miércoles

ARNALDO GOMENSORO / EXCLUSIVO


APUNTES PARA UNA POSIBLE
REVOLUCIÓN COPERNICANA EN PSICOTERAPIA.
PSICOTERAPIA DE PAREJA Y SEXOTERAPIA


SEXTA ENTREGA

El “exitismo” como futuro tóxico

Hoy por hoy están proliferando, como los hongos después de la lluvia, los predicadores del triunfalismo económico y empresarial, respaldado en pseudociencias y en pseudofilosofías que pretenden, en el estilo de los libros de autoayuda, convertir a cada ser humano en un “self made man”.

Esta ciencia y esta filosofía, típicamente americana, trasladó la mística del conquistador y el colonizador del “far west” al super empresario y al super operador financiero de Wall Street. Y quiere convencernos de que todos (y cualquiera) pueden llegar a ser un Rockefeller con sólo proponérselo decididamente.

El auge mundial del neoliberalismo económico universalizó esta visión triunfalista y pretendió, a través del marketing y de la planificación estratégica, aportar los recursos para hacer de cada ciudadano un empresario exitoso.

Pero es obvio que, en la realidad, ese espejismo del éxito al alcance de todos sólo estará al alcance (y si se cumplen miles de condiciones) de un número limitadísimo de seres humanos que lograrán pasar a integrar “el club de los ganadores”, al precio de los millones de “perdedores”, pauperizados e inmolados por lo que Luis Pérez Aguirre llamaba “el genocidio económico”.

Pero aclaremos: nosotros también hemos insistido en la necesidad de reconocer el significado de las tres E (la eficacia, la eficiencia y la efectividad) como clave del éxito posible en cualquier emprendimiento, no sólo comercial o industrial, sino cultural en el más amplio sentido (logros a nivel social, educativo, de salud, de arte, de deportes, etc.: todos los etc. que se nos ocurran). Y de ahí nuestra insistencia, en cualquier emprendimiento, en constatar “si las condiciones están dadas” (y, en caso contrario, en la necesidad imprescindible de ponernos a la tarea de crearlas).

Pero no olvidemos que cualquier cultivo práctico del “saber instrumental” debe ser subsidiario del imperativo irrenunciable de ponerlo al servicio del “saber de orientación”, de orientación ética. Y no podemos ignorar que el neoliberalismo económico, político y filosófico, con su exaltación de la competencia como clave de las dinámicas de mercado, nos entrega, atados de pies y manos, al más salvaje darwinismo económico, social y político.

El espejismo de los futuros concebidos en base al modelo de los éxitos fulgurantes de los ídolos populares

Este espejismo, como uno de los futuros tóxicos más universalizados, afecta, sobre todo, a los estamentos adolescentes y juveniles de ambos sexos y abarca el mundo entero, incidiendo “patológicamente” tanto en Nueva York como en Tokio, tanto en París como en Montevideo, y tanto en la suntuaria rambla de Copacabana como en las miserables favelas de Río de Janeiro.

Simplificando quizá demasiado podríamos decir que este espejismo se expresa prioritariamente en el lugar que pasan a ocupar las diversiones y los entretenimientos multitudinarios en la vida y en las expectativas de la gente joven. Pensemos hasta donde “la movida joven” es inseparable del culto idolátrico de jóvenes y jovencitas a los personajes que protagonizan los festivales musicales (desde el rock hasta la cumbia villera), los eventos deportivos y sus “barras bravas”, los programas “chatarra” de la televisión, saturados de teleteatro y de chismografía de la farándula. A lo que hay que agregar la promoción mercantil de un estilo juvenil de “entretenimiento” y “uso del tiempo libre” montado sobre el consumo abusivo del alcohol, de las drogas y de la más irresponsable práctica promiscua del erotismo y del sexo (antes reducida a la “fiebre del sábado a la noche” y ahora convertida en dieta casi cotidiana del llamado, por los mismos jóvenes “curtido de la noche”)

Evidentemente, si Marx viviera entre nosotros, cambiaría su frase famosa de “la religión como opio del pueblo” por la más actual de “la diversión como opio del pueblo”. En efecto, el slogan romano de “pan y circo” ha cobrado mucha mayor vigencia con el desarrollo, casi al infinito, de las diversas tecnologías, preferentemente las de la comunicación, que, hoy por hoy, hacen posible disminuir permanentemente la ración de pan si logramos aumentar permanentemente la ración de circo.

Hasta aquí la enumeración no exhaustiva de algunos de los “futuros tóxicos” que constituyen el cuadro “nosológico” que tendrá que tener en cuenta quien aspire a manejar fecundamente el concepto de diagnóstico prospectivo que venimos desarrollando. Intentemos, ahora, realizar una síntesis y un resumen, simples pero no por eso menos riguroso, de la concepción que es tema de este ensayo.

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