TAN AMIGAS
(un guión de trabajo escrito para la Escuela de Cineastas del Uruguay)
Dos mujeres sentadas en un bar. Otra mujer que llega y saluda, mientras se saca el abrigo y la cartera.
Anna: ¿Qué hay, diablas?
Beatriz y Mariel (hablando al mismo tiempo): Todo bien. Bien. ¿Y vos?
Anna: Bien. Pedime lo mismo que están tomando ustedes, Bea.
Mariel: Nos tenés preocupadas. ¿Por qué la urgencia de la reunión?
Anna: Tas impaciente, baby. Les pedí que vinieran porque tengo que hablarles de algo.
Mariel: Vos siempre con todo ese suspenso telenovelesco. Que por teléfono no, que tiene que ser personalmente, y acá estamos “cha cha cha channnn”, a ver qué es lo importante que Anita tiene para contar.
Anna: Y vos siempre la misma ansiosa de mierda, que todo tiene que ser ya y ya y ayer. ¿Cuándo vas a dejar de envidiarme?
Beatriz: Basta, muchachas. Ustedes dos siempre iguales. Si no fuera porque somos amigas hace más de veinte años, diría que se detestan.
Anna: Estoy embarazada.
Mariel: Lo que estás es mal de la cabeza, mi amor. Ya tenés cuarenta y seis.
Anna (sirviéndose de una botella): Tengo tres meses de embarazo.
Mariel (prende un cigarro y tose): No me jodás, tarada. Dale. ¿Para qué nos llamaste?
Anna (le agarra la mano): Mariel, ESTOY EMBARAZADA. ESTOY ESPERANDO UN HIJO, ¿qué parte no te va?
Beatriz (agarrándose la cara): Pero Anna, ¿cómo? Digo: ¿de quién?
Anna: No estoy segura. Y no me interesa.
Mariel: Te dije que ese era un sorete de mierda ¿Cómo te pudo cagar así? Te preñó y se rajó.
Anna: ¿Y vos tenés la bola de cristal? ¿Cómo podés saber si es de Maxi?
Mariel: ¿Qué querés decir? ¿Que te estabas garchando a más de uno al mismo tiempo?
Anna: Y si así fuera, ¿qué? No todas somos castas doncellitas como vos. A algunas nos llegó el momento de coger sin amor.
Mariel: Siempre fuiste un poco alzadita, nena. ¿Pero esto? Ahora hacete cargo.
Anna: Claro que me hago cargo. Es más, te diría que estoy desorientadamente feliz.
Beatriz: Mariel, Anna tiene razón. Dejala en paz. Ahora tiene que serenarse y pensar tranquila qué va a hacer.
Anna: ¿Pensar? Ni en pedo me lo saco. Es mi primer hijo. QUIERO ser mamá.
Mariel: Si me hubieras hecho caso cuando te decía que estabas loqueando demasiado. Que recapacitaras y volvieras con Daniel, que era un buen hombre.
Anna: Sí, el ESTÉRIL BUEN HOMBRE. ¿Y vos quién sos? ¿El enemigo? Y yo no loqueaba por ahí. Festejaba mi divorcio. Si vos aguantás a Luis y no te dan los ovarios para dejarlo, es tu problema.
Mariel: Mirá vos. Y de regalo en el festejo del divorcio, un pendejo sin padre en la panza.
Anna (aplaude): Vos sí que sos una jodona bárbara, veinte años jugando a la ama de casa y mamá ejemplar, mientras las guampas son como las raíces de la tinta que te hacés: te crecen de a dos centímetros por mes. Y las tapás y vuelven a crecer, y las tapás y vuelven a crecer, ¿verdad Mariel?
Beatriz: Muchachas, bajen un cambio. Esto se esté yendo al carajo.
Mariel: ¿Vos te das cuenta que a los cuarenta y seis podés parir al jorobado de Notre-Dame? Dejá de fantasear, por Dios. Y lo que dijiste fue muy bajo, ¿sabés? Voy a hacer de cuenta que no lo escuché.
Anna: Bajas son otras cosas. Por ejemplo que no logres dominar tu enojo conmigo. ¿No tendrás algún enamoramiento, Mariel? ¿No volcarás en mí alguna especie de sentimiento lésbico frustrado, baby?
Le tira un besito.
Mariel: Yo he sido feliz todo este tiempo, pese a todo. ¿Y vos, Anna?
Anna: Yo no SIMULO estar siempre bien.
Beatriz (mirando alrededor): Muchachas, vamos, nos miran de todos lados.
Mariel (levantándose): No te preocupes, Bea. Ya se me hizo tarde. Esta guampuda ama a tres hijos y un marido que la están esperando en casa. Nos vemos.
Anna y Beatriz quedan sentadas mirando cómo Mariel se dirije a la puerta. Mariel se seca la cara mientras camina hacia la salida.
