viernes

JESÚS DE PUNTA DEL ESTE (¿TE MOLESTA MI AMOR?)

una blognovela de
HUGO GIOVANETTI VIOLA
adaptada para el cine por
ÁLVARO MOURE CLOUZET


PRIMERA ENTREGA

1 / SET Y JET

Leonardo Regusci encontró a la dueña del quilombo tomando mate frente al televisor y se abrazaron como parientes que necesitan frotarse hace tiempo.
-Pero qué lindas te quedan las rastas -peinó el travesti vestido con un camisón floreado al muchacho chueco y alto. -Acabo de ver a tu productora anunciando la salida del disco para marzo.
-La joda es que no tengo ganas ni de terminar de grabarlo.
-Qué pasó.
-Me da fobia el estudio: parece una caverna lunar. En Montevideo hay menos Espíritu Santo que en Wall Street.
-¿Y acá qué te creés que hay? Mirá lo que colgué al lado de tu Cristo.
-¿Y esta quién es?
-Soy yo. A los veinte años. Nunca te conté que me casé de blanco y todo. Duramos un mes. Pero hoy me sentía tan muerta que precisé colgarlo.
La reverberación rubia del muchacho se alargó como la de un santo del Greco antes de sentarse y aceptar un mate:
-Vos ya naciste condenada a buscar nada más que el puro amor, Naná.
-¿Ahora al diablo le dicen el puro amor?
-¿Quién más apareció en la comparsa del Conrad?
-Lanzaron el programa En trozos en la Punta. Lo van a dirigir J.R. y la Cadáver. Y dijeron que el Rey compró un country para dar fiestas nudistas.
-Federica no tendría que haber anunciado la salida del disco.
-Te va a ir bien.
-Pero no aguanto más. Vos podrás andar muy jodida pero yo hace un año me vi muerto de verdad desde el techo de un quirófano. Y anoche soñé que me quedaba poco tiempo para terminar de armar el Laboratorio de Artes.
-¿No soñaste si tenés algún otro aneurisma que no te hayan descubierto en la operación? -trató de reírse Naná.
-Capaz que no lo vieron.
-No jodas más, bebé. Seguís armando el Laboratorio, terminás bien el disco y empezás con la Purificación. ¿Vivís delirando con eso desde que ibas al liceo y ahora que te empiezan a salir las cosas te quejás?
-No te olvides que en la Punta los porteños ponen el jet y nosotros ponemos el set. Franco la tiene clara.
-¿Franco vino contigo?
-Está en el Conrad con Federica. Ahora le dijo que lo iba a nombrar asistente de producción y él todavía le cree y se mea de parado como una gitana.
-Mirá que a ese pitufo vos le debés mucho más de lo que te parece.
-Pero no me tiene fe.
-¿Qué querés almorzar?
-Cualquier cosa que no sea mierda. Así me olvido un rato de Montevideo.

2 / MARIANA Y PABLO

Naná le abrió su escritorio a una negra de cabeza afeitada que traía a un chiquilín pecoso de la mano.
-Hola. Me llamo Mariana Ventura -se colgó un cigarrillo de la trompa bermellón la mujer-muchacha con pinta de modelo aunque demasiado petisa y caderuda. -Y él es Pablo.
-¿De dónde sos?
-De San Carlos. Acabo de alquilar en el Vigía y me pudrí de ser enfermera. Me dijeron que aquí te tratan como la gente. Tengo mucha experiencia. Y no pienso mantener a ningún zángano que se pase apostando en el Conrad.
El travesti usaba peluca y lentes platinados, y les pidió que se sentaran mientras alfileraba a Pablo con una piedad de clasificador de mariposas.
-Él es hijo de un vikingo -dejó que el chiquilín le prendiera el encendedor la negra. -Ahora llevo diez años sin marido. Y no pienso tener nunca más.
-Dios te ayude.
-¿Quién pintó ese Dios? -señaló el cuadro que estaba al lado de la foto de novia de Naná el chiquilín.
-Ese Cristo lo pintó el hijo de una amiga cuando tenía cuatro años.
-¿Dios no es Cristo?
-Bajá un cambio, mijito -empezó a echar el odio por la nariz la mujer montañosamente afeitada. -Salió al padre. El vikingo era místico, también.
-¿Y esa novia tan linda quién es?
-¿Vas a parar de joder a la señora, Pato?
-Soy yo. Hace cuarenta años -se acomodó las alas reverberantes de la peluca la dueña del quilombo.
-Estás divina.
-Bueno: ¿cuándo largamos? -hizo tambalear la silla con brutalidad Mariana Ventura. -Las tarifas las conozco.
-Empezá hoy, si querés. ¿Tenés todos los exámenes?
-Me queda química de sexto. Pero eso no lo piden -carcajeó acomodándose la minifalda de charol la mujer desproporcionada. -Y me olvidé de aclararte que el Negro vale doble. Empecé a bailar en una comparsa cuando todavía iba a la escuela y ni los tamborileros me lo tocaban sin pagarme un caramelo.
-¿Tu amigo el que pintó a Dios vive aquí? -murmuró el chiquilín con un deslumbramiento de cuarzo más húmedo que el cepillo de pelo color tuco.
-Vive en Montevideo, pero hoy anda por aquí. Capaz que lo encontrás en la Plaza del Vigía. Le encanta ir a rezar sentado contra la Torre.
-¿Cómo se llama?
-Leonardo Regusci.
-Bueno, entonces voy a empezar a odiar a Dios sentada allí -aplastó el cigarrillo Mariana Ventura. -Capaz que me descargo al toque, nomás.

