“EL OBJETIVO RECIÉN SE LOGRA CUANDO RECONSTRUIMOS
LA FASCINACIÓN DE LA CAVERNA RUPESTRE”
La Diseñadora de Interiores, Semiótica y Escenógrafa uruguaya LOURDES SÁNCHEZ BOO egresó del Instituto GINO MONCALVO en 1992 y ha venido desarrollando múltiples actividades vinculadas a la decoración ambiental.
Dentro de ese tentacular periplo creativo, destacamos su participación en el Primer Coloquio del Color organizado por Pinturas I.N.C.A. y la I. M. M. (1995) y en el Homenaje a Uruguayos en el Exterior realizado por el Grupo Diáspora en el Cabildo de Montevideo (2005), así como la distinción obtenida en el Concurso First Impression de la Embajada Británica (2009).
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LA FASCINACIÓN DE LA CAVERNA RUPESTRE”
La Diseñadora de Interiores, Semiótica y Escenógrafa uruguaya LOURDES SÁNCHEZ BOO egresó del Instituto GINO MONCALVO en 1992 y ha venido desarrollando múltiples actividades vinculadas a la decoración ambiental.
Dentro de ese tentacular periplo creativo, destacamos su participación en el Primer Coloquio del Color organizado por Pinturas I.N.C.A. y la I. M. M. (1995) y en el Homenaje a Uruguayos en el Exterior realizado por el Grupo Diáspora en el Cabildo de Montevideo (2005), así como la distinción obtenida en el Concurso First Impression de la Embajada Británica (2009).
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Tu incorporación a la Escuela de Cineastas del Uruguay enriquece el enfoque específico que le imprime elMontevideano / Laboratorio de Artes a todas sus producciones. ¿En qué momento de tu ya extensa trayectoria te sentiste irreversiblemente multidimediática?
Yo pienso que ese punto de inflexión -o de síntesis- en mi multifacética trayectoria, se produjo en el mismo momento en que Álvaro Moure Clouzet, el Director de la Escuela de Cineastas del Uruguay, me llamó para trabajar con él.
Todo tiene su tiempo en la vida, y sentí que el mío había llegado, porque significaba la incorporación a una empresa y a un equipo donde todos somos partícipes de los emprendimientos de la productora, lo que implica la entrega a una identidad colectiva cargada de una emotividad intangible y una formación académica que se concreta en proyectos y realizaciones concretas.
El involucrarse a fondo en este sueño exige, entonces, comprometerse no sólo con la formación técnica de futuros realizadores, sino con la generación de contenidos responsables de la renovación de una magia ancestral.
En un artículo que publicaste hace menos de un año en la revista brasileño-uruguaya aBrace (Año IV, Nro 9) afirmás, al hablar de las pinturas rupestres, que “el arte se desarrolló en un ambiente mágico, místico, en adoración a lo supremo” y “las manifestaciones de la naturaleza”. ¿No sentís que en la plena posmodernidad de 2010 es el religamiento con ese remoto discurso sacro-simbólico lo que puede explosivizar espiritualmente a las artes?
La nota de la revista está basada en el desarrollo del tema “El Diseño Interior y el Arte”, y comienza con el enfoque científico de las primeras expresiones artísticas humanas, donde la adoración a la naturaleza circundante generaba lo que podríamos llamar la “expresión artística primordial”.
Desde su nacimiento, esa emotividad intangible está ligada a nuestros sentidos, nuestra existencia y nuestras memorias (RON y RAM de nuestro instinto e inteligencia) y estoy convencida de que en nuestra contemporaneidad puede ahondarse más fehacientemente que nunca ese rescate incansable y vertiginoso de la sutileza cotidiana, conjuntando las distintas manifestaciones artísticas en un entramado y una dialéctica simbólica de validez universal.
¿Cómo vivís ese ambiente color in illo tempore que la Escuela de Cineastas del Uruguay irradia ya desde sus comienzos?
En la gama del magenta al blanco: halo de energía positiva, maravillosa y contagiosa. Color mágico de la creatividad y la buena onda.
¿Qué es lo que más te importa a la hora de diseñar de una escenografía?
Lo que me interesa primariamente es la lectura del tiempo histórico del guión, que nos marcará la impronta de las locaciones, el vestuario, la iluminación y los otros elementos utilitarios y decorativos explorados al máximo en todos sus detalles.
Pero el círculo concéntrico central que nos importa más en una historia es su esencialidad física y emotiva. Porque si no trabajamos para profundizar la verticalidad de los arquetipos, nos podemos quedar con un escenario nada más que pintoresquista.
Para citar a Saura, te diría que el objetivo recién se logra cuando reconstruimos la fascinación de la caverna rupestre.
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