan perfecta para esconderse atrás de Zen que la gorra le tapó la cara y hasta Mariana tuvo que reírse.
45 / DESCALZOS
-Lo que no se puede creer es que los Carmelitas Calzados que se llevan preso a San Juan de la Cruz y lo torturan como a un luterano sean los buenos de la Contrarreforma -desenfundó la guitarra el Negro Piedra para tocar los dos acordes de El violín de Becho que ya tenía completamente dominados.
-Y lo peor es que se haya tenido que sentir más jediondo que un zorrillo hecho puré en la ruta para saber que era un poeta de veras -sacó el DVD Leonardo.
-Yo me di cuenta que mi viejo se había vuelto un cadáver cuando vi en la televisión el esqueleto del camarada que encontraron en la chacra -se acostó en la tarima del futuro teatrito Paco.
-Porque amar y cantar / eso cuesta -cantó el muchacho recién violado en Las Rosas. -¿Viste que cuando alucina con la monja desnuda parece que se la va a chupar como un helado?
-Y es la misma actriz que hace de Satanás. Y de endemoniada.
-Pero él también hace de Satanás.
-Y la actriz que se escapa a encontrarse con Dios también es él.
-Y Dios también es él.
-¿No podrías parar un poco con la milonga, negro? -se arrancó las chancletas con dos patadas secas Leonardo.
-Perdón.
-Y descalzate. Te lo pido en el nombre de Nuestra Señora.
-Todo bien -relojeó disimuladamente el preso al barman.
-¿Ninguno se dio cuenta que la actriz también hace de Nuestra Señora y cuando aparece al final le pide que se escape y siga siendo un descalzo? Naná y Juana lo cazaron al toque.
-¿Me tengo que sacar las medias también, oficial? -se le atigró el colmillo sano al Negro Piedra.
-No. Te tenés que sacar de adentro el cincuenta y uno por ciento del odio. Y para siempre. Ya. O no entrás nunca más a este Laboratorio. Y vos tenés que actuar, Paco. El guión va a estar pronto enseguida.
-¿Algún otro milagro?
-Cada vez que el programador te reparte una baraja luminosa y te animás a jugarla hay un milagro.
-¿Sabés que nunca entendí bien lo que quiere decir esa palabra? Y no te estoy jodiendo. Pero la usan demasiado.
Entonces sintieron golpear en la puerta-garage y Mariana anunció:
-Les traje a Ojos, coboy. Yo tengo que llevar al Pato a la Asociación Cristiana y vuelvo. Mirá que dentro de un rato empieza el corso de Gorlero y lo va a cubrir J.R. No vayan a perderse a las gatúbelas.
Y cuando Lucía hizo avanzar su bastón recortada en la tarde color jacarandá Paco también se descalzó, asustado.
46 / CORSO
Federica llegó con el móvil a Gorlero y encontró enseguida a Franco, que usaba un traje blanco y celeste a rayas mucho más parecido al de un novio reposteril que al de un gramillero lubolo.
-Vengo a ofrecerte una exclusiva antes que largue el corso -hizo firuletear la galera entre el hormiguerío turístico de la plaza de los artesanos el gnomo.
-Pero por favor -se acomodó los auriculares tratando de que el viento no le desabombara el peinado la mujer inestabilísimamente patizamba. -Si a mí después de la fantasmada del otro día ya no me servís ni para enfriarme la sopa.
-Tengo noticias. Leonardo va a abrir un pub multimedia en la Casa de Naná. Y yo nací para espía.
Y de golpe apareció Rigoletto en el monitor televisivo fingiendo un entusiasmo de enviado especial al sambódromo:
-Queremos contagiarnos de la alegría yorugua, Federica.
-Esto es increíble, J.R. -le arrancó el bastón-chupetín al hombrecito la productora. -Como toda la Punta.
-¿Y qué me puede decir de un carnaval que se conserva verdaderamente afro ese ícono colonial que tenés al lado?
-Yo lo único que no me canso de repetir es que en la Punta el set lo ponemos nosotros pero el jet lo ponen ustedes, papá -se alisó el bigote de gángster de película bogartiana Franco.
-Gracias, pero no te olvides que siempre fuimos y seremos un mismo pueblo. Mirá: te pongo en línea al Rey, que los está siguiendo desde el country.
-Dale. Salud, majestad.
-Majestad jubilada -se ajustó un quimono estampado con guirnaldas que espejaban la fuente central de la piscina Johnny. -Decime: ¿los yoruguas tienen algún método para inventar frases inteligentes desde la escuela o yo me emboco una a cada rato?
-De embocarte una a cada rato no te vas a jubilar nunca, geisha queen -comentó Rigoletto fuera de cámara.
-Yo lo que le quisiera pedir a Federica es que me consiga discos del santo -formó una especie de ñoqui con la trompa el Rey. -El que quiere salirle de telonero a Dios sin condones culturales. ¿Grabó discos?
-Dos y medio -se le transfiguraron el servilismo y la frivolidad a Franco en una adoración de humedad lastimante. -Cuando quieras te llevo los CD y vas a ver que aquí también tenemos jets.
-¿Y cómo se llama el man?
-Leonardo Regusci.
-¿Pero el otro día en el Conrad no anunciaste la salida del tercer disco de Leonardo Regusci, Federica?
-Entendiste mal, precioso -se puso la galera para soplarle un beso a Johnny la mujer ajirafada.
