OCTAVA ENTREGA
CAPÍTULO TERCERO (II)
21
Nadie ha tratado nunca de hacer que una maquinaria bélica parezca bella. El más hermoso general de un país nunca tuvo mejor aspecto que el más rústico de sus herreros.
22
La tiranía de las supercherías del sacerdocio comenzó como una tiranía exclusiva del conocimiento. Desde el principio, la vida dependía, para regirse, de las observaciones a que llegaban los que ocupaban sus pocas horas de ocio en establecer cuidadosamente los movimientos de los cuerpos celestiales. Fuera rico o haragán, el hombre estaba obligado a capitalizar esa ventaja, para hacer que sus subordinados intelectuales estuvieran tan sujetos a él como lo estaba él mismo con respecto a sus superiores en el mundo material.
23
Mientras no se perturbe a los dioses en sus templos, no seremos molestados en nuestros hogares.
24
Cuando se desarrolló la guerra de Troya a causa de ella, Helena no era más que una mujer. Las crónicas de esa guerra, que fueron escritas mucho tiempo después que finalizara, la elevaron a la categoría de diosa.
25
En sus ensayos sobre Teseo, Plutarco declara que descubre en esas historias, más que poesía, la mejor guía en el camino de lo que él considera la verdad. Naturalmente, la verdad histórica es lo que Plutarco tuvo en su mente, pues de ella se ocupó durante toda su vida; y si la humedad, como el hombre, necesita cierta humedad en la atmósfera para desarrollarse, no se podría pensar en mejor ambiente para ella que el atesorar los mejores recuerdos de las experiencias de la raza. Pero ¿abandona realmente Plutarco la guía de los instintos, que constituye la esencia de la concepción puramente poética que parece desdeñar, para depender exclusivamente de los hechos concretos? El secreto de su estilo y su supervivencia en virtud de ello como el más grande historiador de la antigüedad, demuestra elocuentemente lo contrario. Dice de Teseo, por ejemplo, que había nacido fuera de matrimonio y de padres inciertos, pero la biografía consecuente señalando un feliz término medio entre estos extremos no llega a ser ni el retrato de un dios ni de un bastardo, sino de un hombre.
26
En la antigua Grecia se consideraba rico a un hombre de acuerdo con la multitud de sus hijos, los cuales -en nuestro tiempo sólo sirven para empobrecer aún más al que ya lo es.
27
La Revolución Francesa no tuvo paciencia con la religión, pero tampoco la tuvo con la ciencia. Lavoisier, que trató de probar las primeras investigaciones de Priestley sobre la importancia del oxígeno, fue decapitado por la Revolución, que “no tenía necesidad de químicos”. La ciencia no parece ocupar un lugar preeminente para los dirigentes del Estado que sólo piden de ella las investigaciones que tiendan a reforzar su maquinaria bélica.
28
De las anotaciones de Montaigne: “El señor de Fraguet, teniente de la compañía bajo las órdenes del mariscal de Chatillon, fue colocado por éste en el gobierno de Fuenterrabía, en lugar de monsieur de Lude, y habiéndose rendido a los españoles, fue condenado a la degradación de todos los honores y títulos nobiliarios. Se le declaró innoble, así como a sus descendientes, sujetos a impuestos e incapaces para siempre de llevar armas. Esta severa sentencia fue debidamente ejecutada en Lyon”. Durante el feudalismo, un acto de cobardía conducía a quedar sujeto a impuestos. En nuestra democracia, lo degradamos a este nivel sólo cuando ha demostrado inclinación a ganar más dinero del que puede gastar.
29
El amor al bienestar y el amor al saber son las dos fuerzas que mueven la tierra, y lo que se da a uno debe quitársele siempre al otro.
30
Voltaire era Francia que hacía una profunda y larga aspiración del aire inglés de libertad intelectual.
31
Voltaire nunca se cansaba de decir a su pueblo cuánto amaba la valentía con que pensaban los ingleses, y dejaba que adivinaran por sí mismos que sólo debían atreverse a pensar para merecer la misma distinción, ya que la valentía es un atributo tan natural del pensamiento como el pensamiento es un atributo natural de la libertad.
32
Los chinos que (en Libro de las Permutaciones publicado alrededor de 1100 a. de C.) dividieron los números en pares e impares, introdujeron en la aritmética un elemento de sexo que todavía debe ser elaborado.
33
Stendhal se preguntaba cómo hacía un francés para no pensar como todos los demás. Si notara lo poco que un francés piensa, se sentiría seguramente muy decepcionado.