(un guión de trabajo escrito para la Escuela de Cineastas del Uruguay)
Dos mujeres sentadas en un bar. Otra mujer que llega y saluda, mientras se saca el abrigo y la cartera.
Anna: ¿Qué hay, diablas?
Beatriz y Mariel (hablando al mismo tiempo): Todo bien. Bien. ¿Y vos?
Anna: Bien. Pedime lo mismo que están tomando ustedes, Bea.
Mariel: Nos tenés preocupadas. ¿Por qué la urgencia de la reunión?
Anna: Tas impaciente, baby. Les pedí que vinieran porque tengo que hablarles de algo.
Mariel: Vos siempre con todo ese suspenso telenovelesco. Que por teléfono no, que tiene que ser personalmente, y acá estamos “cha cha cha channnn”, a ver qué es lo importante que Anita tiene para contar.
Anna: Y vos siempre la misma ansiosa de mierda, que todo tiene que ser ya y ya y ayer. ¿Cuándo vas a dejar de envidiarme?
Beatriz: Basta, muchachas. Ustedes dos siempre iguales. Si no fuera porque somos amigas hace más de veinte años, diría que se detestan.
Anna: Estoy embarazada.
Mariel: Lo que estás es mal de la cabeza, mi amor. Ya tenés cuarenta y seis.
Anna (sirviéndose de una botella): Tengo tres meses de embarazo.
Mariel (prende un cigarro y tose): No me jodás, tarada. Dale. ¿Para qué nos llamaste?
Anna (le agarra la mano): Mariel, ESTOY EMBARAZADA. ESTOY ESPERANDO UN HIJO, ¿qué parte no te va?
Beatriz (agarrándose la cara): Pero Anna, ¿cómo? Digo: ¿de quién?
Anna: No estoy segura. Y no me interesa.
Mariel: Te dije que ese era un sorete de mierda ¿Cómo te pudo cagar así? Te preñó y se rajó.
Anna: ¿Y vos tenés la bola de cristal? ¿Cómo podés saber si es de Maxi?
Mariel: ¿Qué querés decir? ¿Que te estabas garchando a más de uno al mismo tiempo?
Anna: Y si así fuera, ¿qué? No todas somos castas doncellitas como vos. A algunas nos llegó el momento de coger sin amor.
Mariel: Siempre fuiste un poco alzadita, nena. ¿Pero esto? Ahora hacete cargo.
Anna: Claro que me hago cargo. Es más, te diría que estoy desorientadamente feliz.
Beatriz: Mariel, Anna tiene razón. Dejala en paz. Ahora tiene que serenarse y pensar tranquila qué va a hacer.
Anna: ¿Pensar? Ni en pedo me lo saco. Es mi primer hijo. QUIERO ser mamá.
Mariel: Si me hubieras hecho caso cuando te decía que estabas loqueando demasiado. Que recapacitaras y volvieras con Daniel, que era un buen hombre.
Anna: Sí, el ESTÉRIL BUEN HOMBRE. ¿Y vos quién sos? ¿El enemigo? Y yo no loqueaba por ahí. Festejaba mi divorcio. Si vos aguantás a Luis y no te dan los ovarios para dejarlo, es tu problema.
Mariel: Mirá vos. Y de regalo en el festejo del divorcio, un pendejo sin padre en la panza.
Anna (aplaude): Vos sí que sos una jodona bárbara, veinte años jugando a la ama de casa y mamá ejemplar, mientras las guampas son como las raíces de la tinta que te hacés: te crecen de a dos centímetros por mes. Y las tapás y vuelven a crecer, y las tapás y vuelven a crecer, ¿verdad Mariel?
Beatriz: Muchachas, bajen un cambio. Esto se esté yendo al carajo.
Mariel: ¿Vos te das cuenta que a los cuarenta y seis podés parir al jorobado de Notre-Dame? Dejá de fantasear, por Dios. Y lo que dijiste fue muy bajo, ¿sabés? Voy a hacer de cuenta que no lo escuché.
Anna: Bajas son otras cosas. Por ejemplo que no logres dominar tu enojo conmigo. ¿No tendrás algún enamoramiento, Mariel? ¿No volcarás en mí alguna especie de sentimiento lésbico frustrado, baby?
Le tira un besito.
Mariel: Yo he sido feliz todo este tiempo, pese a todo. ¿Y vos, Anna?
Anna: Yo no SIMULO estar siempre bien.
Beatriz (mirando alrededor): Muchachas, vamos, nos miran de todos lados.
Mariel (levantándose): No te preocupes, Bea. Ya se me hizo tarde. Esta guampuda ama a tres hijos y un marido que la están esperando en casa. Nos vemos.
Anna y Beatriz quedan sentadas mirando cómo Mariel se dirije a la puerta. Mariel se seca la cara mientras camina hacia la salida.
2 comentarios:
Holaaa !!
esta muy bueno este guion pero muy bueno !! !
abrazo
Gracias Matías.
Un abrazo.
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