47 / MIEDO
Zen empezaba la licencia el sábado y trajo a Juana, que tenía vacaciones en Secundaria hasta fin de carnaval. Mariana le repartió al grupo las fotocopias del primer cuadrante del guión y Leonardo leyó en voz alta:
La acción transcurre en dos niveles espaciales: una base escénica donde hay una mesa y un escenario más alto con una pantalla. Luz tenue. Alfredo sentado en la mesa, de espaldas al escenario. Quimono negro y ojotas, despeinado, tomando mate y fumando. Una botella de whisky, dos vasos, tres ceniceros y tres cajas de cigarrillos. En una punta del escenario Guitarra Negra alisa un traje oscuro, una camisa y una corbata que cuelgan de un perchero. Está pintarrajeada y vestida de negro, con detalles plateados. Guitarra Blanca está en el otro rincón, en posición fetal y vestida con una especie de camisón entulado, tableado y volador. En el escenario hay un espejo y un cajón lleno de tomates, uno de ellos pinchado con agujas enhebradas. En el fondo hay una cama destendida, con una guitarra encima y unos zapatos debajo. Desde el principio, viene sonando Barrio Sur.
Alfredo (como mirando por una ventana): Hay un viento que viene del mar. Dónde irá.
Guitarra Negra (bajando del escenario y olfateando): Resaca.
Alfredo: Madre.
Guitarra Negra: Madre tu madrina.
Alfredo: Por los médanos blancos, sin decir nada, se fue mi padre.
Negra (escupe): Pa. El atardecer te puso blandito. Ya se viene otra noche con gusto a cenicero.
Alfredo: Dice mi padre que el sol brillará sobre el pueblo que sueña.
Blanca (canta con la mirada duplicada en la pantalla): Por favor no te sigas muriendo.
Alfredo: Es la muer / es la muerte que ya vendrá / galopan / galopando en la oscuridad / por el mar / por el mar aparecerá / ya soy vie / ya soy viejo y sé que vendrá.
Blanca le agarra una mano a Alfredo en la pantalla y se la pone sobre su vientre.
Negra: Vení a bailar conmigo, flaco.
Alfredo (parándose para recoger el tomate agujado): Vos andate a la mierda.
Negra (mientras suena la última estrofa de El violín de Becho): Y si no estoy yo quién te creés que te va a sacar a cantar mañana.
Durante el riff de la canción Alfredo sube al escenario con un vaso de whisky y levanta llorando el tomate agujado. Blanca se acerca a reconocerle la cara con las manos.
Negra: Ya empezaste a moquear. Terminala con ese tomate podrido.
Alfredo baja, se sienta y sigue fumando y tomando. La Negra se sirve y pasea entre el público, con la mirada agigantada en la pantalla.
Negra (señalando a la gente): Y ustedes también están muertos de miedo como este coso. ¿No?
Blanca besa el tomate agujado en la pantalla.
Negra (acercándose a Alfredo y sacudiendo la mesa): ¿No te acordás que tenés un pueblo en la garganta, carajo?
48 / FIAR
-Permiso -se le cayó la gorra a Franco cuando empujó la puerta-garage entreabierta del galpón. -¿Y esta bomba, muchachos?
Leonardo enderezó las hojas recién leídas y dijo:
-¿Qué hacés, gatúbelo?
-¿Vos sabés que la nota que me hicieron en Gorlero la vieron en quince países? Todavía me siguen llegando mails.
-Y Capaz que los Curotto te pueden mandar a buscar a Madrid para que lo consueles a Senequilla con un buen choto uruguayo -ladró Juana. -O le juegues pingpones tanáticos a Maldito Rodríguez y lo convenzas que en la plaza de la Torre los gusanos no saben comer almas.
-Tranquila, flaca. Mejor me voy contigo a Buzios a currar japoneses -le señaló las fotocopias el gnomo a Paco. -¿Sabés que podés dar un Alfredo infernal, milico? Me encantó lo que oí.
-¿Vos sos el hijo del pintor del Taller Torres-García que vivía en San Carlos? -sonrió incontaminadamente Ojos de Plata.
-No me digas que vos sos la hermanita de Horacio.
-Ya tengo dieciocho.
-El otro día vi un mural precioso del Mono en Gorlero.
-A mí me va a pintar uno en el fondo porque el dueño está afín -puso cara de puta en acción Mariana. -¿Así que te gustó el guión de Miss Punta Ballena?
-¿Es todo tuyo, mamita?
-La idea fue del Flaco Jefe. Pero el primer cuadrante me llovió salado y a fin de semana ya les entrego el borrador completo. ¿Y usted qué opina, maestro Zen?
-Que hay que empezar a pasar la letra ahora mismo y hacer tomas mañana mismo. ¿Esa canción que aparece como tartamudeada es de Alfredo?
-No. Es un pedazo de Santa María de Iquique, una cantata de los Quilapayún que se pasaba escuchando mi abuela. ¿Por qué no le mostrás las instalaciones del Laboratorio a nuestro representante internacional?
Entonces el cineasta se bajó los lentes-moscón y guió a Franco hasta el cuarto recién repintado de Leonardo, donde acababan de agregar dos cuchetas y otra computadora:
-En un mes Paco pone en forma el baño para que lo habilite la Intendencia y arrancamos con el Odín artiguista.
-Genial. Los porteños se mueren cuando vean esto. A mí me tienen podrido preguntándome por qué no se hace algo en serio con Zitarrosa en este país. Los giles siguen creyendo que acá hay cultura en serio.
-Mirá que no se van a morir nada más que los porteños -los esperaba en el galpón la negra, sosteniendo el 38 de Paco con aparatosidad televisiva. -A ver, Judas: volvé a mandarte el verso de que el otro día te fié el Negro.
Y el gramillero lubolo pegó una agachada de rana tan perfecta para esconderse atrás de Zen que la gorra le tapó la cara y hasta Mariana tuvo que reírse.
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