34
Si Francia encuentra alguna vez a la Alemania de Bismarck en el punto en que Rusia encontró a la Alemania de Federico, será conveniente recordarle el acuerdo habido en el siglo XVII entre el parlamento inglés y los nobles escoceses por la cabeza de Carlos I. La cabeza de Bismarck no será tan buena, pero Europa pagará con satisfacción mucho más por ella.
35
La mente del hombre socialista falla en comprender que la distribución desigual del bienestar, poder y conocimientos son esenciales en una comunidad para ejercitar continuamente sentimientos tales como piedad, compasión, generosidad y protección, que constituyeron los ingredientes de la única civilización que ha persistido entre los hombres.
36
Es curioso, pero no por eso menos real, que hay más claridad solar en los cuadros de paisaje de la escuela inglesa (ejecutados en una tierra nebulosa y triste) que en todas las pinturas que se descubren en la soleada Italia. Probablemente lo mismo que ha impedido que el sol aparezca en las pinturas italianas es lo que traba toda la lógica en sus raciocinios.
37
No es el bienestar lo que arroja a la gente al abismo artísticamente, sino más bien el método mediante el cual se acumula el bienestar.
38
La tragedia real del hombre en la historia aconteció quizás, no cuando el hombre descubrió que él y su compañera estaban desnudos, sino cuando se dio cuenta por primera vez que era necesario evadirse de su propia persona para ofrecer veneración a una deidad. No supo que había sido echado del Jardín del Edén hasta que se vio fuera de sus puertas.
39
Sólo se puede observar con asombro los pies de las estatuas griegas. Es difícil creer que con tales pies un pueblo puede haberse permitido aún la interferencia de las sandalias, o arriesgarse a caminar bajo un sol tan fuerte. Si nosotros tuviéramos esos pies, probablemente los hubiéramos arruinado curándolos.
40
Entre todos los sueños del mundo moderno, el de los pacifistas es el más necio y tan cercano a la sinceridad como ella lo está del vicio. Ningún pueblo, excepto el de los judíos, trató de abstenerse de la conquista, y ninguna nación pudo mantenerse unida sin regar continuamente sus raíces con conquistas adicionales. Una nación que ha abandonado sus sueños de conquista, ha renunciado al sueño de vivir. Una nación pacifista es una nación que agoniza, si no está ya seguramente muerta.
CAPÍTULO TERCERO (II)
21
Nadie ha tratado nunca de hacer que una maquinaria bélica parezca bella. El más hermoso general de un país nunca tuvo mejor aspecto que el más rústico de sus herreros.
22
La tiranía de las supercherías del sacerdocio comenzó como una tiranía exclusiva del conocimiento. Desde el principio, la vida dependía, para regirse, de las observaciones a que llegaban los que ocupaban sus pocas horas de ocio en establecer cuidadosamente los movimientos de los cuerpos celestiales. Fuera rico o haragán, el hombre estaba obligado a capitalizar esa ventaja, para hacer que sus subordinados intelectuales estuvieran tan sujetos a él como lo estaba él mismo con respecto a sus superiores en el mundo material.
23
Mientras no se perturbe a los dioses en sus templos, no seremos molestados en nuestros hogares.
24
Cuando se desarrolló la guerra de Troya a causa de ella, Helena no era más que una mujer. Las crónicas de esa guerra, que fueron escritas mucho tiempo después que finalizara, la elevaron a la categoría de diosa.
25
En sus ensayos sobre Teseo, Plutarco declara que descubre en esas historias, más que poesía, la mejor guía en el camino de lo que él considera la verdad. Naturalmente, la verdad histórica es lo que Plutarco tuvo en su mente, pues de ella se ocupó durante toda su vida; y si la humedad, como el hombre, necesita cierta humedad en la atmósfera para desarrollarse, no se podría pensar en mejor ambiente para ella que el atesorar los mejores recuerdos de las experiencias de la raza. Pero ¿abandona realmente Plutarco la guía de los instintos, que constituye la esencia de la concepción puramente poética que parece desdeñar, para depender exclusivamente de los hechos concretos? El secreto de su estilo y su supervivencia en virtud de ello como el más grande historiador de la antigüedad, demuestra elocuentemente lo contrario. Dice de Teseo, por ejemplo, que había nacido fuera de matrimonio y de padres inciertos, pero la biografía consecuente señalando un feliz término medio entre estos extremos no llega a ser ni el retrato de un dios ni de un bastardo, sino de un hombre.
26
En la antigua Grecia se consideraba rico a un hombre de acuerdo con la multitud de sus hijos, los cuales -en nuestro tiempo sólo sirven para empobrecer aún más al que ya lo es.