3 / LEONARDO Y FRANCO

Leonardo Regusci estaba sentado a lo Buda contra el encalamiento de la Torre y cuando vio estacionar el auto de su productora en la esquina de la plaza se aplastó secamente las rastas botticellianas. El Gol verde arrancó hacia la costa después que un hombrecito con gorra de duende chilló amarihuanadamante:
-Somos famosos, León. No me digas que no viste la conferencia.
-La vio Naná.
-¿Te das cuenta que ahora está todo el mundo esperando que empiecen las fiestas nudistas del Rey y En trozos en la Punta y vos presentes el disco en el Conrad? Puta, mirá el culo de esa negra. Virgen Santa.
Mariana Ventura empezó a bajar por la vereda de enfrente mientras el chiquilín cruzaba a jugar un picado entre el último sol.
-Pa, seguro. Esa mina es la enfermera que tiene enloquecido a todo San Carlos. ¿Sabés cómo le dicen al culo? El Negro.
-Ta, Franco.
-¿Qué te pasa, Ricky Martin? ¿Ya no hablás con la merza? -se despatarró el hombre cuarentón casi enano y de bigotito rubio, tratando de chamuscar unos milímetros de porro. -¿Vos sabés que la Cadáver que labura con JR se quiso matar cuatro veces y no pudo? Era verdad, nomás.
-Y si yo no hago un disco que le saque las ganas de matarse a la gente no hago nada.
-Tranqui, León. Toda esa filosofía de la Garra Celeste la vas poniendo en el blog de los Capitanes y chau. Aquí hay guita. Pero qué Punta Ballena que tiene esa lubola. Y el botija que traía es pelirrojo. Te apuesto a que este alfajor va a empezar a changar en lo de Naná.
Entonces el muchacho con resplandor de El Greco cantó murmurantemente:
-Aquí se está llamando a las criaturas / hoy nos ha entrado una astilla / ya va a venir el día / ponte el cielo / levantemos el corazón.
-Mirá que me debés una porque Federica quería llevarnos ahora mismo a Montevideo para que empezaras a poner el funk.
-El funk no va.
-¿Por qué no va?
-Porque para que los uruguayos entiendan a Herrera y Reissig falta otro siglo, loco. Y no quiero que lo confundan con un pajero.
-¿Pero todavía no lo grabaste y ya te estás cagando en la gente?
-Me parece que Naná quería verte.
-Ta. Y arriba me echás flit. Bueno, okey: yo me quedo esta noche en lo de mi vieja y mañana nos vemos con Federica en el estudio. Levantemos el corazón.
Leonardo Regusci suspiró agarrándose la pelambre hasta que lo sobresaltó una especie de gorjeo iridiscente:
-Me tenés que enseñar a rezar.
Y de golpe distinguió a Pablo Ventura escapándose entre el colorinche del picado.

4 / NANÁ Y FRANCO

-No es que no le tenga fe -se sirvió más whisky Franco. -Pero desde que le operaron el aneurisma no lo entiende ni Cristo.
-A lo mejor el único que lo entiende es Cristo -descolgó la foto de novia la dueña del quilombo.
-Hoy estuvo como el orto. No puede ser que te deje plantado de golpe en el Conrad por más que odie el glamour. ¿Vos sabés lo que es que te anuncien la salida de un disco al lado del Rey y J.R.?
-¿Y vos sabías que yo me quise matar la misma cantidad de veces que la Cadáver?
-Pero si encontrás algo para vivir vivís, carajo. Tiene que terminar de grabar en un mes y se pasa estudiando a los Capitanes del Vuelo de la Garra Celeste porque dice que está en misión de resucitar al Uruguay. Yo eso ni se lo comenté a Federica porque lo borra de una.
-Lo borra si encuentra otro que componga y cante como él. ¿Qué vendieron en las Olimpíadas los chinos, papito? Belleza. La gente morfa en MacDonald pero quiere lechón.
-¿Ya llegó la lubola?
-Ya llegó y arrasó. La invitaron para dos fiestitas.
-¿Y Leonardo?
-Todavía no volvió. Capaz que se queda a dormir en la plaza. Dicen que Artigas subía a darse baños de luna a la Torre.
-¿Y es verdad que comerle el Negro a la Punta Ballena vale doble?
-Eso dice ella. Aunque vos sabés que después que se cierra la puerta se acaba el mundo.
-Es que ando sin un mango.
-Pero ahora andás con los famosos.
-Al botija lo tiene empilchado como un cheto.
-Ah. Ellas se gastan todo.
-¿Tiene marido?
-No usa.
-¿Y qué quiere?
-Reventar. Como todas.
-¿Pero por qué no la paran un poco con la filosofía, carajo? ¿Nunca van a entender que en estas canchas lo que se cotiza es el lobby?
-Pero lo único que dura es la fe.
Entonces el hombrecito terminó el whisky y le hizo una reverencia al Cristo que colgaba en la pared:
-Los que van a resucitar te saludan, maestro.
Y salió al corredor fluorescente donde retemblaba la cumbiamba y las muchachas discutían precios dejándose manosear un poco.
-Y que digan los muchachos es una buena mujer -cantó Naná guardando en un armario la foto de su casamiento.

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