27
La Revolución Francesa no tuvo paciencia con la religión, pero tampoco la tuvo con la ciencia. Lavoisier, que trató de probar las primeras investigaciones de Priestley sobre la importancia del oxígeno, fue decapitado por la Revolución, que “no tenía necesidad de químicos”. La ciencia no parece ocupar un lugar preeminente para los dirigentes del Estado que sólo piden de ella las investigaciones que tiendan a reforzar su maquinaria bélica.
28
De las anotaciones de Montaigne: “El señor de Fraguet, teniente de la compañía bajo las órdenes del mariscal de Chatillon, fue colocado por éste en el gobierno de Fuenterrabía, en lugar de monsieur de Lude, y habiéndose rendido a los españoles, fue condenado a la degradación de todos los honores y títulos nobiliarios. Se le declaró innoble, así como a sus descendientes, sujetos a impuestos e incapaces para siempre de llevar armas. Esta severa sentencia fue debidamente ejecutada en Lyon”. Durante el feudalismo, un acto de cobardía conducía a quedar sujeto a impuestos. En nuestra democracia, lo degradamos a este nivel sólo cuando ha demostrado inclinación a ganar más dinero del que puede gastar.
29
El amor al bienestar y el amor al saber son las dos fuerzas que mueven la tierra, y lo que se da a uno debe quitársele siempre al otro.
30
Voltaire era Francia que hacía una profunda y larga aspiración del aire inglés de libertad intelectual.
31
Voltaire nunca se cansaba de decir a su pueblo cuánto amaba la valentía con que pensaban los ingleses, y dejaba que adivinaran por sí mismos que sólo debían atreverse a pensar para merecer la misma distinción, ya que la valentía es un atributo tan natural del pensamiento como el pensamiento es un atributo natural de la libertad.
32
Los chinos que (en Libro de las Permutaciones publicado alrededor de 1100 a. de C.) dividieron los números en pares e impares, introdujeron en la aritmética un elemento de sexo que todavía debe ser elaborado.
33
Stendhal se preguntaba cómo hacía un francés para no pensar como todos los demás. Si notara lo poco que un francés piensa, se sentiría seguramente muy decepcionado.
34
Si Francia encuentra alguna vez a la Alemania de Bismarck en el punto en que Rusia encontró a la Alemania de Federico, será conveniente recordarle el acuerdo habido en el siglo XVII entre el parlamento inglés y los nobles escoceses por la cabeza de Carlos I. La cabeza de Bismarck no será tan buena, pero Europa pagará con satisfacción mucho más por ella.
35
La mente del hombre socialista falla en comprender que la distribución desigual del bienestar, poder y conocimientos son esenciales en una comunidad para ejercitar continuamente sentimientos tales como piedad, compasión, generosidad y protección, que constituyeron los ingredientes de la única civilización que ha persistido entre los hombres.
36
Es curioso, pero no por eso menos real, que hay más claridad solar en los cuadros de paisaje de la escuela inglesa (ejecutados en una tierra nebulosa y triste) que en todas las pinturas que se descubren en la soleada Italia. Probablemente lo mismo que ha impedido que el sol aparezca en las pinturas italianas es lo que traba toda la lógica en sus raciocinios.
37
No es el bienestar lo que arroja a la gente al abismo artísticamente, sino más bien el método mediante el cual se acumula el bienestar.
38
La tragedia real del hombre en la historia aconteció quizás, no cuando el hombre descubrió que él y su compañera estaban desnudos, sino cuando se dio cuenta por primera vez que era necesario evadirse de su propia persona para ofrecer veneración a una deidad. No supo que había sido echado del Jardín del Edén hasta que se vio fuera de sus puertas.
39
Sólo se puede observar con asombro los pies de las estatuas griegas. Es difícil creer que con tales pies un pueblo puede haberse permitido aún la interferencia de las sandalias, o arriesgarse a caminar bajo un sol tan fuerte. Si nosotros tuviéramos esos pies, probablemente los hubiéramos arruinado curándolos.
40
Entre todos los sueños del mundo moderno, el de los pacifistas es el más necio y tan cercano a la sinceridad como ella lo está del vicio. Ningún pueblo, excepto el de los judíos, trató de abstenerse de la conquista, y ninguna nación pudo mantenerse unida sin regar continuamente sus raíces con conquistas adicionales. Una nación que ha abandonado sus sueños de conquista, ha renunciado al sueño de vivir. Una nación pacifista es una nación que agoniza, si no está ya seguramente muerta.
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